Epílogo

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−¡MAMÁÁÁÁÁÁÁÁ!

Me sobresalté sólo de escuchar las voces de mis hijos. Sí, Prince, Paris, Blanket y Matt, quien desde hace 5 años salió de mi vientre. Días después de que nació Matt, Michael me dijo que, siendo su esposa, él me consideraba como la madre de sus tres hijos, al principio sentí ternura, pero después lo pensé bien, en realidad no estaba muy de acuerdo en eso, sentía que abusaba hasta cierto punto de su nobleza. Cuando salí del hospital, y en mis brazos cargaba a Matt, sin faltar la cantidad de gente que nos esperaba y los odiosos paparazzis con sus cámaras, subimos a la limusina y emprendimos hacia el hogar de Michael, bueno... Nuestro hogar. Los niños me esperaban en la puerta principal, me recibieron con un gran tremendo abrazo, y al ver a Matt dijeron que era el bebé más hermoso que habían visto en su vida, yo sonreí ante eso. Cuando cayó la noche, ellos tres fueron a verme en la habitación de Michael y mía, me encontraba arrullando al bebé mientras esperaba que Michael me trajera un vaso de agua. Les pregunté qué qué sucedía, y por un momento creí que había sucedido algo malo, ya que por sus caras mostraban timidez. Después de unos segundos se sentaron a mi lado y los tres, al mismo tiempo, me dijeron que ellos me querían considerar como una mamá para ellos. No lo creía, y puedo jurar que casi salto de la felicidad y a la vez me daba miedo eso, y no sólo porque no sabía cómo ser una mamá, sino que sentía que no era correcto, porque Debbie Rowe seguía siendo la madre de aquella niña ojos verdes y del niño ojos cafés como su padre, mi esposo, y con Blanket sólo sabía que era hijo de Michael. Me confesaron que, cuando llegué yo a sus vidas, el camino se les iluminó y que me agradecían por hacerles feliz a ellos y a su padre. Empecé a llorar de felicidad y justo en ese momento, Michael entró a la habitación, se preocupó y preguntó qué que sucedía, y los niños le explicaron a su papá. Al terminar de eso, Michael me miró y me dedicó una de esas sonrisas enormes que yo, en aquel tiempo los veía a través de mi pantalla del celular.

De inmediato me puse de pie y corrí hacia las escaleras para luego salir al patio.

—¿Chicos?

Nadie respondía.

—¡Matt, Paris! —, comencé a adentrarme más al patio —¡Prince, Blanket!

Un escalofrío recorrió por mi espalda al momento de sentir agua fría. Me di la vuelta y se encontraban riendo a carcajadas.

—¡Paris con mamá, Blanket y Matt conmigo!

Rápidamente, Paris me lanzó la pistola de agua y empezamos a dispararles.

(...)

Habían risas, alegría, caídas y demasiado barro. Yo me encontraba escondida detrás de un pequeño muro junto con Paris, cargando las pistolas de agua con la finalidad de ganarles a ellos. Tratábamos de no reírnos, ya que en frente de nuestros ojos se encontraban ellos buscándonos, entonces poco a poco se acercaron a donde nosotras estábamos y ambas nos entendimos con la mirada. Nos pusimos de pie y lanzamos el agua jalando la palanquita de la pistola, él corría y yo lo perseguía, entonces Blanket llego detrás de su hermano y me lanzaron una cubeta de agua, ahora sí mojando por completo la ropa que estaba usando.

—¡Mamá! —, miró hacia otro lado exclamando con vergüenza —¡tápate, por favor!

—¡Oh, bueno! —, empecé a reír de los nervios —, me iré a cambiar entonces, ustedes háganlo también, su papá no tarda en llegar.

Me di la vuelta y crucé la puerta principal, empecé a acariciar mis brazos en un intento de calor, ya que me estaba dando frío.

Cinco Horas En El Paraíso #MoonwalKingAwards2017 (Michael Jackson Y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora