Desde esta mañana todo ha sido extraño, vi a Daniella juntarse con esas niñas con las que siempre me han caído mal, y también yo a ellas, Daniella ha cambiado, en lugar de usar aretes de oro usó aretes largos, se pintó los labios de rojo, y se puso rímel en las pestañas.
Malditas.
Había terminado de resolver una ecuación cuadrática, agarré el teléfono y me paré para dirigirme a la profesora. Pasé a lado de Daniella y la vi, comenzó a verme de los pies a la cabeza y comenzó a reírse. Yo solo seguí caminando como si nada hubiera pasado. El timbré sonó, fui a mi lugar a dejar la libreta en la banca y salí del salón.
Me puse los audífonos y puse play a la música, solo caminaba alrededor del enorme patio de la escuela, veía a otros compañeros. Riéndose, pasándolo de lo mejor, justo cuando iba a dar la vuelta alguien pone un pie en mi camino caí de rodillas. Sentí un enorme dolor en las rodillas, alcé un poco la falda para ver mis rodillas, habían raspones y sangre, me quité los audífonos y vi a mi alrededor, eran esas estúpidas y Daniella.
−Ups, lo siento _____, no me fijé.− dijo en un tono demasiado burlera.
Intentaba levantarme, ¡pero no lo conseguía! Comenzaron a reírse más todavía, y se fueron, dejándome allí, tirada en el patio. Sonó el timbre, con trabajo pude levantarme, fui al baño y me eché agua en las rodillas, no me ardieron mucho, pero si que dolió. Suspiré enojada enfrente al espejo, y salí del baño. Entré al salón y ahí estaban ellas, viéndome con esos ojos de... odio, pero me sorprendió tanto el de Daniella, jamas pensé que llegaría a ser como ahora lo era, de verdad que no, ella era una buena amiga, la consideraba una buena chica, y le agradecía a Dios que pues aun que nuestra amistad haya durado, pues aun si le agradezco a Dios. Tenía el nudo y me pasé el nudo de la garganta y fui hacia mi lugar.
Solo deseaba largarme de ahí.
El timbre me salvó, recogí mis cosas y salí de ahí junto con mis compañeros. Me encaminé hacia al parque, donde esperaría a Joseph, así que me entretuve columpiando un poco con el columpio. Me alcé con poco la falda para ver de nuevo mis rodillas. Oh dios... estaban moradas, se veían fatal. Miré a mi alrededor, y ahí estaba él, caminando hacia a mí, me levanté y agarré la mochila.−Hola.− me saludó en la mejilla. −¿Vamos?- asentí con la cabeza, nos encaminamos hasta la camioneta, me subí yo primero y después él. La camioneta comenzó a andar.
−¡Dios mío!
Volteé a ver que estaba sucediendo.
−Tus rodillas... ¿que te pasó?
Parecía muy preocupado. Vi mi rodillas y los tapé con mi falda, pero Joseph me lo impidió.
−_____, ¿que fue lo que te pasó?
−No pasó nada.
No quería decirle.
−¿Como que nada? Las tienes moradas.- esta vez sonó enojado.
−Me caí.− no quería decirle la verdad, no quería parecer la sufrida. Alzó su cabeza para verme a los ojos.
−No lo creo, alguien te hizo esto.− sentía su mirada en la mía.
−Pero no es nada, estoy bien.− en serio, no quería decirle. Tocó mis rodillas y me quejé.
−Se que no me estas diciendo la verdad, ¿por que no me quieres decir?
−Joseph...− justo en ese momento no pude evitar llorar. Me acerqué a él y lo abracé fuertemente, puso su mano sobre mi cabello acariciandolo. Cerré los ojos y más rápido cayeron las lágrimas.
−_____...− se alejó de mí con suma lentitud.
−Dime quien te hizo esto.− agarró mi mentón, bajé la mirada al suelo. −_____, mírame.− pidió, alce la vista, esta vez los lentes de Joseph no estaban tan oscuros, alcanzaba a distinguir un poco sus ojos, pero no el color de sus ojos. −Yo...− se me quebraba la voz. Me abrazó para poder calmarme un poco, pasaron unos cuantos segundos, lentamente me alejé de él.−
Daniella, fue ella... dios Joseph, jamás pensé que fuera así conmigo.− Joseph limpiaba mis lágrimas mientras me escuchaba atentamente. −Daniella se juntó con unas estúpidas chicas, que solo se creen mucho, y hoy fue algo feo para mí.− suspiré −Estaba escuchando música en la hora del receso y Daniella puso un pie en mi camino y me caí de rodiilas.Al decirle él negó con la cabeza.
−¿Por que no te defendiste, _____?
No sabía que responderle en ese momento. ¿Defenderme? No sabía como, solo alcé los hombros.
−Si no te defiendes seguirán haciéndote lo mismo, tienes que defenderte _____, es por tu bien.
−Créeme que trato, pero al final salgo perdiendo.
Agarró mi mano.
−Hazlo, no es malo defenderse. Si Michael estuviera vivo te diría lo mismo lo que yo te acabo de decir.
Lo mire y me quede sorprendida.
−¿Por que piensas eso?− pregunté.
−Por que se que él tambien le decía eso a sus hijos, y él tenía que defenderse de los paparazzis. ¿O no tengo razón?
−Muchísima.
−No importa las buenas intenciones que hagas, siempre habrá un idiota que tratará de hundirte _____, solo hazlo, y esta vez saldrás ganando tú.
−¿Pero como? No se defenderme, mis queridos padres si que tenían tiempo para mí.− dije irónica.
−Yo te enseñaré.
Le sonreí.
−Prométeme que sea lo que sea, siempre te vas a defender.
Suspiré.
−Lo prometo.− de nuevo lo abracé, sus enorme brazos podían alcanzar casi a la perfección de mi cuerpo. Me solté de él y volví a sonreirle.
−Trajé el Rummi.
−Vas a ver que yo te voy a ganar.
−No me digas.− dijo divertido.−Ya lo veremos...
[•••]
−¡Es trampa!− me quejé. Joseph soltó sus carcajadas.
−Debes de pensar en como mover las fichas, puedes mover todo para meter una sola ficha.
−No puedo.− me quejé.
−Ten paciencia, juguemos otra ronda.
Volteamos todas las fichas, que no quedarán un numero a la vista, tomé catorce fichas y los acomodé en la tabla.
−Acuérdate, tienes que bajarte con treinta puntos.
−De acuerdo.
Habían dos fichas de diez de color rojo, un once, doce y trece de color amarillo.
−Te toca, _____.
Agarré las tres fichas y los puse sobre en la mesita que trajo Joseph para jugar.
No tenía con que bajarse, así que agarró otra ficha. Sobre la mesa puse tres fichas de nueve de diferente color.−Vas bien.− comentó.
Esta vez se bajó con tres fichas de diez de diferente color. Metí un diez de color negro.
Seguimos jugando, así que solo me faltaba una ficha para ganar.
Comencé a analizar las fichas y encontré justamente lo que buscaba, metí el nueve de color rojo a lado del ocho.
−Gané.− solté unas risillas.
−Felicidades.− esta vez sentí que me sonrió.
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Cinco Horas En El Paraíso #MoonwalKingAwards2017 (Michael Jackson Y Tú)
Fanfiction"-No quería lastimarlos... pero habia tanta injusticia, tanta maldad... a veces olvidaban que yo era un humano... por eso lo hice... y te pido perdón por hacerte sufrir..." •Novela escrita por mi misma. •Prohibido copiar.