8: "Tiempo a solas"

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- Gracias por acompañarme... - Murmuró Risu, caminando al mismo ritmo que su mayor.

- No tienes que darlas, es lo mínimo que podría hacer, después de todo fue idea nuestra que vinieses. – Ella alzó la cabeza para verle bien, notando los rasgos calmados de Ushijima. Se decía a ella misma que quería poder permanecer tan firme y decidida como él, pero no podía, intentar hacerse la fuerte delante de él le costaba bastante, y más si le decía esas palabras.

- Tengo una pregunta. – Risu tragó saliva y se atrevió a hablar. Ushijima emitió un único sonido a modo de permiso –. ¿Por qué me dejasteis entrenar con vosotros? Goshiki-san sería el indicado, no por nada es un miembro del equipo masculino, y... La Estrella del equipo... - Le costó decir eso. Sabía que era ese chico de primero lo era, pero al mismo tiempo estaba eclipsada por Ushijima, aunque en algún momento el chico de primer año tendría que tomar las riendas del equipo.

- Simplemente creí que era más conveniente que vinieses tú, nada más. – Aquella respuesta la pilló completamente desprevenida. ¿Cómo se suponía que tenía que reaccionar a eso? ¿Debía decir algo más, o tal vez asentir en silencio? Su cerebro no funcionaba, y para cuando quiso hablar él ya estaba avanzando hacia un mini-market –. ¿Quieres algo? – Preguntó antes de entrar.

- Oh... esto... - Torpemente rebuscaba en su bolso, sacando su billetera, suspirando al verla sin dinero –. Nada, pu-puedes ir, te espero aquí.

Ushijima asintió y entró, mientras que ella tomaba todo el aire que podía para intentar reponerse. Echó su espalda en la pared y esperó un rato hasta que el mayor salió con dos aperitivos, entregándole uno de ellos a ella.

- N-no era necesario... - Intentó reprochar Risu, pero al ver que Ushijima todavía tenía su mano extendida hacia ella no le quedó más remedio que aceptarlo –. En cuanto pueda lo pagaré...

- Tómalo como una invitación, nada más.

Risu llevaba notando algo raro desde hacía un tiempo, pero sus estúpidas hormonas revolucionarias no la habían dejado darse cuenta antes. Ushijima estaba... ¿cercano? Ni si quiera sabía si podía afirmarlo, sólo que sentía aquella extrañeza cómoda y reconfortante, aunque también peleaba mentalmente para no hacerse una idea equivocada de todo aquello, decirse que simplemente era así porque él era una persona amable y tranquila, y no que le estuviese dando permiso para acercarse o tomar más confianza y cercanía.

Antes de terminar su pelea llegaron hasta las puertas de la casa de Risu, donde todo estaba apagado y cerrado. Ushijima echó un vistazo con mirada escrutadora, analizando el lugar. Era relativamente tarde, podía ser normal que todos estuviesen durmiendo, pero en aquella casa asolada por la oscuridad podía notar un aura de soledad.

- Gracias por acompañarme. – La voz de Risu lo sacó de sus pensamientos. Ante él la tenía haciendo una pequeña reverencia en señal de agradecimiento.

- No hay de qué. – Dijo desviando sus ojos hacia la casa nuevamente –. Sé que mañana es sábado, pero por la mañana Shirabu-kun tendrá la casa para él solo, así que decidió invitar al equipo a un partido en su casa y luego una barbacoa. ¿Quieres venirte?

Los finos labios de la peliazul temblaron. Su corazón bombeaba a toda potencia llevándole sangre de más a sus mejillas, tiñéndoselas de un suave tono carmín. Agachó la cabeza por instinto al notar su cara arder. Tenía que decidir sí o sí, no podía dejarle mucho más tiempo esperando.

- Puedes negarte con total libertad, no te preocupes por eso. – La pequeña alzó la cabeza al oírle de nuevo y encontrarse con su mirada... Una mirada más aguda, más firme mirándola directamente.

- ¡Iré! – Respondió con un grito instintivo. Él asintió lentamente.

- Muchos estaremos a las nueve. Tráete la ropa deportiva y un cambio, ya sabes... - Hizo un leve gesto con su cuello al menearlo de lado a lado, como queriendo recalcar la evidencia –. Nos vemos. Adiós. – Se despidió tras quedarse sin nada más que decir, dejando que Risu entrase a su casa.

Durante esa noche Risu logró conciliar el sueño tras varias horas de matadores ejercicios y un largo baño caliente, para finalmente tirarse en la cama del que parecías ser su cuarto, un habitáculo casi vacío, adornado con un armario no muy grande, la cama, un escritorio con su ordenador portátil encima, varias estanterías sin nada en ellas, alguna que otra caja grande amontonadas en las esquinas, y un ventilador de techo que giraba en la mínima velocidad. Después de varias vueltas logró encontrarse con Morfeo.

Al día siguiente. Sábado por la mañana; casa de Shirabu.

- Aún es pronto, y tampoco creo que quiera venir un sábado por la mañana... - Bostezó Shirabu, refregándose los ojos con su mano.

- ¡Empezamos entonces, estoy ansioso! – Exclamó emocionado Goshiki, moviéndose de lado a lado para apaciguar sus nervios.

- Dijo que vendría, dudo que sea una persona que falte a su palabra. – La grave voz de Ushijima acalló a los chicos. No sabían que tenía a Risu en tan alta estima, o cuándo se la había ganado.

- ¡Ding, dong! – La voz de una chica atrajo sus miradas hacia el salón, donde Shibaru caminaba junto a Miura.

- M-Miura-san, ¿qué haces aquí? – Le preguntó Tendo algo nervioso o... ¿excitado?

- Me encontré a esta pequeña por aquí – Mencionó, echándose hacia un lado, dejando ver a Risu detrás de ella –, y después de que me dijera a dónde iba, muy ilusos sois si pensabais que dejaría a una de mis chicas en este festival tan masculino. – Los muchachos la miraron algo molestos, pero ninguna de esas muecas de disgusto eran reales, algo que llevó a pensar a Risu la buena relación que tenía con todos ellos.

- Muy sensato de tu parte, Miura-chan. – Habló Ushijima, levantándose de su sitio –. Una espectadora no nos hará daño.

- ¡Así se habla! – Exclamó Miura, alzando su puño al cielo en son de ánimos.

Al momento de comenzar los partidillos se eligieron los equipos y cómo serían. Un 3 vs 3 a seis puntos. Risu estaba junto a Shibaru y Yamagata, el líbero titular. Durante su primer enfrentamiento les tocó el equipo de Tendo, Goshiki y Taichi.

- ¡Vamos! – Gritó Goshiki, elevándose para cazar el pase de Taichi.

- ¡Bloquéalo, Nanazaki-san! – La animó Miura desde el saliente.

El de primer año contactó el disparo, topándose con el bloqueo de Risu. Se sorprendió por lo alto que pudo saltar, y por cómo logró tocar la pelota. Si tenía que admitir algo era la fuerza de sus brazos. Para ser una chica poseía una fuerza inigualable, pero su homónimo masculino poseía su fuerza de por sí natural, más la que estuvo entrenando durante tanto tiempo, logrando batir el bloqueo de la peliazul.

- ¡Mierda! – Rugió Risu al ver su bloqueo partido, pero Yamagata pudo evitar el punto y salvar la pelota.

- ¡Toda tuya, Nanazaki-san! – Animó Shibaru, levantando la pelota para la peliazul.

Tomó carrerilla y corrió contra la pelota, enfrentándose al bloqueo de Tendo y Taichi. Afinó sus ojos y descargó su zurdazo en el menor de los huecos entre ambos, pero el poder para adivinar del pelirrojo logró parar el tiro, y el rechace cayó directamente contra la pista, dándoles el punto.

- ¡A la próxima será punto, Nanazaki-chan! – Animaba fervientemente Miura desde el saliente, y a su alrededor todo eran risas y calma.

Ella los miró, dándose cuenta de las risas tranquilas, y observó a todos los que la rodeaban. Todos estaban relajados, emocionados, y dentro de ese ambiente distendido entendió que todos disfrutaban jugando. Risu tomó aire, exhaló lentamente por su nariz y mostró una efímera sonrisa, mezclándose con ese ambiente suave y pausado. Por una vez probaría cómo se sentía jugar sin tener que preocuparse del resultado y de lo que pasaría después. 

Haikyuu: Shiratorizawa /#Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora