Crossroads (El Diario de Rey)

22

"Las mañanas en Naboo eran muy perezosas. A la pequeña Rey le costaba horrores despertarse si no era por el delicioso olor que llegaba a su habitación y el ruido que hacía su abuelo con el viejo coche de llegar con la prensa y algunos deliciosos bollos de la tienda de Em no se animaba a moverse de la cama. Esperaba que cogiera sus delfines de chocolate. Nada más terminar de vestirse, fue a la cocina con un peine para que su madre le hiciera ese peinado de tres bollos que tanto le gustaban en el pelo. Una vez más su padre estaba con aquella horrenda bata verde con relojes con los pies en la mesilla enseñando sus glamurosas zapatillas en forma de zarpas marrones.

- Abu, ¿Qué tal estoy?

- Estas preciosa, mi reinecita

Ella sonrío mostrando su hueco por la falta de diente. La madre grito que el desayuno estaba listo y se topo con su cola cao y delfines. Le encantaban esas mañanas en Naboo, pues en Coruscant siempre eran prisas y leche con cereales estrellita. Les contó a sus padres que ese día iba a jugar con Ben en las ruinas del lago y muy preocupada, la madre pregunto si Luke iba a estar con ellos. Ella asintió con la cabeza enérgicamente, tranquilizándola al instante. Su padre iba a estar con Han y Obi Wan en la taberna, mientras Leía y ella iban a preparar la comida entre las dos familias. Rey repitió varias veces que quería esas hamburguesas tan buenas con las patatas especiales.

- ¿Qué es eso, cariño?- preguntó con dulzura y curiosidad su madre

- Algo que le he hecho a Ben. ¡Espero que le guste!- dijo guardándolo en su bolsillo pequeño- ¡Pero no mires, mami!

Salió corriendo al escuchar como golpeaban su puerta. Estaba Ben con una gran sonrisa y Luke para avisar que estaría con el teléfono en todo momento. A la madre de Rey no le terminaba de gustar que su hija fuera a ese lado de las ruinas, por muy bien conservadas que estuvieran. Los niños se abrazaron y salieron corriendo del agarre del tío Luke para llegar antes al lago. Se escondieron de su vista en las ruinas y ella no tardó en darle su pequeño regalo: una pulsera de grandes cuentas con una especial: la estrella negra que tanto le había costado conseguir. Ben lo guardó con muchísimo cariño y bastante nervioso le dio el suyo. Era un anillo bastante mal hecho, pero ella lo agarró con fuerza en sus manos y lo guardó en su bolsillo pequeño. Juntaron sus meñiques con una sonrisa, algo sonrojados.

- Promesa de meñique, si no cumples que te pique- dijeron al unísono

- Nos querremos siempre- dijo con una sonrisa el pequeño Ben- cualquier cosa especial entre los dos pasaran en estas ruinas, como con el abuelo Anakin. Siempre juntos

- Siempre- repitió ella- ¡Ahora la llevas tu!

Salió corriendo después de darle un suave golpe en la mano. Este la intentaba alcanzar pero era bastante lento cuando ella estaba tan cerca del lago. Finalmente le hizo un placaje y cayeron al barro, haciendo que Luke se acercara preocupado. Ambos rieron después de cerciorarse que su regalo de promesa estuviera bien. Después de regañarlos, llegaron a la pequeña barbacoa de la familia, donde los dos jugaron con la mascota de los Solo. La madre de Rey se enfado un poco con su hija, a diferencia de Leia que simplemente se rio y dijo "son cosas de niños". El abuelo sacó la cámara para hacerles una foto, ella quería que saliera el anillo de la promesa pero justo agarró sus manos para que no se viera, de la vergüenza.

- ¿Qué era eso, chicos?- preguntó curioso Obi Wan

- Nuestro secreto- dijeron a la vez- ¡queremos hamburguesa!

Los adultos se rieron y dieron paso a la comida. "

Rey se despertó de golpe. Miro el reloj y vio que solo eran las tres y media. Intentó recuperarse de la impresión, intentando buscar una explicación a semejante sueño. No sabía con exactitud que demonios había soñado, quizás la explicación de esa promesa. Si era verdad y no un juego de su cabeza, sabía que en ningún momento la había mentido. Gruesas lágrimas cayeron por sus ojos, todo aquello era demasiado bonito, se había sentido tan real que verlo desvanecer era doloroso. Quería volver a esos días donde, en caminos cruzados, no ocurrían desgracias. Intentó volver a descansar, aun con el corazón latiendo con fuerza.

"Ese ambiente familiar y feliz se vio roto a los pocos días. Los padres de Rey se movieron al otro pueblo cuando paso el accidente. Alguien se había cruzado y por esquivar el choque, simplemente paso. Todo aquello pudo con la pequeña y sonriente Rey Kenobi. Verla con el pelo suelto y la ropa negra era algo que ningún Solo pensó que vería. Simplemente estaba ahí, llorando, agarrando con fuerza la mano del destrozado viejo Kenobi.

- Rey...- intentó acercarse Ben para darle consuelo con uno de sus abrazos llenos de cariño infantil. Ella lo acepto y lloró en su pecho- Siempre estaré contigo- le dijo mientras la apretaba contra él.

Pero al día siguiente, la niña simplemente desapareció. Obi Wan la buscó por todas partes con ayuda de los Solo. Ben la pudo encontrar en un tercer ataúd a punto de enterrarse con los padres de Rey. Dentro estaba ella llorando todavía.

- Vamos Rey. Obi-Wan te está buscando y tu estas con nosotros. No llores más, no te siente bien

- ¡Déjame, Ben! Quiero estar con ellos

Después de ese desagradable capítulo, Obi Wan decidió alejarla de todo después del entierro. Ben no pudo verla por meses, sin saber que hacían esos dos por ahí, perdidos. Quiso mantener su promesa, estando con ella siempre, pero no estaba. Simplemente, no estaba.

Y cuando volvió, esa no era Rey.

Tenía a BB-8 en sus brazos, un rostro muy serio y Obi Wan explicó que intentó animarla como pudo, pero solo no sabía como hacerle a todo frente. Y Ben tuvo celos de ese peluche. No se acercaba a él, no jugaban. Simplemente siempre estaba con ese peluche. Finalmente, escogió lo que creía correcto y en una de las hogueras de la celebración, lo tiró al fuego. Al ver su respuesta, simplemente cambio su actitud con ella.

Él solo quería estar con ella, sin ese peluche en medio, pero lo prefería a su compañía."

- ¡¿Por qué demonios estoy soñando con esto?!- medio grito finalmente ella, al despertarse por segunda vez a las seis y media.

Maldijo su memoria una vez más.