SIPNOSIS

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ABRIL 2015

Un día más, y aún no sé porque mierda sigo aquí. ¡Joder! Mi vida debería haber terminado ya, pero no, aquí estoy postrado en esta maldita silla de ruedas, sin poder valerme por mí mismo, como si yo fuese un puto inútil. Me da igual que los médicos hayan dicho que podré caminar de nuevo, lo único que sé es que después de tantas operaciones y dolores sigo exactamente igual, nada ha cambiado.

Cada noche tengo el mismo sueño, ese donde soy consciente en todo momento de perder el control del coche que conduzco, y sin que pueda hacer nada, choca con fuerza en un árbol, escucho como grita mi acompañante, y no puedo hacer nada por ayudarla, intento con todas mi fuerzas pedir ayuda, pero nada, estoy inmovilizado y veo como comienzan a salir llamas del capó del coche, y de pronto me despierto, siempre ocurre igual, estoy sudado y con la respiración agitada.

Tocan la puerta tres veces, y aparece mi madre, mis padres y mis hermanos son los únicos que han estado todo este tiempo a mi lado, apoyándome.

Ahora ya no soy el cabrón que todo lo tiene, la fama y mi posición social ya no es la misma, y junto a eso también se alejaron todas las personas hipócritas y descerebradas que estaban a mi lado, excepto Strato y Pano, mis mejores amigos, esos hijos de puta sí han estado, sufriendo cada instante conmigo.

Strato ha estado desde el primer momento a mi lado, aparte de ser uno de mis mejores amigos y cuñado, también es mi médico, y es uno de los que también sufre al verme en esta situación, aunque debería odiarme, él ha estado aquí a mi lado siempre.

Mi madre me mira con esa típica cara de madre que adora a su hijo, odio esa cara, odio cualquier cosa que me haga sentir débil, pero ahí está ella, mirándome fijamente mientras me sonríe y, no contenta con solo mirarme, también me habla.

- Buenos días mi niño - me dice en el momento que me da un beso en la frente.

Joder, cada vez que miro a mi madre puedo ver que ha envejecido demasiado, ha sido casi un año muy duro para ella, y por culpa de eso ahora se ve mucho más mayor, además no cuida de ella misma, se centra en que no me falte nada a mí, y aunque sabe que no es lo que yo quiero, prefiero hundirme solo, sin arrastrar a nadie, ella sigue centrada en mis necesidades.

No ha cumplido ni los cincuenta y cinco, tampoco me acuerdo exactamente cuántos tiene, pero aparenta más de setenta, y sé que es por mi jodida culpa, por mi puta invalidez, pero soy un cabrón y no hago nada por remediarlo, quizás alguna vez le he dicho que se cuide, pero aparte de eso, nada.

- Días- le respondo, y me vuelvo a perder en mis pensamientos, volviendo a vivir una vez más el pasado.

>:0ܭ

TÚ, MI ESPERANZA Y MI SALVACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora