Capítulo 45. Toda la verdad.

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Si, sin duda me había quedado tocada. ¿Ayron tenía novia? Aun seguía sin creermelo. Qué raro se me iba a hacer saber, a pesar de todo, que ya no había vuelta atrás. Que él tenía su pareja, y yo al final seguro que acabaría encontrando la mía.

No sé cómo sería esa tal Jenna, pero no puedo evitar preguntarme a veces si la querrá igual que pensaba que me quería a mi, si ya me habrá olvidado, porque yo desde luego no puedo. No puedo olvidarlo. A veces añoro tanto tenerlo cerca... aunque sólo sea para estar peleados, aunque solo sea para saber que está ahí, bien, a salvo, conmigo. Pero, ¿ahora? ¿Qué tengo ahora aparte de una resaca espantosa? Añoranza.

Esa es la palabra que mejor define mi situación en estos momentos. Pero, ¿qué voy a hacer? ¿qué voy a hacer si lo único que quiero es volver a Nueva York, aunque sea para hacer el ridículo?

Sé que ya lo habré comentado, pero es que todo me parece tan irónico... Hace aproximadamente ocho meses ni siquiera quería imaginarme la idea de pisar tierras americanas y ahora me muero por hacerlo. Porque aunque parezca mentira, llevo ocho meses metida en este desastre y conociendo a Ayron, tanto en los buenos como malos momentos; y siendo sincera y aunque me contradiga, no quiero tardar otros ocho meses en salir de esta situación. No quiero hacerlo al menos dolida.

Quiero que todo salga bien, porque me lo merezco, ¿verdad? Después de casi un año aguantando que me separaran de mi vida normal, que me llevaran a una casa donde la única persona que conocía era al cabrón de mi padre, que me enamorara del chico menos indicado, que me llegaran problemas por todos lados, que después mi padre, sí, ese cabrón del que os acabo de hablar hace un momento; se marchara, me lo merecía.

He intentado ayudar, lo sabéis bien ustedes que habéis sido conscientes de mi mierda de vida. He intentado poner mi granito de arena en todo lo que he podido: en que ninguno de mis padres descubrieran mi relación con Ayron (aunque a veces, sinceramente tenía la sensación de que algo sospechaban) también he intentado a ayudar a Alyssa, con sus temores y miedos sobre nuestra nueva vida, intenté que la familia, tanto la parisina como la americana se mantuviese estructurada, y por si no era suficiente, ayudé en todo lo que pude a Peige cuando mi padre se marchó: aporté dinero, ayudé en las tareas de casa... No fue fácil, ¿sabéis? Porque esto que cuento por aquí simplemente es un breve resumen del dolor más profundo que siento. Es uno de esos dolores que te llegan, abrasándote por dentro y dejándote vacía, como si nada hubiese pasado pero está ahí, ¿sabéis?

Porque aunque por dentro no sientas nada, está ahí. El recuerdo sigue estando ahí, en la memoria. En un sitio que si tienes algo de suerte podrás deshacerte de él pero, por el camino que voy yo... no tiene pinta.

Y aun así, y ni yo misma sé cómo, sigo con fuerzas para conseguir que todo salga bien y escapar de esta racha mala de la mejor forma posible aunque algunos daños ya sean irreparables.

Pero sé que no va a ser posible mientras tenga conversaciones pendientes con Ayron. No lo será porque ambos tenemos cosas que aclarar y si no soy sincera conmigo misma, no lo voy a poder ser con él. Por eso, querido lector, tras mucho pensar y meditarlo, y si has llegado hasta aquí después del largo discurso que he dado sobre cómo me siento, quiero que sepas, que voy a volver a Estados Unidos; y que así, se lo hice saber a Adeline.

Flashback.

¿Cómo un simple licor puede generarte tanto dolor de cabeza en una sola noche? Apenas pude concentrarme para hacer los deberes y estudiar Ciencias. Justo la asignatura en la que más necesito concentración. Era uno de esos días en los que estaba en casa. En MI casa.

Si. Sin duda estudiar en casa me gustaba, me recordaba a mis tiempos más jóvenes en la primaria, cuando Theodore se sentaba a mi lado y me ayudaba con los deberes de matemáticas o lenguaje. Sin pensarlo fueron los mejores años de mi vida.

LucienneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora