9: Enfrentando las cosas

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Se divirtió, no podía negar eso. Fue realmente agradable poder jugar de ese modo junto a todos, e incluso comenzar a conocerlos un poco mejor. También pudo experimentar lo crudo y duro que era realizar una levantada, pero también saboreó la miel cuando anotó un punto ante el equipo de Reon, Shibata y Ushijima, aunque al final terminasen perdiendo el partido. Después, tras ducharse y vestirse vino la barbacoa. Eso también fue agradable. Verlos a todos fuera de la cancha y en un estado tan animado y alocado no era algo que se podía imaginar, sintiéndose con un peso menos en los hombros al poder haber disfrutado de algo así.

Y todavía quedaba el mejor de los recuerdos. Desbloqueó su móvil, y tras abrir la galería se encontró con la foto que le habían pasado, la foto donde salían todos y que les sacó la hermana de Shirabu cuando se pasó durante el descanso de su trabajo. Ella estaba sentada en el suelo, a su lado Miura también sentada, y entre ambas, de cuclillas, estaba Ushijima. Mucho tuvo que hacer para evitar mirarle durante la foto, ya que todos estaban ahí, y la foto la tendrían todos.

Exhaló un suspiro de paz y se guardó el móvil. Apenas eran las tres de la tarde y ya estaban volviéndose, sola a su casa. Era obvio que todos fuesen chicos ocupados, sobre todo los de tercero que mostraban ser responsables para otras cosas aparte del vóley.

- ¡Ar-di-lli-ta! – Esa voz le sonaba. Aquella exclamación la obligó a salir de su mundo onírico y rotar sus ojos hasta la entrada de una panadería, encontrándose de pleno a ese molesto grupo de tres chicas.

- Anne-senpai. – Murmuró Risu, desviando sus ojos hacia la chica de pelo rosado que la ignoraba un poco, como dando a entender que pasase lo que pasase no se metería.

- ¡Qué gracia me da encontrarte justo aquí! – Sonaba muy animada e incluso confiada, cosa que hizo estremecer a Risu y elevar sus defensas, pero poco pudo hacer cuando la mayor se acomodó ligeramente sobre sus hombros, pasándole el brazo por estos –. Justo ahora me iba a comprar un móvil nuevo... ¡No sabes lo duro que ha sido convencer a mis padres de que me permitiesen tener uno nuevo! – Exclamó dramáticamente.

- ¿Y... eso a mí qué me importa?... – Tartamudeó Risu, encontrándose con Anne a la misma altura que ella, apoyada sobre su hombro.

- He oído que tú tienes un móvil muy bueno... Tal vez me lo podrías, ya sabes, dejar durante un tiempo indefinido, ¿qué me dices?

Abrió sus ojos al notar la mano de la mayor rebuscarle en la chaqueta y sustraerle el móvil. Se quitó del amarre de su senpai de un movimiento brusco y la encaró:

- ¡Devuélvemelo! – Le gritó a su mayor con rabia en su mirada y electricidad en los ojos. Incluso Anne retrocedió al verla tan colérica por primera vez.

- ¡N-no quiero, me lo debes, no haber roto el mío con ese estúpido balonazo! – Reprochó Anne, zarandeando el móvil de un lado a otro, en la altura, lejos de donde podría llegar Risu simplemente con sus manos, obligándola a tener que ponerse de puntillas para intentar llegar.

- ¡Yo no tengo la culpa de que estuvieses presumiendo de móvil nuevo delante del gimnasio! – Contrarrestó Risu, haciendo aspavientos con las manos para intentar arrebatárselo, pero la ligera altura le era suficiente para que no lo alcanzara.

- ¡No quiero, ahora es mío! – Se burló Anne al notar que tenía ventaja en esa situación.

Risu peleaba, pero se encontraba demasiado cansada como para saltar e intentar quitárselo, aparte de que no tenía la confianza como para atreverse a quitárselo sin que se pudiera caer. En otras circunstancias le habría dado igual el dárselo o no, pero en ese momento tenía la única foto que deseaba tener en su posesión costase lo que costase. No pensó nunca que pudiese sentirse de ese modo; impotente, débil, sin fuerzas y a punto del sollozo.

Acumulaba las lágrimas en sus ojos y pretendía hacerle la fuerte, pero el hecho de ver su móvil en las manos de otra persona, tan lejos y al mismo tiempo tan cerca pero sin poder tocarlo la estaba desestabilizando, y mucho.

- ¡Devuélvemelo, por favor! – Terminó por rogar, cediendo su peso sobre sus rodillas, como si estuviese haciendo una reverencia –. Es... Es muy importante para mí... Devuélvemelo, por favor... - Volvió a clamar, intentando controlar sus lágrimas, pero Anne notó eso como la oportunidad perfecta para lanzar un golpe definitivo.

- Si tanto lo quieres arrodíllate y di: "Devuélvamelo, oh gran senpai, sé que usted es una hermosa y maravillosa persona", tres veces, ¿qué te parece?

Tragó saliva en seco. Tomó aire por la boca con una gran bocanada, y cuando sus rodillas estaban comenzando a descender la voz de un chico la frenó:

- Es de mala educación hacer esas cosas... - Las cuatro chicas giraron sus cabezas, encontrándose con el capitán del Aoba Josai frente a ellas: Oikawa Tooru –. Robar está mal, señorita. – Mencionó con una rara y perturbante sonrisa, y un muy mal ubicado buen humor.

- Dáselo, Anne, ya has montado tu numerito de hoy. – Mimi les dedicó una vaga mirada al recién llegado y a Risu antes de ponerse a caminar. Anne chasqueó su lengua maldiciendo, entregándole el móvil en la mano a Risu, marchándose cabreada con sus compañeras.

- Gr-gracias por eso... - Agradeció con un leve tartamudeo Risu, recogiendo su móvil de las manos de Oikawa.

- ¡No hay de qué! – Exclamó emocionado el castaño.

- Y-yo... Me voy marchando ya... - Musitó disimuladamente, y tras hacer la reverencia empezó a marcharse, pero el castaño la seguía de cerca –. ¿Me sigues por alguna razón?... – Se atrevió a preguntarle, volteándose a verle.

- ¡Es sólo que vamos por el mismo camino! – Contestó Oikawa sin perder la sonrisa –. Pero sabes, pensé que eras más peligrosa y agresiva. – Soltó de la nada, y la pequeña peliazul le dedicó una mirada de furia, sacándole una risa nerviosa al chico por verla en ese estado.

Mientras ellos apenas avanzaban, los ojos de Ushijima los descubrió desde la otra acera. En principio se extrañó, no sabía que ellos dos tuviesen algún tipo de lazo que les uniese, pero de lo que sí tenía conocimiento era de la actitud de Oikawa. Afiló sus ojos de color aceituna y caminó hasta la otra calle hacia su dirección.

- ¡Tampoco hace falta que pongas esa cara ahora! – Rió el castaño, haciendo gestos con sus manos para rebajar los humos.

- No tienes demasiado tacto que digamos. – Atizó Risu, mirándolo impasible.

- ¿Ocurre algo?

Risu notó una reacción recorrer su espina dorsal al escuchar esa voz tan grave a la que estaba tan mal acostumbrada. Sentía la enorme presencia de Ushijima de pie, a su espalda, y con sólo alzar un poco su cabeza se lo encontró serio, observador y casi desafiante ante Oikawa.

- Ushijima-san... - El tono de Oikawa cambió, ya no era juguetón e infantil, sino que también se tornó hostil, desafiante al mirar al as de Shiratorizawa –. No pasó nada entre nosotros, sólo que a la pequeña la estaban molestando e intervine, nada más. – Comentó como si no fuese nada importante.

El capitán de Shiratorizawa desvió su mirada hacia Risu, y la pequeña algo confundida asintió para corroborar las palabras del otro capitán. Entonces volvió a mirar a Oikawa, pero con un gesto más relajado en su cara.

- Gracias por defenderla. – Le agradeció, inclinándose ligeramente ante el castaño.

- A veces desearía que fueses más guerrero... – Entonó un poco más suave Oikawa, retrocediendo algunos pasos –. Ya que estás tú, yo no me tengo que preocupar. Supongo que ya nos veremos en el Inter-High. – Dicho eso, se despidió, tomando otro camino para irse, dejando solos a los otros dos.    

Haikyuu: Shiratorizawa /#Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora