Capítulo 48: Frente a ti

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Al abrir los ojos sentí unas inmensas ganas de vomitar; al levantarme tropecé con la mesita de noche y gemí del dolor. Pero eso no me detuvo, llegué al baño y de nuevo expulse todo. Estuve así varios minutos hasta que me puse de pie y me lavé los dientes. Cuando salí, Michael estaba ahí, mirándome con preocupacion. A su lado estaba el doctor Smith. Sus ojos me miraban con tanta intensidad que sentí las piernas temblar.

−¿Te encuentras bien? −. Sonaba preocupado.

Me acerqué a él y le di un beso en la mejilla para tranquilizarlo.

−Estoy bien.

Miré al doctor y seguía viéndome con intensidad. Me dirigí a la cama y sólo me senté en el borde de ello.

−¿Qué sucedió? Me desmayé que no recuerdo el motivo.

Ambos se miraron y Michael parecía... decepcionado.

−Señorita, ahora que sabe que está embarazada necesitará de cuidados. Aquí tiene la hoja sobre que es lo que puede comer −, me dio la hoja y yo la tomé −, seré su médico personal, el señor Jackson lo quiso así.

−Bien −. Dije.

Él Doctor se retiró deciéndome que me vería al día siguiente. Cuando Michael regresó a la habitación, yo me enderezé en la cama y me acerqué para besarlo. Pero sentí su rechazo cuando lo hice.

−¿Qué pasa, Michael? −. Me separé apenas unos centímetros de él.

−¿No recuerdas el motivo de tu desmayo? −. Dijo con seriedad.

Lo miré unos segundos. No recordaba nada. ¿Acaso me había perdido de algo? No lo entendía. No entendía porque Michael estaba así conmigo.

−Yo...

En eso, el hijo mayor de los tres nos interrumpió.

−¡Papá! La abuela Katherine está en el teléfono −, Prince le dijo a su padre −, pregunta por ti.

−Voy en un segundo, hijo −. Le dedicó una mirada rápida a su hijo mayor y devolvió su vista en mí.

Prince asintió con la cabeza y salió de la habitación y es cuando lo recordé.

−Michael.

−Iré a contestar.

−Espera.

−Hablamos después.

−¡Oye!

Agarré su antebrazo y él sobresaltó un poco. Con rápidez cerré la puerta de la habitación y lo miré con profundidad.

−Michael, mi amor −, puse mis manos alrededor de su cuello −, discúlpame si no recordé tu... propuesta. Pero aquí estoy, frente a ti, y con todo mi amor... te digo que si me quiero casar contigo.

Jamás olvidaré su sonrisa. La forma en como me sonrió cuando le dije que sí. Sus ojos se iluminaron ante mí, ante mi rostro, ante mi sonrisa, ante mis ojos. Lo amaba tanto, le agradecía a Dios por haberlo puesto en mi camino.

−Mi _____, mi amor, mi vida... −, murmuró con ternura, sin quitar esa sonrisa que me hacía sentir como tonta −, te amo, ¿lo sabes? Te amo tanto.

−Yo también te amo, amor. Mucho más de lo que tú crees.

Puso sus manos en mi cintura y me sujetó con fuerza para luego acercar esos labios delgados a los míos y de allí formar un largo beso. Al paso de los segundos sentí como algo crecía en mi vientre. Él se alejó con lentitud y vi sus mejillas sonrojadas.

−Dios mío. Como lo siento, pero estoy tan feliz que tengo ganas de hacerte el amor −. Me susurró.

−Yo también quiero hacerlo... pero tu mamá...

−Lo sé.

Se separó de mí y con las mejillas sonrojadas me dijo:

−No me tardaré. Además... faltan pocos minutos para que mis hijos se vayan al parque con Greace.

Le sonreí con algo de vergüenza. Lo único que pude hacer era asentir con la cabeza. Me dio un beso corto en los labios y salió de la habitación.

Me puse a dar brincos en la habitación por la emoción que se apoderaba en mí. Lo primero que se me ocurrió fue ir al baño y lavarme muy bien lo dientes por segunda vez. Después fui al armario y me quité la pijama, en el armario buscaba algo que me viera bien y poder dar una imagen diferente hacia Michael. Entonces encontré lo que buscaba. Era una pijama de seda blanca, un short bastante corto diría yo, y el camisón dejando ver algo mi escote. Me arreglé el cabello y me apliqué perfume en mi cuello, al terminar me dirigí a las cortinas para cerrarlas un poco, tendi la cama con rapidez y me senté en el centro de la cama, poniendo mis pies sobre el colchón, abrazando un poco mis piernas y el cabello de lado.

Me sentía feliz. Y nerviosa claro. Volver a estar con él me ponía loca, y excitada. Trataba de estar tranquila. Tenía ganas de ver su reacción cuando me encontrara en nuestra cama, en la posición que me encontraba.

No pasaron más de 5 minutos cuando apareció por la puerta con rápidez. Se detuvo. Sus ojos color marrón que tanto me encantan me miraban. Michael miraba cada parte de mi cuerpo. Con lentitud cerró la puerta y comenzó a acercarse a mí.

−_____, te ves... muy...−. Podría decirse que estaba muy sorprendido al verme así −. Sexy.

Reí por lo bajo, me enderezé y con mi dedo lo señalé hacia a mí. Como buen hombre se acercó y acercó sus manos a mi cintura.

−Aguarda −, alejé sus manos de mi cintura y él pareció no resistirse a eso, entonces con una fuerza impresionante lo acosté en la cama y me senté encima de él −, ya tendrás tu momento, por ahora dejamelo a mí.

Me sonrió.

Y de nuevo me hizo el amor de la forma más dulce que podía imaginar.










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