7 - Vino y risas.

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Acababa de abandonar el cuerpo de Niss de nuevo, esta vez la reunión fue de lo más aburrida, ellos solo piensan en como salvar sus culos y bla bla bla...

Fui vagabundeando por la sala hasta dar con uno de los sirvientes de Drix, me introduje en él antes de que nadie notase mi presencia. Seguí al Dios de la Lógica hasta sus dominios, allí estaba esperándole una mujer. Era pelirroja teñida, sus ojos eran de un azul oscuro poco impresionante y su ropa era una túnica transparente a juego con su pelo mal teñido.

― ¿Qué tal la reunión? ―Preguntó la perra humana con voz estridente mientras echaba sus brazos alrededor del cuello del dios.

―Eso no es de tu incumbencia.

La apretó entre sus brazos, como solía hacer conmigo, pero no con la misma pasión. La escena que componía este par no me gustaba, nada. Tenía ganas de agarrar a la humana de esos pelos de estropajo y arrancárselos uno a uno... No lo pensé mucho antes de saltar del cuerpo del sirviente al de la humana.

Una presión que desde hace mucho tiempo no sentía, se instaló en mi pecho, era dolorosa. Se apartó y me miró a los ojos sin saber que a quien él observó, era su perdición.

―Tus ojos... parecen distintos, más brillantes. ―Me miró con el rostro extrañado, pero no tardó en estampar sus labios contra los míos... Ese beso removió viejos sentimientos que me hicieron sentir asco de mi misma, pero que al mismo tiempo también había impulsado mi deseo de venganza. ―Hasta sabes diferente... ¿Quién eres?

Me apartó con brusquedad de sus brazos, me tenía agarrada con fuerza de los hombros mientras me observaba con fijeza los ojos delatores. Reí con fuerza mientras me desasía de sus manos con un tirón.

―Creo que tú lo sabes muy bien. ―Volví a reír, pero esta vez con mi voz. ―Pagarás por todo lo que me hiciste sufrir.

Antes de abandonar aquel cuerpo inútil, me introduje la mano en el pecho y arranqué el corazón humano. Se lo tiré a Drix a los pies, con desprecio.

―Soy la Diosa de la Venganza y esto solo acaba de empezar.

Salí del cuerpo muerto de la humana para volver al mío. No podía contener las emociones dentro de mí, por una parte se que no se lo contará a nadie, ya que está prohibido que los dioses traigan humanos a esta dimensión si no son sirvientes y por la otra no quiere que ninguno de los Siete se entere de lo que ocurrió hace ya tanto tiempo... Dulce, dulce venganza.

***

― ¿Qué milagro ha ocurrido para que estés tan feliz? ―Me preguntó Zephía.

―Nada en particular, solo es un buen día... ―Reí traviesa.

― ¿Has vuelto a saquear mis bebidas? ―Se dirigió hacia el lugar donde las guardaba y lo abrió encontrándolo casi vacío.

―Sí, pero no tiene nada que ver.

Suspiró mientras agarraba una botella de vino blanco. Se adentró en la cocina, oí el tintineo del cristal y como abría varias veces la nevera. Instantes más tarde apareció en el lugar con un par de copas y la botella. Se sentó a mi lado en el sofá, depositó todo en la mesita de café y me miró.

―Parece que el vino no es muy de tu agrado, ya que es lo único que no te has bebido.

―El vino no está mal, pero solo bebo con un propósito: emborracharme y no recordar nada.

―Pues ahora, quiero que lo hagas con el fin de saborear y disfrutar el momento. ¿Crees que podrás?

―Lo podría intentar...

La Diosa Maldita. (Dioses Y Guardianas 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora