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Después de esos sueños haciéndola recordar esos días, Rey entro en una encrucijada. No sabía siquiera que era lo que sentía en ese momento. No podía negar que Ben tenía razón, la que había cambiado completamente de actitud había sido ella, pero quería comprensión, pues había perdido a sus padres en ese momento y no estaba emocionalmente preparada para hacerla afrontar esa situación. Debía enmendar ese error de apartarlo a su lado si hizo una infantil promesa de meñique.

Pero, ¿podría superar ese odio que le había tenido por tanto tiempo?

Ese estúpido anillo debía estar en alguna parte de Naboo. Estaba segura. Si encontraba ese anillo, podría romper esa promesa y Ben podría cambiar. O lo podría terminar de destrozar. Un miedo enorme golpeó su corazón. ¿Y si todo eso era por su culpa? No. Uno tomaba esas decisiones en si mismo, no movidos por la falta de una promesa. ¿verdad?

Roy fue a buscarla para llevar al centro. Cada vez mejoraba más y sudaba la auténtica gota gorda cada vez que intentaba dar un muy doloroso paso. Pero los daba. El tiempo y el esfuerzo estaba demostrando que en poco tiempo podría volver a caminar. Quizás con alguna secuela, pero podría

Los días se iban sumando y por lo menos podía usar las muletas, aunque por el dolor casi siempre intentaba estar sentada. Ella y ese ayudante habían hecho demasiadas buenas migas para gusto de sus amigos (en especial Jessika, quien mantenía que ella estaba enamorada de ese chico) y ella lo seguía negado. Defendía que solo eran amigos. Aunque Ben pensara lo contrario. Se notaba demasiado sus celos ante aquel chico llegado de la nada, pues ella se veía más sonriente y a gusto con él. Y eso que, cuando estaban solos él siempre llegaba a donde ella para besarla, recordar su promesa y defender una postura que ya le era una gran molestia para ella. Para la Kenobi, esa postura era casi de niño pequeño enamorado.

- Gracias por acompañarme, Roy- agradeció ella intentando sacar las llaves del bolsillo- Y dentro de poco volveré a mi casa, así que recuérdame decirte cual es mi dirección

- Tranquila, cualquier cosa le preguntare a Leia. A propósito, quería pedirte algo

- Lo que quieras- dijo ella un poco sonrojada al ver el claro nerviosismo del ayudante

- Ya que falta poco para que puedas andar correctamente, ¿una cita el viernes en la bolera?

- ¿Los dos, solos?- preguntó un tanto nerviosa. Este asintió con la cabeza- En...

- No podrá- interrumpió Ben en la puerta. Empujó a Rey al interior de la casa- Márchate, hoy ya has terminado

Rey desde la entrada pudo ver esa reacción casi infantil que le costaba besar el suelo. No le gustó nada esa interrupción. Había sido demasiado infantil e inmaduro. Le iba a reclamar cuando esta empezó a tirar de ella hasta llevarla arrastras a su habitación.

- ¡eres un incivilizado!- le reclamo ella con la muletilla de su abuelo- Tengo derecho a tener citas con quien me de la gana, no debiste meterte. ¿En algún momento me he quejado yo de las zorras que traes a esta casa? No, entonces déjame.

- Nosotros tenemos una promesa de querernos siempre y la incumples

- En cuanto encuentre ese anillo, te lo devuelvo y se rompe la promesa de meñique- Ben abrió los ojos, totalmente sorprendido. Rey tuvo que admitirlo- Me acordé hace unas noches... por tu cara veo que no era una jugada de mi cabeza

Ben intentó volver a besarla por la fuerza, en uno de sus intentos desesperados por ver si ella flaqueaba y le devolvía el beso. Pero oponía una resistencia cada vez mayor. Ella le pedía que parara, pero simplemente desoía esas peticiones.

Esos desagradables episodios se volvieron a repetir cada vez que volvía con aquel ayudante. Ella no podía negarlo a Jessika, le gustaba, pero no sabía si podía ser una relación seria. Su vuelta a las clases se junto con los exámenes. En ese momento agradecía estar en casa de los Solo, pues con los apuntes de Ben podía aprobar.

Pero ya la preocupación de las clases estaba en un segundo nivel.

Solo cuando ya no necesitaba la ayuda de las muletas, el curso necesitaba de dos duros meses para poder terminar. Pudo regresar a su casa, algo que le gustaba (ya no tendría los estúpidos besos de Ben) pero le dolía, pues se había acostumbrado a la compañía de Leia y su mascota Chewbacca. El abuelo la recibió con los brazos abiertos. Por su expresión de cansancio, pudo adivinar que había hecho con Luke en ese tiempo en el que no estuvo: trabajar para pagar las sesiones. Por lo menos, ya había acabado, las secuelas eran mínimas (no podría hacer una serie de cosas que en lo personal no iba a echar mucho de menos) y podría tener esa cita pendiente con Roy. Ya no estaría Ben para impedirselo.

- Jessika, voy a necesitar tu ayuda. No quiero cargarme mucho, pero tampoco quiero que crea que por ser él voy de cualquier forma- la ayuda que le pidió en el patio vinieron de burlas de Poe y Finn- ¡Tontos!

- Tranquila, aqui esta tu amiga al rescate- le dijo ella bastante confiada

Crossroads (El Diario de Rey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora