¿Sabes? El tiempo es un arma malévolainventada por el Diablo. ¿Quieres saber por qué? Fácil, yo te daréla respuesta:
Nos absorbe a todos desde el momento enel que nacemos. Y a partir de ahí nos atrapa en sus infinitastelarañas.
Siempre corre hacia delante. Nunca sedetiene, y mucho menos retrocede.
Sólo suma, y suma... hasta hacerseeterno...
¿Cuánto habrá sumado ya? Alprincipio fue un suspiro. Luego, un murmuro. Después, un diálogo. Ypor último, una obra.
- ¡No seas así, ¿qué quieresesconder!? – Alzaba su voz una chica envuelta en risas y buenhumor.
Shiratorizawa estaba acostumbrada a quesus alumnos fuesen chicos ejemplares, tranquilos, y sobresalientes.Pero esa regla no se aplicaba a los integrantes de los clubes, quetendían a ser "genios locos".
- Deja de gritar un poco, las molestas.– Contestó otra chica, usando un temple más tranquilo y maduro.
- ¿¡Por qué estás aquí!? –Señaló la chica, mostrándose irritada.
Un cúmulo de personas se formóalrededor del gimnasio femenino de vóley. Estaban acostumbrados aque fuese uno de los más extraños, pero aquel día estaba siendomás ruidoso que de costumbre.
Dos cabelleras castañas ondeaban comobanderas en el umbral del gimnasio, dos chicas a las cuales lamayoría nunca había visto, y a la pequeña minoría les sonaban devista.
- Por favor... Dejad de pelear aquí. –Interrumpió con timidez una tercera chica, saliendo del gimnasio,interponiéndose entre las chicas.
- ¡No seas así, Hana, ¿qué te hehecho yo?! – Sollozó con dramatismo la más ruidosa de las chicas,oyendo las risas del equipo femenino desde dentro del gimnasio.
- Miura... ¿Qué clase de ejemploquieres dar? – Suspiró la otra chica, masajeándose la frente consu mano.
- Con los años te has vuelto másmolesta, ¿eh, Mimi? – Inquirió con más seriedad Miura, echandotodo el aire por su nariz.
Mimi chasqueó su lengua y relajó sushombros cuando notó la mano de Hana sobre su brazo. Miura no pudoevitar reírse ante ese gesto, rebajando un poco la tonta tensiónque se formó.
Tanto Hana como la misma Mimi semiraron, y una risa se escapó de sus labios, dando por zanjada esaestúpida discusión.
- Quiero aprovechar que no tengo clasespara ver a mi querido equipo. ¿Podría, vice-capitana Hana? – Lanombrada asintió con una femenina y bella sonrisa en su níveorostro, echándose a un lado, dejándole espacio para que Miuraentrase.
Desde que la ya excapitana entró en launiversidad cercana de la prefectura, pocas fueron las ocasionesdonde podía pasarse a ver el club de vóley donde vivió sus mejoresaños.
Una sonrisa agridulce se tornaba en suslabios cada vez que lo hacía, ver que todo seguía igual sólo quecon personas diferentes. Cada chica era un mundo, todas magníficas,educadas y respetuosas ante su mayor.
Quizás eso hacía que fuese más durovolver. Era una indirecta que la vida le lanzaba para decirle queella ya no pertenecía a ese lugar, pero se negaba a escucharla. Aúntenía conexiones con ese gimnasio que la vio entrenar durante tresaños, donde se dejó todo su ser, y donde capitaneó a una de lasmejores generaciones que Shiratorizawa conoció.
- ¡¿Es verdad que Miura-senpai estáaquí!? – Irrumpió acelerado un chico, apoyándose en el umbral,mirando a todos lados, notando las miradas y las risas de las chicasal verle jadeando.
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Haikyuu: Shiratorizawa /#Wattys2016
FanfictionShiratorizawa, la academia más prestigiosa e importante de la Prefectura de Miyagi, y como tal tiene casi el deber de destacar y ganar aquellos campeonatos donde participen. El club de vóley es uno de los pilares de la academia, tanto el masculino c...