Capítulo 20. Esto tiene que parar.

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Qué mala suerte tenía, en serio. Parece que Dios o quién narices nos controle desde ahí arriba quería que en mi estancia en Nueva York estuviera a dos velas.

Recapitulemos:

En las tres ocasiones que he tenido de besar a alguien, dos se han podido realizar y una no.

Y qué dos...

Pero no satisfecha con eso, las dos veces ha sido con la misma persona y en las dos veces miembros de mi nueva familia lo han contemplado.

Bueno, al menos ha sucedido lo mejor dentro de lo peor, es decir; no sé qué habría pasado si en vez de ser Alan el que hubiese abierto la puerta hubiese sido Peige, o aún peor: Theodore.

Cualquier tipo de castigo se quedaría corto para lo que Theodore sería capaz de hacerme: no saldría jamás de casa, pondría pestillos a todas las puertas de la casa, quitaría la ventana de mi habitación, y ¿del móvil? del móvil lo mejor sería irse despidiendo de él.

Flashback

—¿Qué se supone que estáis haciendo? —Alan se llevó las manos a la cabeza. ¿Para qué preguntaba si era evidente?
—Alan... —intentó explicarse Ayron.

Yo intenté escabullirme de la situación porque parece ser que es lo que mejor se me da: huir de los problemas.

—¡Estáis mal de la cabeza! ¡Sois hermanos! ¡Hermanos! —recalcó la palabra hermanos para que nos quedara más claro, pero, Alan, si pretendes ayudar... ¡no lo estás consiguiendo!

—No grites. —le pidió Ayron.
—¡Es tu puta hermana, tío! ¿Cómo se te ocurre? ¡¿No había más tías en el mundo?! ¡Tenía que ser con ella!
—Si sigues gritando mamá se enterará y se nos caerá el pelo.

Alan cerró la puerta y acto seguido comenzó a andar de un lado para otro de la habitación, suspirando consecutivamente y tirándose suavemente del pelo.

—Tampoco es para tanto. —interrumpió Ayron.

Hombre, en realidad, si te paras a pensarlo a fondo, un beso quizá no fuera para tanto, ¿no? Creo que la situación se estaba exagerando mucho.

—¿Que no es para tanto? No volváis a hacerlo. Jamás. Las cosas en la familia no están bien, si Theodore o Peige se enteran de esto...
—¿Qué podría pasar? —me atreví a preguntar después de estar durante toda la conversación en silencio.
—Las cosas irán aún peor.

¿Por qué las cosas iban mal? Es decir, yo veía bien a Peige y Theodore juntos. Aparentemente eran la pareja perfecta: se querían, tenían dos hijos independientes, una casa enorme, dinero y Theodore ya nos tenía a su lado, ¿qué más podía pedir él?

—¿Por qué las cosas no van bien?—tenía un montón de dudas cómo para que al menos no se resolviera una en mi cabeza.
—Papá y mamá no hacen más que pelearse, esto significaría otra pelea más y no creo que sea lo que ustedes queréis.

Ambos negamos con la cabeza.

—¡Ayron, Alan! —la voz y las pisadas de Peige sonaron por todo el pasillo, cada vez más y más cerca.
––Escóndete. —me dijo Alan.

Y eso hice, corrí por la habitación hasta llegar al armario para meterme dentro. ¿En qué momento Lu Alizée Bélier había llegado a la situación de esconderse en un armario para que no vean que está con un chico?

—¿Habéis visto a Lu? —preguntó Peige, una vez había entrado en la habitación.
—No. Por aquí... Por aquí no ha pasado.

¿Ayron? ¡Relájate o sabrá que estoy aquí, imbécil!

—Bueno, vestíos. Queremos salir a comer por ahí. Aunque esta vez iremos a un burguer, ya sabéis cómo es Alyssa con la comida.

¿Qué hacía Peige hablando de mi hermana Alyssa?

—Y avisadla si la véis.
—Nosotros la avisamos, no te preocupes.

La puerta se cerró y con eso Peige acabó fuera. Abrí una de las puertas del armario y salí de él para volver al lado de Ayron. De un cierto modo, estar en la misma situación que él nos unía. Su brazo me rodeó por la cintura atrayéndome hacia sí y Alan nos separó al instante.

¿Y si Ayron lo único que quería era protegerme? A lo mejor era yo la que estaba exagerando esta situación y lo único que quiera él es llevarse bien conmigo...
¿O tal vez algo más?

—Mira, sé que tenéis algo, pero sea lo que sea tenéis que parar ya. Os repito, si esto llega a oídos de alguno de nuestros padres, puede haber más problemas y entonces será cuando ni siquiera podréis estar juntos. Si hoy os he visto yo, ¿quién dice que mañana no os pueden ver ellos? Parad ahora que podéis.

Mis ojos se desviaron hasta Ayron, para luego mirar al suelo.

—Tienes razón, Alan. Voy... Voy a vestirme.

Salí del dormitorio sin mirar atrás, si Peige me estaba buscando lo mejor sería salir de ahí antes de que volviera.

Dios, si estás ahí y me escuchas, deja de darme estos disgustos sin haber desayunado, por favor.

Aún a sabiendas de que mis súplicas no servirían para nada, ya que parece que hay un agujero negro ahí arriba con todas las maldiciones y malos conjuros del mundo con mi nombre, cerré la puerta de mi habitación y abrí la del armario para vestirme.

Deslicé mis piernas por unos vaqueros claros y vestí una blusa de color azul. Saqué mis viejas vans del cajón de debajo del armario y deslicé mis pies sobre ellas. Estaba casi lista cuando la puerta de mi dormitorio se abrió de nuevo.

Ayron se acercó a mi a pasos agigantados y cogió mi cara entre sus enormes manos para obligarme a mirarlo a la cara.

—¿Ya está? ¿En serio quieres parar?
—Esto no está bien, Ayron. No sé por qué te empeñas en seguir así. ¿Qué vamos a ganar? Un par de besos semanales, no más.

Su silencio me incomodaba tanto que me vi obligada a pedirle que se fuera.

—Vete antes de que llegue tu madre o Theodore.
—¿Qué me estás haciendo, Lucienne?
—Ayron, estamos exagerando la cosas... ¡Han sido sólo dos besos! ¡Vamos a parar esta situación ahora que podemos!
—Está bien... Pero ¿sabes qué? ¡ni me busques, Lu! ¡Ni me busques porque ahora soy yo el que no quiere nada contigo!
—¡Yo jamás lo he querido! ¡No sé por qué piensas que si!
—Se te nota, Lu. Te empeñas en negarlo pero sabes que en realidad si te gusto.
—No tienes ni idea, Ayron.
—Olvídalo, Lucienne. Esto es una tontería. Somos hermanastros, aunque quisiéramos, no podríamos.

Y ahí me dejó, se marchó de la habitación y me quedé sola.
Bueno, sola y con mi puta mala suerte.

¿Ya está? ¿Ya había acabado todo?
Y si era así y eso era básicamente lo que quería. ¿Por qué siento este terrible pinchazo en el estómago ahora?

 ¿Por qué siento este terrible pinchazo en el estómago ahora?

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LucienneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora