Capítulo 53. ¿Qué apuesta?

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Mediados de mayo.

La cosa avanzaba muchísimo. En serio, Ayron y yo estábamos... ¡Espléndidamente bien! ¿¡No era genial!? ¡Habíamos aguantado más de un mes juntos! ¡Eso para nosotros ya era todo un récord!

Respecto a mí... como es obvio, seguía en Estados Unidos, pero eh, no os preocupéis por mi familia. ¡Habíamos ido ya alguna que otra vez en este último mes!

Sé que no viene a cuento pero, creo que al final mi compañía de viajes me regalaría una tarjeta premium por todas las veces que he cogido un avión...

Volviendo al tema...

¿qué más tenía que contar? ¡Ah, sí! Había decidido hacer las paces con Thalia.

Tres...

Dos...

Uno...

...¡Vale, vale! ¡Ya podéis dejar de insultarme!

¿¡Qué pasa!? ¡Si iba a pasar mucho más tiempo en Estados Unidos quería tener a alguien más aparte de mi novio!

Pero eh, que todo no acaba aquí.
Cuando antes he dicho que la cosa avanzaba muchísimo y que estábamos estupendamente... Me refería a antes. Sí, antes. Antes hasta ahora, porque hoy, en el día de hoy mismo; yo me iba a enterar de algo que cambiaría muchas cosas en nuestra relación.

—Buenos días.—me dijo Thalia cuando Ayron me dejó en la puerta del instituto.

—¡Buenos días, Thalia!

Mi amiga tiró una la colilla al inmaculado césped de la parte delantera del instituto y nos adentramos en el centro. Eran los últimos días de clase por lo que mucho del alumnado no asistía. Sobre todo los del último curso, que estaba en la pre–preparación universitaria.

Cuando llegamos a la clase de matemáticas después de escuchar algunas cosas de la fiesta a la que había asistido Thalia en el fin de semana, me encontré a Jenna.

Sí, allí estaba Jenna. ¿Qué hacía allí Jenna? ¡Ella ni siquiera estaba en nuestro instituto!

Os podréis imaginar mi cara...¿verdad?

¿¡Jenna!? —la saludó Thalia, y sonó más a pregunta que a saludo.

—¡Hola! ––exclamó ella.

—¿Qué haces aquí?

—Eché la matrícula hace meses y... ¡me han admitido! ¿¡No es genial!?

Ella se dirigió a mi.

—¿Y tú? ¿Quién eres? —me preguntó.

Sí, sé que tendréis dudas pero yo os la resuelvo:

Yo sí la conocía a ella pero ella a mí aun no me había visto. Sólo sabía mi nombre.

—Yo soy... Lucienne.

La cabeza de Jenna saltó aleatoriamente por los rostros mío y de Thalia, la cual la miraba seria.

Entonces sus dudas se confirmaron: sí, era yo la Lucienne por la que Ayron la había dejado.

—Encantada, Lucienne. Aunque creo que prefieres Lu, ¿no?—me dijo.

Oh, oh. Esto no empezaba bien. ¿Ayron le había hablado de mí o se lo comenté yo el día que la llamé en la fiesta?

No me acuerdo.

—Eh... Si, supongo que si.

Escuchaba atentamente cómo Thalia y Jenna cambiaban de tema y hablaban sobre cosas varias y esperé a que terminaran.

LucienneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora