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"Querido diario:

Ya me han entregado las notas.

¡Perfect Score!

En cierto modo, aunque me de rabia admitirlo, se lo debo a Ben Solo y sus apuntes de repetidor. Tienen demasiada buena letra, quizás se las hizo Hux. Eso explicaría un poco porque estaban tan bien. Por mucho que me de rabia, tengo que admitirlo: le tengo que agradecer de alguna forma. Quizás con una tableta de turrón con oreo que dicen que esta buenísimo.(También, si no lo quiere, me lo puedo comer yo).

Dentro de poco podré descansar, porque estamos a una semana de navidad. Como ya me quitaron el castigo para poder centrarme en los exámenes, no me falta tiempo. Echaré de menos a mi compañero de crimen. El abuelo y yo cenaremos solos una vez más y veremos los programas especiales pues Luke irá con los Solo a no se donde. Aun no tengo ni idea si me va a regalar algo, pues todos los años el abuelo tiene un detalle conmigo.

Diario, contigo no puedo tener secretos. Desde ese día que Ben me dio esa carta, la leo todas las mañanas. Todavía no le he preguntado del tema, lo he esquivado desde ese día que picó mi puerta hace mes. Es más, me había olvidado de saber de que iba la promesa. Estoy segura que en el desván encontraré algo que me sirva como ese algo que teníamos en las manos en aquella foto de Naboo.

La pregunta es: ¿Me gustará lo que vaya a descubrir?"

Escondió el diario y se estiró, dejando salir unas muy desagradables tabas. Ya casi se había olvidado de lo que había ocurrido por empezar a buscar más cosas de ese secreto con el pequeño Ben. Las fuerzas se las daba esa carta escrita por el pequeño y no la rabia que le daba el actual. Su mala ortografía y caligrafía no empañaban ese mensaje de ánimo que le daba tras la muerte de sus padres, con un dibujo muy infantil. Calaron fui fuerte sus palabras inocentes. Le daba pena que no siguiera siendo el mismo chico. Le daba rabia no encontrar o acordarse de esa promesa que se hicieron. Debía admitir que le daba vergüenza pedirle ayuda o admitir que necesitaba de él para saber mínimamente de la situación.

El desván de la casa era un auténtico misterio para ella. Nada más entrar, lo primero que pensó era en la necesidad de una profunda limpieza. Enterraba cosas tanto del abuelo como los suyos. Ir desenterrando cada cosa era desenterrar una memoria, por lo que subió con una caja de pañuelos. Todas y cada una de las cosas que iba encontrando eran realmente variados. Nunca pensó que iba a conservar tan bien los recuerdos de la madre, entre ellos, un viejo vestido de novia. Al lado de una foto de la boda de sus padres. De su padre, le emocionó encontrar su vieja colección. Dios, como los echaba de menos. Por lo menos, el abuelo tuvo el detalle de guardar varias cosas suyas entre sus viejos juguetes (le encantaba "pilotar" una pequeña nave que tenía). Los álbumes estaban intactos dentro de un baúl. Los fue sacando de una a una para poder ver todas las fotos. Se sorprendió de ver muchas fotos de Ben y ella en una actitud de muy buenos amigos y menos de ella y Finn. Quitó una de ellas para luego enseñársela en el patio a Poe y Jess. Siguió buscando una pista de lo que podía ser pero había un gran vació de fotos entre las últimas en Naboo como buena amiga de Ben a que solo este ella o este con el abuelo hecho por alguna tercera persona. El maldito de Ben Solo tenía un poco de razón en decir que ella había cambiado de aquello.

Pero, ¿Quién no cambiaba tras la muerte de sus padres?

Solo viendo unas pocas podía recordar las auténticas burradas que llegó hacer y por lo que su abuelo insistió en hacer muchas cosas antes de volver a algo normal. Se acordaba de la ver que se metió en un ataúd sin permiso para morir a su lado. Pero eso no era el punto. Debía encontrar algo que la llevase a esa promesa y solo la hacía recordar buenos momentos como amigos. Hasta una vez el beso su mejilla mientras ella reía. Cada vez pensaba más fuerte que tendría que ser algo amoroso por el beso.

Cambio de estrategia y empezó a mirar entre sus viejos juguetes de nuevo. Si lo único que podía darle algo más claro debía ser ese objeto que guardaron tan fuerte. No había nada raro entre sus naves de plástico, pelotas deshinchadas y legos. Lo único raro fue una llave de frágil apariencia que no pintaba absolutamente nada entre los legos. Después de quedarse mirándolo por tiempo indefinido, buscando un mínimo de lógica a ver que tenía que ver con su secreto, lo guardó en su bolsillo y buscó un poco más.

No encontró absolutamente nada más, pero quizás Ben si le confesaba algo después de enseñarle esa llave de plástico barato.

Crossroads (El Diario de Rey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora