Capítulo 39 - Heridos y Miedos.

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Gabriel

- ¿Te hirió? - cuestionó Felicia notando el cuchillo en el brazo de Flavia - intenté controlarla pero no pude, no sé porqué.

- Mhmm.- yo sabía la respuesta a eso, pero al no poder hablar me enfoqué en Flavia.

- Estoy bien, es una toxina natural, no me hace daño.

- Pero...¿Y al bebé?

Miré a Felicia desesperado, debíamos ir a un hospital con urgencia. Tiré del bozal con fuerza pero no lo logré, semanas o tal vez meses intentándolo y el resultado no cambiaba.

- Déjame a mí.- Felicia quitó el cuchillo del brazo de Flavia e intentó forzar la cerradura con éste, luego de unos segundos lo logró - Ya está, estás bien, vamos a un hospital.

- Bien.- mi voz me pareció extraña, un poco más grave de como la recordaba. La vibración de mi voz al salir de la garganta y llegar a la boca se sentía real, el poder hablar de nuevo me hacía sentir vivo y libre.

Saqué a ambas chicas de la peligrosa selva para llegar al centro de la ciudad. La gente nos veía raro y asumía que era por mi cabello pues Flavia y Felicia eran normales para ellos.

- Uh, espera, necesito sentarme.- pidió Flavia y accedimos. Se sentó en una banca de las que hay en las plazas - Ay, duele.

- ¿Qué? ¿Qué duele? ¿Mucho?

- Tranquilo, Gabriel, es normal creo.

- Puedo sentir al bebé feliz, no creo que sea para preocuparse.

Una dama mayor que nosotros pasaba por la plaza con un niño de la mano.

- Le preguntaré a ella - Felicia se acercó un poco pero decidió gritarle desde nuestra posición - ¡Señora! ¿Es normal el dolor en la etapa final del embarazo? - la dama volteó y rió.

- Significa que el bebé ya viene - siguió su camino pero volteo otra vez - ¡Usen protección!

- El bebé ya viene.

Vincent

Luka estaba de pie frente mío, ese aire de tranquilidad que se reflejaba en Drake generalmente, como si todo estuviese calculado se le había contagiado.

Se movió rápidamente y desapareció de mi vista.

- ¿A dónde fuiste, cobarde?

- Oops, olvidé que no eres tan rápido.- cayó sobre mi espalda pero lo aparté con mis brazos.

- Y yo olvidé que no eres tan fuerte.

Comenzamos a pelear con las fuerzas de la luz y el viento, yo podía equilibrar ese aspecto, pero si comenzaba a atacarme con rayos de luz no tendría como pelear contra eso.

- Vamos, se supone que eres el mejor de nosotros...¿Por qué nunca lo demuestras? - soltó una risa.

- Porque mi intención no es matarte.

Levanté las hojas y piedras del suelo y las hice girar alrededor nuestro, sus manos comenzaron a irradiar luz y su cabello a brillar. Antes de que hiciera algo lo empujé junto con las piedras y hojas, se ganó un gran golpe. Se levantó sin decir nada y dispuesto a seguir peleando. Lanzó un haz de luz que quemó un árbol a unos centímetros de mi brazo, podría haberme herido de no haberme movido. Giré sobre mi eje, esto creo una especie de campo de fuerza que lo apartaba de mí y claro, me protegía. Me atacó con un rayo el cual destruyó mi barrera y me hizo caer. Se abalanzó contra mí pero resistí el golpe con mis brazos y lo tiré al suelo. Comencé a sentir frío, con ráfagas de viento restauré mi temperatura y lo golpeé contra el suelo.

Elementos [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora