Capítulo 4: Otra vez Él

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Me encontraba muy pensativa, creo que era obvio... era raro para mí, osea en la tarde apareció  un señor de unos... 50... 57 años... me ayudó.

Su voz era tan parecida a la voz de mi amor Michael, esos cubre bocas, los lentes negros, hasta el sombrero, también los rizos eran casi igual a los de Michael.

Vamos, no iba a pensar que Michael había fingido su muerte y que mr lo hayas encontrado en un desvan mientras lloraba como una inútil.

Era imposible. Solo eran puras taradaces.

Se que muchos habían  dicho que Michael fingió su muerte, se que han hecho videos para que nosotros caigamos en su juego de que Michael Jackson, el Rey Del Pop fingió su muerte.

Yo no creía nada de eso... en parte si... a veces sentía que él estaba en un lugar mejor que es el cielo. Por otra parte pensaba que él estaba más tranquilo aquí en la tierra, sin los paparazzis, si nadie de la gente ignorante que solo quería lastimar a Michael.

Sea cierto o no... Yo no me encontré con el verdadero Michael Jackson.

El timbre de la escuela sonó, recogí  mis cosas y colgué la mochila en mi hombro, y salí suspirando.

Me quedé platicando con Daniella.

 −Oye ¿estás bien?

 −Si, ¿por que?− Pregunté extrañada.

 −Es que tienes la mirada muy diferente.

Me sorprendí por su respuesta.

 −¿A que te refieres que con la mirada diferente?

Parpadee un par de veces tratando de analizar las palabras de Daniella.

 −Si... tienes un brillo en los ojos, la mirada prendida, parece que algo te sucedió ayer que hizo que cambiarás tu mirada.

Me quedé callada.

 −No se.− no sabia que responderle, no quise contarle lo que había pasado ayer con Lisbeth, que Joseph me encontró llorando, que abracé a un desconocido.

Su mamá había llegado, como siempre rodaba los ojos cuando yo estaba con ella. No sentí lástima, ni tristeza.

¿Que demonios había pasado conmigo?
Me despedí de Daniella, miré a la señora y le dedique una mirada fea. La señora se quedó sorprendida por mi reacción. Me retiré de ahí,  dirigiéndome al parque, me subí en el columpio que otra veces ya me había subido.

Comencé a columpiar,  me puse los auriculares, en ese momento me sentía... diferente, entonces reproduci Another Part Of Me.

Empecé a cantar mientras columpiaba. Al terminar la canción me bajé de ello, agarré la mochila y al darme la vuelta para dirigirme a la parada del camión choqué con alguien que causo tirarme en él.

 −Lo siento, no me fije.

Decía, de pronto olí el aroma de aquella persona. Lo miré bien y me percaté que era él, Joseph.

Me levanté  con cuidado de no caer de nuevo encima de él. El hizo lo mismo, esta vez traía una chaqueta roja, y los mismos lentes y el mismo sobrero y el cubre bocas.

−¿Joseph?

El me miró... al parecer por que no se si me veía mí directamente.

−Hola, _____.

-Hola.− saludé con nerviosismo.

−¿No te lastimé?

−Oh no, yo fui quién no se fijó.

El me sonrió sin dientes, se podía notar por el movimiento del cubre bocas.

−¿Como sabes que esta es mi escuela?

Pregunté con cierta curiosidad.

−Oh... Yo... venía caminando aquí un rato y... ayer se te cayó el brazalete y supe que esta era tu escuela.− miró a su alrededor y después me miró a mí.

-No siempre estoy aquí, hay veces que cuando salgo de la escuela me vengo para acá a columpiar un buen rato mientras escucho música y me olvido un rato de la realidad − por un momento quise que lo supiera. − ¿En serio? − miré mi muñeca y definitivamente no tenía el brazalete. Me entregó  el brazalete.

−¿Te gusta columpiar?

−Mucho.− respondí con una sonrisa.

−Me imagino que ya ibas para tu casa.

Miré mi mochila y de nuevo lo vi y
asentí con la cabeza.

−¿Quieres que te lleve?

Me quedé sorprendida ante su pregunta, no pensé que me preguntara eso.

−¿Tienes tiempo?

−Oh sí, vamos.

Yo le sonreí sin dientes, estaba a punto de agarrar la mochila cuando al fin me di cuenta que Joseph traía ya la mochila, ambos caminamos hasta llegar a la misma camioneta negra después de pasar la parada del camión donde otra veces ya me había subido. Subí con ayuda de él, se mostraba caballeroso. Después él se subió y la camioneta arrancó.

El silencio estaba presente. Eso me incomodaba, no sabía que hacer, así que yo veía las calles pasar, mientras me hacía tantas preguntas en la cabeza.

¿Me había seguido? ¿Quería conocerme más?  ¿Quien era? ¿El verdadero Michael Jackson?

Rodeé los ojos por ellos.

−¿Como estas?

Su pregunta me sacó de mis pensamientos.

−Eh... ya me siento mejor.

−Que bueno, se te nota... un brillo en los ojos.

No sabía si sonreír o quedarme con signo de interrogación.

−¿Tengo la mirada diferente?

Se acercó a mí, lo único que no me esperaba.

−Sí.− me sonrío través de ese cubre bocas.

−¿Por qué usas un  cubre bocas?− pregunté. Joseph se quedó  inmóvil.

−Soy alérgico al sol.

−Entiendo.

Me quede pensativa nuevamente. Su respuesta no me convenció mucho, parecía que ocultaba algo.
La camioneta se paró, Joseph se bajó  y me dio su mano para bajar, la tomé  con seguridad, tomó mi mochila y caminé hacia la puerta de mi casa.

−De nuevo gracias por traerme a casa.

−No hay de qué.

Le sonreí de lado.

−Hasta luego.− dije despidiendome de él con la mano.

−Igualmente, que Dios te bendiga.

Me quedé sorprendida, asentí con la cabeza, abrí la puerta de la casa y la cerré.

¿Que Dios te bendiga? Bueno, podía  ser que me lo habia dicho por que así de decía a las demás personas.

Cinco Horas En El Paraíso #MoonwalKingAwards2017 (Michael Jackson Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora