Todos dormían en ese autobús. Cayeron en rotundo nada más sentarse en los asientos. Salvo los entrenadores y Mimi, quien reía tímidamente al notar la calidez de la respiración de Hana sobre su hombro mientras dormía apoyada en ella.
Incluso la pareja de rematadores estrella dormían acaramelados, con Risu apoyada sobre el ancho y fuerte brazo de Ushijima, y él muy contento sólo descansaba con una tibia sonrisa dibujada en sus labios.
Incluso les dio algo de pena despertarlos, pero debían de hacerlo, acababan de llegar al gimnasio, y la esperadísima final era al día siguiente.
- Me gustaría que saliésemos después de la final. – Le comentó Ushijima a Risu ya en la privacidad que les daba el camino de vuelta a casa. Una mueca de sonrisa ablandó a la chica, que escondió su rostro tras sus mechones azules.
- A mí también. – Murmuró, agarrando la mano de él, enlazando sus delicados, pequeños y finos dedos a los suyos. En ese momento le parecía otro, no aquel hombre imponente que se encaró a Oikawa tras su derrota contra Karasuno –. Po-por cierto... - Logró recordar, alzando la vista para toparse con esos gentiles ojos de color oliva.
- Dime. – Musitó calmado Ushijima, caminando lento, relajado, al ritmo de Risu.
- Felicidades por pasar a la final.
Aunque pareciese una tontería decirlo en ese momento, era algo que seguía dentro de ella. Ushijima se frenó, deteniendo a Risu de su caminata. La sonrisa que le acababa de regalar penetró todas sus muros y barrió sus defensas, golpeando con violencia y dulzura su corazón.
Ese hombre de metro noventa y otros tantos de ancho, de rostro siempre serio y firme, de aura grandiosa y poderosa, no puedo evitar sonrojarse ante la deslumbrante sonrisa de Risu.
Por mero instinto la elevó hasta su altura, rozándole con lentitud sus mejillas usando apenas las yemas de sus dedos. Ambas miradas se toparon, mirándose con un resplandor único, un brillo dorado y sonrojo en las mejillas.
Todo se volvió oscuridad cuando cerraron sus ojos para besarse con pasión y calidez. Ushijima apretaba más el diminuto cuerpo de Risu al suyo, dejándose llevar por el momento aunque estuviesen en medio de la oscura calle. Un "te quiero" oculto que sólo dentro de sus bocas se oía, resonando con ímpetu, llenando cada fibra, paseándose por todos los nervios hasta llegar a sus cerebros.
- Gracias por acompañarme... - Agradeció la chica cuando llegaron a su casa, haciéndosele difícil mirarlo después de aquel arrebato por parte de ambos.
- ¿No te sientes sola aquí? – Preguntó de repente, sacándole un brinco a Risu –. Mañana será tu primera final, un momento importante para ti y tu objetivo... ¿Puedes estar bien en este ambiente?
- N-no te entiendo muy bien... - Balbuceó nerviosa, mirando para todos lados, intentando comprenderle.
- Quiero hablar de muchas cosas, y no hay tiempo para todo... Aprovechando que mañana tenemos los dos la final, ¿me dejarías quedarme aquí?
La mente de Risu se quedó en blanco. Nunca se hubiese imaginado que él le diría algo así, y era la primera vez que alguien se quedaría en su casa. Su lengua se trabó, no podía articular palabra alguna, aunque no le hizo falta. Cuando alzó su mirada y se topó con la mirada de águila de Ushijima, asintió en silencio y con las mejillas envueltas en un color rojo.
Estaba pasando todo bastante rápido. Cada uno se duchó en uno de los cuartos de baño de la casa, todas las luces estaban encendidas, todas salvo las del salón, que es donde ambos estaban. Llevaron los futones hasta allí, y los juntaron, enroscándose, acabando la pequeña Risu acoplada en el portentoso cuerpo de Ushijima, aspirando la fragancia con gusto a uva del jabón, oyendo el ajetreo que formaba el incansable corazón de Ushijima al golpear furioso contra su pecho.
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Haikyuu: Shiratorizawa /#Wattys2016
FanfictionShiratorizawa, la academia más prestigiosa e importante de la Prefectura de Miyagi, y como tal tiene casi el deber de destacar y ganar aquellos campeonatos donde participen. El club de vóley es uno de los pilares de la academia, tanto el masculino c...