El día después del incidente, decido ir al hospital después de clases. Connor se ofrece a acompañarme hasta allá y yo no me niego. Es un tanto incómodo, pues tengo que hablar con él sobre el beso aún y cuando llegue a casa, probablemente deba hablar con mamá sobre los chicos.
—¿Qué van a hacer con sus familias? –pregunta el chico– ¿Ya saben lo que pasó?
—No lo sé –suspiro y miro sus ojos verdes–, todo sería más fácil si tuviéramos otros sentimientos a parte de Amor –él me mantiene la mirada y acomoda sus gafas.
—¿A qué te refieres con eso?
—Oh –golpeo mi frente por mi torpeza, evidentemente Connor no sabe esas cosas de Mento–, cierto, eres humano. Nosotros somos doce aquí, pero hay ocho clases más en Mento, la mayoría sentimientos. Por lo general ellos pueden manipular la mente e, incluso, alterar los recuerdos.
—¿Athan no puede hacer eso?
—Yo creo que sí –me encojo de hombros–, pero su control es más limitado. Solo puede acceder a los recuerdos de cosas que amas, cosa que no nos sirve ahora.
—Lo que ibas a decirme ayer –se detiene y toma mi muñeca para que yo no siga avanzando–, ¿Tiene relación con él?
—¿Por qué dices eso? –intento mantenerme tranquila pero aquellas pregunta me toman por sorpresa totalmente.
—Puede que tú no lo veas a él, pero yo sé cómo Athan te mira a ti, como un amor inalcanzable, así como yo te miraba antes, Forbia –suelta mi muñeca y se cruza de brazos. Yo intento acomodar sus lentes que han vuelto a deslizarse por su nariz respingada y él ríe un poco ante este gesto pero no se opone.
—Connor, yo...–suspiro y sin pensarlo dos veces, lo digo todo. Ya no puedo con tanto secreto dentro–, él me besó y yo no supe qué hacer, luego me habló de su maximun y que yo lo activaba, ¿Entonces qué podía hacer? ¡No lo sé! Luka me dijo que no me preocupara pero yo sé que es más grave que eso –tomo aire pero antes de retomar mi discurso, él pone un dedo sobre mis labios para evitarlo.
—Está bien, entiendo que apenas tienes sentimientos y que la mayoría del tiempo no sabes qué hacer con aquello –vuelve a tomar mis muñecas y me mira fijamente–. ¿Aún me quieres? Me refiero a estar conmigo, yo puedo perdonar lo que hiciste pero tienes que ser sincera conmigo.
—No sabes cómo me ha comido la culpa por dentro –asiento muchas veces y eso lo hace sonreir para luego abrazarme.
Llegamos tomados de la mano al hospital y ahí nos separamos, pues él debe volver a su casa. Yo voy directo a las habitaciones donde los chicos están hospitalizados, pues ya han salido de urgencias. Cuando llego, Athan está ordenando sus cosas pues ya puede irse, sus heridas han sido suturadas y él resto de la recuperación debe llevarla por su cuenta.
—¿De dónde sacaste esa ropa limpia?
—La trajo Agustín –responde. Yo me acerco a él y lo abrazo, sin rencores, siendo correspondido mi gesto.
—¿Qué sabes de los otros?
—Markov sigue inconsciente y Luka está en recuperación, no sé qué ha hecho tu mamá, pero consiguió que los pusieran en la misma habitación, incluso cuando tienen diferentes diagnósticos.
—Sabes de hospitales, ¿Eh?
—Me gusta la medicina –me enseña sus dientes torcidos en una sonrisa–. ¿Quieres ir donde los chicos? Está al lado.
Luego de asentir, él toma sus cosas y hace un gesto para que lo acompañe. Athan no es un chico exactamente delgado, no es que esté fuera de forma, pero su contextura es gruesa, y eso siempre ha hecho que su presencia sea imponente a pesar de su poder; bastó sólo un ataque para que se viera más disminuido, más pálido y menos rosa.
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Elementos [EDITANDO]
FantasyFuego, o mejor conocida como Forbia, su nombre humano; no es exactamente una chica común y corriente de dieciséis años, ni ella ni sus amigos lo son. Hace catorce años una delegación del planeta Mento, civilización principal del sistema piramuneo, l...