Un par de días después de la reunión de los maximun, los chicos volvieron a mi casa con la intención de entrenar. A pesar de que el castigo ha terminado, seguimos juntándonos en Escocia, en parte porque para mí es más fácil ya que soy la única que no se teletransporta; pero principalmente, porque no saben que el castigo ya acabó.
—¿Por qué sólo yo? –pregunto confundida al verlos a todos al menos con un vaso, florero e incluso un balde en sus manos– ¿De dónde sacaron ese balde?
—Es de mi hermana –aclara Agustín–, lo usa cuando vamos a la playa.
—¿No van a entrenar?
—Estamos teniendo precaución, señorita flequillo –responde Athan haciendo referencia a mi cabello.
—Cobardes –murmuro.
—Yo ya tengo lo que necesito en cuanto a mi poder –Vincent se encoge de hombros.
—Yo debo esperar que el mío crezca con el tiempo –añade el bello chico rubio.
—¿Y ustedes? –apunto a Mark y Agustín.
—Estoy en continuo entrenamiento para no oxidarme –responde el chico de ojos grisáceos–, pero una batalla no me hará mal si andas de ganas –deja el florero en el suelo, mas, Athan lo detiene.
—Espera, que Forbia practique un poco para que sea justo.
—¿También quieres pelea, mariposa? –digo con un toque de molestia.
—Y ahí está Forbia, la asesina –amenazo a Agustín con mi mano en fuego pero Athan me pide que me calme con un gesto.
—Joder, Forbia, no te ofendas. Markov es técnica pura, tú sólo eres instinto, créeme cuando te digo que no tienes oportunidad.
—¿Tú cómo sabes eso? –cuestiono.
—Fui amigo de Edwin, vi a Markov venciendolo miles de veces.
—¿Qué? –¿Cómo es que yo no sabía de la amistad del pelirrosa con el Dios del trueno? Todos me miran con sorpresa al ver que no estaba enterada– Bien, no lo sabía, pero respondeme algo, mariposa. Si Edwin es tan fácil de vencer, ¿Por qué no se encarga Markov? Y nosotros nos encargamos del resto.
—No es el mismo Edwin que era amigo de Athan –responde el rubio de nariz perfecta–. Ejercita mucho, tanto su poder como su físico. Probablemente usa su maximun, no lo sé. La última pelea que tuvo con Markov casi fue fatal –apunta al ruso y el asiente en respuesta –, tuvo que intervenir Mu Mako y él –esta vez señala con su otra mano al más alto de nosotros, el muchacho de piel vitrea.
—Fue la última reunión anual –dice el señalado–, tú no fuiste, Forbia. Desde ahí que tenemos claro que la guerra está a la vuelta de la esquina.
—¿Cómo es que no supe nada de eso?
—Estamos igual de sorprendidos –acota el menor, Agustín–, se supone que todos estaban al tanto.
—Antes de que sigas haciendo preguntas –interrumpe Athan–, tienes dos opciones: entrenas y demuestras que controlas tu fuego o le ganas una pelea a Markov.
—¿Qué gano con eso?
—Pues –mi pregunta hace reír un poco a Athan, al parecer lo tomó por sorpresa– ¿Qué quieres? ¿La historia completa de la pelea para no quedar en ridículo la próxima vez que hablemos de esto? –al ver que no me convence, mira a Viento–. Enséñale tus abdominales, a ver si eso ayuda.
Confundida, veo como Vincent deja el balde en el suelo y comienza a quitarse su abrigo. Me incomoda un poco así que analizo su nariz por un momento, su gran tamaño contrasta con su sonrisa perfecta.
ESTÁS LEYENDO
Elementos [EDITANDO]
FantasyFuego, o mejor conocida como Forbia, su nombre humano; no es exactamente una chica común y corriente de dieciséis años, ni ella ni sus amigos lo son. Hace catorce años una delegación del planeta Mento, civilización principal del sistema piramuneo, l...