Capítulo 9: Mi Amigo

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−¿Que haces en los fines de semana?− preguntó mientras guardabamos las fichas en su lugar.

−Lo mismo de siempre, pero me quedo a dormir en la casa de mi papá.

−¿Que es lo que haces siempre?

−Aburrirme, estar con el celular, o a veces veo películas.

−¿Siempre ha sido así?

−Sí.

−¿No tienes primos?

−No, mi padre y mi madre son hijos únicos, así que... no.− alcé los hombros. −A veces viene la familia de Berenice, la novia de mi padre.

−¿Y no te llevas con ellos?

−No, y la verdad no me importa llevarme bien con ellos, no son nada de mí.

−Tienes que hacerlo.

−¿Para que?

−Estás sola, necesitas estar con alguien cuando yo no esté contigo.− sentí su profunda mirada en mis ojos.

−Es tan difícil hacer amigos, no valoran lo que uno le da.− dije, Joseph agachó su cabeza, segundos después lo alzó.

−Tienes razón... solo haz el intento.

No tenía otra opción.

[•••]

Era sábado por la mañana, mi padre no tardaría mucho en venir por mi. Hasta que el claxon sonó, agarré la maleta, cerré la puerta de la casa y me subí al coche.

Llegamos a casa, y como siempre llegaba a la cama, me acosté, puse música en mi teléfono, me puse los audifonos y me dormí.

[•••]

¿Se da cuenta de lo que hace?

Es una niña, y necesita ayuda, y si no tiene con quién pues yo la voy a apoyar y la voy a ayudar.

Desperté por la vibración del teléfono, agarré el teléfono y vi la hora, las 4:00 de la tarde, me levanté y me tallé los ojos, al salir de la habitación me encontré con su pareja. Me sonrió, y yo tan educada que soy... se la devolví, me dirigí a la cocina y me preparé de comer. Así que la comida me lo comí en el cuarto mientras veía la entrevista de Oprah con Michael.

Mi papa entró al cuarto.

−_____, mañana iremos a un desayuno.

−De acuerdo.− contesté sin prestarle demasiada atención.

−No quiero que hagas algo ridículo.

−De acuerdo.

−Quiero que hables con la familia de Berenice, que dejes un rato el teléfono.

−¿Para que? ¿Para que vean que tienes una buena hija educada por el papá, cuando en realidad no es así? No gracias.− esta vez lo miré a los ojos.

−¡Lo harás! ¡Donde vea que no lo haces te arrepentirás de haber nacido!− alzó la voz y me dio una cachetada. Me volteé y vi fijamente sus ojos con odio. −¡Me importa un bledo!− se quedó sorprendido, me agarró de la muñeca y me dio una cachetada más fuerte y caí al piso. Se fue y cerró la puerta a la fuerza. Me levanté y comencé a llorar pero rápidamente me limpié  las lágrimas con brusquedad, me puse la pijama y me acosté en la cama y sin pensarlo más me dormí.

[•••]

Llegamos a la casa de la familia de Berenice, suspiré y traté de sonreír.
Saludé a la familia, nos sentamos en el comedor, así que hice lo que mi padre me ordenó. Al terminar de desayunar me levanté y me fui afuera en el patio, habían muchos niños jugando, así que me fui a sentarme en la banca y saqué el teléfono y los auriculares y puse música.

El teléfono comenzó a sonar, era una llamada desconocida,  no sabía si responder o no. Dejó de sonar y quise averiguar quien era, así que esperé unos segundos. Volvió a sonar y contesté.

−¿Bueno?

−Hola, _____.

−¡Joseph!− al mismo tiempo sonreí.

−¿Como estás?

−Bien... ¿y tú?− un nudo pasó por mi garganta.

−No creo que estés muy bien...

−Estoy bien.− intenté sonar segura.

−¿Te sientes mal?− insistió.

−No, Joseph... es... es mi padre...

−¿Que te hizo?

−Anoche... dios... creo que no tiene sentido que te lo diga, no importa.− una lágrima rebelde bajó en mi mejilla.

−_____, me preocupas, después de todo ¿crees que no me va importar?

−No sé... hay gente que se queda... pero luego se van.

−Eso jamás pasará. No estás sola.

Me sonó demasiado familiar las últimas palabras.

−No sé que decir.

−Cuéntame, por favor.

Le conté todo, se sorprendió, pero a la vez sentí que se enojó, dijo que debía darme un respeto y que mi padre no tenía el derecho de darme una cachetada. Toda la tarde hablamos, olvidando que estaba aquel infierno y que estaba en el paraíso.

"−_____, no estás sola, por que yo estoy aquí contigo."

Joseph lo dijo por segunda vez, y aunque sonara algo raro, pero sentía que era como si Joseph fuera Michael. Era... algo, digamos que inexplicable, casi podía jurar que sonaba igual a Michael. Pero como lo había dicho antes, no me iba a creer ese cuento que Michael Jackson estaba vivo y que había fingido su muerte para estar en paz. A veces pensaba eso... pero por favor, Michael seria incapaz de hacer algo, amaba tanto a sus fans que no haría algo así para nosotros... así que no.

Joseph tenía casi las mismas cualidades de Michael, la forma en como se mueve, la forma en contestar y en como piensa. Debo confesar que Joseph era el tipo de persona con el cual pasaría el resto de mi vida, así que no me importarba lo que dijera la gente de nosotros. Joseph era mi amigo, y prefería a él que a mi mamá, que a mi papá, que a todo el mundo, por Joseph daba lo que sea, solo para estar con él, lograba sacarme una sonrisa, y me hacía sentir bien su compañía, y me hacía olvidar que estaba en el patio. Lo único raro de Joseph era lo que traía puesto, no me refería a la vestimenta, esos cubre bocas negros que me era familiar, los lentes, que trataba de ocultar esos ojos, no había visto el color de sus ojos pero si he alcanzado a distinguir un poco la forma de sus ojos. Oh dios, esos guantes de cuero, no he sentido su piel, y ese sombrero negro, ocultando algo, dice que es alérgico pero lo dudaba demasiado, y había llegado a la conclusión que podría ser Michael Jackson, pero por dios... no me iba a creer ese cuento.

Simplemente... Michael... murió el 25 de junio del 2009.

Cinco Horas En El Paraíso #MoonwalKingAwards2017 (Michael Jackson Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora