Allí estaba ella, echada en el suelo de su gimnasio, jadeando del cansancio. Apenas era la noche del tercer día, y ya ni sabía qué hacer. Había hecho pesas, usado las mancuernas, abdominales, flexiones, y todo lo que se le había ocurrido, y ahora estaba reventada en la alfombra, sudando y con dolores por todo su cuerpo, sobre todo por la zona abdominal, pero le quitaba importancia, no estaba para preocuparse de eso.
- ¿Qué suelo hacer yo... normalmente? – Se preguntó en voz alta, clavando sus ojos eléctricos al cielo.
Mirando al techo oscuro una idea fugaz le pasó por la cabeza: correr. Mientras se intentó levantar sintió como si su cuerpo estuviese siendo obligado por la misma gravedad a clavarse en el suelo y quedarse ahí. No tenía fuerzas para moverlo, y entonces pensó que probablemente se estaba convirtiendo en una obsesa del ejercicio, o mejor dicho, ciertas circunstancias la habían obligado a volverse así. Rugió como un león y se levantó, sólo ella dominaría su cuerpo y mente, nada la detendría si se lo proponía.
Tomó la chaqueta del club de vóley junto con las llaves de su casa y su móvil, partiendo hacia su recorrido diario.
- No sé si alegrarme o no de que hoy tengamos el día libre... - Murmuró Shirabu, estirándose, haciendo crujir todos sus huesos.
- Muchos no se han podido recuperar del entrenamiento de ayer, forzarlos a más sería igual a destruirlos. – Contestó la grave voz de Ushijima, que caminaba a su lado a paso lento.
- ¡Estos novatos! – Exclamó en voz alta, echando la pelota hacia arriba –. Oye, ¿esa no es Nanazaki-san? – Le preguntó al mayor viendo una silueta conocida realizar ejercicios de estiramiento en un parque.
- Lo es. – Se limitó a contestar, atrapando la pelota antes de que cayese.
- Ahora que lo pienso... Ella no ha ido a los entrenamientos estos días, ¿verdad? – Recordó vagamente –. ¿Crees que estará mala?
- ¿Tanto quieres saberlo? – Ushijima le dedicó únicamente una mirada sosa e insípida a su kohai, y este asintió con una media sonrisa –. Ve a preguntarle.
- ¡No digas eso! – Reprochó con un grito, llamando la atención de la pequeña, quien los distinguió rápidamente; le era imposible no reconocerlos.
- Ya te ha visto, ahora es más fácil ir. – Murmuró el más alto. Shirabu asintió y emprendió la caminata hacia Risu, seguido por detrás por el mayor.
- ¿Qu-qué hacéis aquí? – Tartamudeó ligeramente Risu, intentando que no se le notasen los nervios frente a ellos.
- Nos dieron el día libre. – Contestó al instante el armador del equipo –. ¿Y tú? Hace un par de días que no vas a los entrenamientos... ¿¡Acaso te has lesionado!?
- No es por eso. – Negó tajante al instante –. Sólo... No importa, lo siento por haceros perder el tiempo, tengo que ir yéndome ya, se hace muy tarde. – Hizo una ligera reverencia frente a sus mayores y se dio media vuelta.
- ¿Quieres entrenar con nosotros? – La pregunta de Ushijima la clavó en el sitio. Podía reconocer esa voz claramente, e indiscutiblemente había sido él quien preguntó, incluso podía oír la risilla de Shirabu. Tomó aire y se giró completamente inexpresiva, como solía ser. Al verlos asintió en silencio.
Risu simplemente los seguía desde atrás, ni si quiera hablaba para no meterse en la conversación de sus mayores. Tampoco sabía a dónde estaba yendo, pero esas casas pertenecían a una misma urbanización, y tampoco parecía estar demasiado lejos de su casa. También estaban todas iluminadas y se escuchaban varias voces. Al final llegaron a una de las múltiples casas idénticas.
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Haikyuu: Shiratorizawa /#Wattys2016
FanfictionShiratorizawa, la academia más prestigiosa e importante de la Prefectura de Miyagi, y como tal tiene casi el deber de destacar y ganar aquellos campeonatos donde participen. El club de vóley es uno de los pilares de la academia, tanto el masculino c...