Capítulo XXVI

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Ese mismo día la decisión fue tomada, ver esas fotos, ver a Guillermo con alguien más que no fuera él le cabreaba bastante, ¿cómo era posible que en tan poco tiempo lo olvidara? ¿Era posible?  ¿Realmente Guillermo lo había olvidado? Variedad infinita de preguntas cruzaban constantemente por la mente de Samuel, ¿cómo era posible? ¡Vaya! Como no pensar tanto en esa pregunta, pues el chico estaba destrozado, los días vividos con ese lindo chico de pequeños ojos lo había atrapado en una burbuja, una burbuja donde solo estaban ellos dos... y ahora resulta que Guillermo estaba con otro chico, ¡dios, ¿Cómo podía estar con Rubén?!... Samuel pensaba y pensaba en la situación y realmente no creía que fuera lo mejor, pero como saberlo sin antes luchar... no importaba nada, él haría lo posible por lograr un mínimo acercamiento, él solo quería tener unos minutos para poder hablar con Guillermo, poder contarle todo, eso era lo que más ansiaba, no pedía más, sólo unos minutos a su lado, por lo menos para poder despedirse aunque eso ultimo lo destrozara por dentro. Tal vez él chico se estaba dando por vencido... Tal vez aplicaría la frase de "si lo amas realmente, déjalo ir"... Después de todo él había creado todo esto...
Más tarde, después de haber llamado al aeropuerto y reservar un vuelo que saldría en las próximas horas, él chico por fin salió de su despacho con la intención de ver a su hija, los últimos días se la había pasado en ese lugar lamentándose e intentando trabajar en próximos proyectos, pero como trabajaría si su mente estaba más concentrada en Guillermo que en su propio trabajo, con decir que Mónica se había encargado de ir por Ella al colegio. Samuel camino hasta las escaleras y las subió, al lado derecho de estas un pasillo con varias puertas se encontraba, justo al final la puerta del cuarto de la pequeña se dejaba ver. Sabía que al cruzar esa puerta, preguntas por parte de su hija se harían presentes, en las últimas semanas Kylie siempre había estado junto a Ella para recibirla del colegio, acompañarla a merendar u otras cosas, pero hoy no había sucedido eso y la pequeña preguntaría. Samuel tomó el pomo de la puerta y lo giró.
-Ella, cariño. -Dijo entrando, observó la habitación con detenimientos las sabanas moradas de la cama se encontraban perfectamente acomodadas, la estantería de juguetes que aguardaba en una de las esquinas portaba la mochila de la pequeña lo cual significaba que había llegado, pero al parecer no sé encontraba en su habitación. Por última opción se acercó a la puerta del baño y dio tres toques, no recibió ninguna palabra por respuesta. Salió de la habitación y caminó hacia el comedor, encontrándose a Sarah parada justo delante de la pequeña que reposaba sentada en un banco junto a la barra.
- Hola cariño. - Se acercó a la pequeña y le dio un beso en la frente, el chico le dedicó una pequeña curvatura en sus labios a Sarah a manera de saludo. La mujer le devolvió el gesto y salió del lugar -¿Que tal estuvo el colegio?-pregunto mientras acercaba un banco para sentarse.
-Hi daddy. - Ella observaba fijamente su plato, como si estuviera meditando algo - ¿Por qué mamá no ha venido?- preguntó mirando a su padre directo a los ojos. Él sabía que esta pregunta sería formulada y dicha por su hija, pero nunca imagino que ver los ojos tristes, le borraran la respuesta que había formulado uno minutos atrás.
-Cariño... mamá - se quedó pensando que podría decirle, sabía que las mentiras son malas, cuantas veces no le habría dicho a su propia hija que no hiciera tal acto, pero era bastante obvio que esa mentira no dolería como la verdadera razón.
- Ella, tu mamá tuvo un asunto de trabajo muy importante. - Dijo finalmente - Estará fuera muchos días. - concluyó con esto. La niña lo miraba atenta, como intentando descifrar un código, hasta que quitó su mirada de sobre su padre y la dirigió al vaso de jugo que tenía delante. A pesar de ser una pequeña niña era bastante inteligente, pero la respuesta de su padre la había convencido, tal vez su madre no tuvo oportunidad de despedirse...

●●●

Mientras tanto en la librería de Ruth, todo había terminado, había sido perfecto, muchísima gente había asistido al evento, Guillermo nunca se había imaginado que todas esas personas lo siguieran de algún modo, los abrazos, las lindas palabras, los regalos, todo era como un sueño. Mía se sentía orgullosa, el evento que con tanto esmero había planeado había salido perfecto, tanto como el chico y las personas la habían pasado bien.
-Y bien, eso fue todo, ¿cómo te sientes?-preguntó Mía
-Muy, muy, muy feliz. Creo que no existe persona más feliz que yo en este momento. -
-Pues te llevaremos a comer, para que te sientas más feliz aun. - A Guillermo se le iluminó la mirada.
-Eso sería estupendo. -
Después de dejar todo como antes, y despedirse de Ruth, Mía y Guillermo salieron del local hacia el auto de la chica, Rubén que tenía ya tiempo fuera de dicho lugar, se encontraba junto al auto con el móvil en sus manos. Los dos se acercaron a donde estaba el chico y este guardo el móvil en el bolsillo de su pantalón. Todos subieron al auto, el chico de ojos verdes iba al volante, Mía junto a él, quien se encontraba sumergida en su móvil y por ultimo Guillermo que estaba en la parte trasera del auto.
-Listo Guillermo. - Dijo Rubén mientras sostenía el cinturón de seguridad. Todos hicieron lo mismo y después de eso el vehículo fue encendido. La chica dejo de lado el aparato, le dio indicaciones para llegar a un buen restaurante.
- Después de esto, tengo una pequeña fiesta en honor a ti por tu gran logro mi Guille. - comentó él chico que sostenía el volante con dirección al lugar indicado por Mía.
-Pero yo solo quería comer... - Dice el chico un poco alterado.
- ¿Y tú cuando planeaste esto?- pregunta la chica.
-Hoy, fiesta en mi casa. -comenta con una sonrisa en su rostro. -Y Guillermo una fiesta no le hace mal a nadie, aparte, te lo mereces. -
- ¿Seguro?, la última vez que fui a una fiesta no me fue tan bien. -
- Pero que mentiroso Guillermo, bien que te consegui... - Un "Shhh" por parte de Mía se hizo escuchar dejando al castaño con media frase.
- ¿Que ustedes no se pueden llevar bien un segundo?-
-Pero que dices, si nos llevamos perfecto, ¿verdad Guille?-
-Claro. - dijo con fingido entusiasmo
-¿Lo ves? Guillermo me ama. - El menor rodó los ojos y una risita por parte de Mía se hizo presente.
-Tontos... -
Un rato más tarde los amigos del menor lo habían llevado a disfrutar de una muy buena comida, después de eso se dirigieron con dirección a la pequeña fiesta que Rubén había montado. El camino a la casa del chico que conducía no estaba muy lejos del lugar, pero un rato más tarde tanto Guillermo como Mía se dieron cuenta que esa no era la dirección correcta. Unos minutos más y ambos chicos se encontraban fuera de la casa de Mía.
-Creí que iríamos a tu casa. - Dijo Mía dentro de auto aún.
-Lo sé y aquí estamos.- Dijo bajando del auto, Mia y Guillermo hicieron lo mismo.
- ¡Pero qué dices! Esta es mi casa - la chica le dio un golpe en la cabeza con la palma
-Ahh, así me gustas, agresiva. - Dijo guiñándole un ojo, para después sobar un poco el lugar golpeado.
El chico de ojos rasgados se había mantenido callado, la verdad es que todo el transcurso hasta aquí lo había pasado mandando mensajes a Emma, quien por cierto no le había contestado, después de haberle firmado el libro y pasar unas cuantas hora con él, la chica había que tenido que abandonar el lugar.
Los chicos caminaron hacia la entrada y Rubén abrió dejando pasar primero a su chica y después a Guillermo.
El lugar estaba vacío o bueno eso creían hasta que Rubén encendió las luces del lugar y un circulo de personas estaban ahí, felicitándolo por su gran logro, tanto su familia como amigos estaban con él, y esa chica a la que tantos mensajes le había enviado también se encontraba con él celebrando. La música se hizo escuchar y un Rubén brindando por su amigo también, la de felicitaciones que le habían dado eran muchísimas se podría decir que hasta era imposible contarlas. Familia muy cercana se encontraban junto al menor en este momento tan importante y amigos también y aunque no quisiera admitirlo Rubén a pesar de todo le había organizado algo muy lindo.

A TU LADO { Wigetta}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora