El móvil de Guillermo comenzó a timbrar. Emma, al ver que Guillermo no podría atender lo buscó por el suelo del coche hasta encontrarlo bajo el asiento.
─ ¿Desde cuándo está esto aquí? ─ Puso el móvil frente a los ojos de Guillermo por un segundo.
─No tengo la más mínima idea, ¿puedes atender? ─
─Claro. ─ La chica miró la pantalla un segundo y deslizó su dedo por encima de ella. ─Hola Mía. ─
─Hola, necesito hablar con la chica. ─
─Oh, soy yo Emma. ─
─Lo sé, pásame a Guillermo. ─
─Está conduciendo justo ahora, por mi seguridad, no puedo darle el móvil. ─
─Entonces ponme el altavoz. ─
─Cierto. ─ Un segundo pasó. ─Listo. ─
─Guillermo Díaz, necesito que vengas a casa en este momento. ─
─ ¿Cómo, ahora mismo? ─ Respondió él, aun con la vista en la carretera
─ ¿Por favor? ─
─¿Ocurrió algo, no puedes esperar un poco? ─
─No, es que... ehm, necesito mi auto. Sí, lo necesito. ─
─Te pregunté si tenías un pendiente antes de tomarlo. ─
─Sí, es solo que... ehm... Rubén, Rubén está en labor, ven ahora mismo. ─Y colgó la llamada abruptamente
─¿En labor?... ¿cómo es esto posible? ─Preguntó Emma con extrañeza y algo de diversión
─Son muy extraños. Creo que me necesitan en casa ahora. ─
─No te preocupes, déjame aquí y me voy a casa. ─
─Puedo llevarte si quieres, o puedes ir conmigo y...─
─No te preocupes, déjame aquí, enserio. ─
─¿Tratas de huir de esta auto de nuevo? ─
─Pfff... ¿qué? Claro que no, solo... te hago el camino más fácil y... debes apresurarte, sabes, Rubén está en labor. ─
─Lo haré solo porque me preocupa la locura de Mía y Rubén. ─ Guillermo aparcó el auto y Emma bajó de él. ─ Entonces nos vemos mañana. ─
─Por supuesto. ─Le lanzó un beso y Guillermo tomó camino nuevamente.
El chico solo pensaba en qué se habrían metido Mía y Rubén y por qué había tanta urgencia en tenerlo en casa. Al llegar al lugar, dejó el auto frente a la entrada y se apresuró a entrar.
Al llegar a la cocina encontró a Mía sentada frente a la barra y a Rubén lavando algunos platos.
─ ¿Mía, qué ocurre? ─ Preguntó apresurado
─ ¿Qué ocurre, con qué? ─ Ella estaba muy tranquila
─Dijiste que viniera rápido. ─
─Sí, es que necesitaba mi coche. Rubén debe hacerme un encargo.─ Sonrió. Guillermo no podía procesar aún esto
─ ¿Y dónde está su coche? ─
─Aún no tiene licencia. ─
─ ¿Cómo es que lo utiliza? ─
─Locura momentánea. ─ Habló esta vez Rubén
─Ambos están locos. ─ Se rindió cayendo sobre el banco junto a Mía. ─Me hiciste apresurarme... ¿y si tenía un accidente? ─