MIJAIL
Odio lo que tenga que ver con hospitales y funerales, pero no puedo hacer nada, no dejaría solos a Elpida ni a Strato por nada en el mundo en estos momentos, ellos me necesitan.
Por fin han pasado los días que debía quedarse mi amigo en el hospital y con él también la cabezota de mi chica, que mujer más terca no ha querido apartarse de su hermano en ningún momento, hasta Nefeli tuvo que traerle la ropa aquí para que ella se duchara en el baño de la habitación, lo había dicho y lo había cumplido, saldrían los dos juntos de este lugar.
― ¿Listos? ―pregunto al entrar a la habitación pero sin haber pedido permiso antes y no sé cómo reaccionar a lo que me encuentro.
Salgo y cierro la puerta detrás de mí, necesito irme o si no las cosas no saldrán como corresponden, escucho mi nombre pero no me detengo sigo caminando hasta los ascensores sin mirar atrás.
―Mijaíl como me hagas una vez más gritar tú nombre, te aseguro que te olvidas de mí. ―no puedo hacer otra cosa que detenerme ante esas palabras.
―Lo sabías. ―la acuso y aunque no debería, me siento traicionado.
―Claro que lo sabía. ―reconoce.
― ¿¡Y no me habías dicho nada!?
―Claro que no. ― ¿cómo puede estar tan calmada?― no era mi trabajo anunciarte su relación, yo me enteré por casualidad el día que viajaba a España.
― ¿Pero porque lo mantuviste en secreto? ―estoy molesto.
-Te vuelvo a decir no era asunto mío -ahora se ve ella molesta- y ¿sabes qué? no te comportes como un niño malcriado, porque tú también te estás tirando a su hermana y tampoco le hemos dicho nada aun.
Se da media vuelta y se vuelve hacia donde se encuentran nuestros hermanos. Me quedo parado por un momento viéndola alejarse pero aun no puedo entrar, así que tomo el ascensor que en este momento abre sus puertas.
Antes de marcar la planta, pienso donde ir primero, si salgo del hospital estoy seguro que habrá periodistas y ahora con el humor que tengo más de uno lo pagará.
Así que sin pensarlo demasiado subo a la terraza esperando que este abierta y no quedarme en las escaleras.
Al llegar al sexto piso compruebo que la puerta está abierta así que salgo, el aire está bastante agradable, aunque es principio de Mayo.
Me acerco al margen de la terraza y me pierdo en el Partenón que resalta sobre todo lo demás, se impone con un poder único.
Agarro mí nuca para ver si puedo relajarme un poco, pero la necesito a ella para poder hacerlo y sé que me estoy comportando como un puto mal criado pero todos lo sabían y nadie dijo nada. "Claro como tú estabas enamorado de Elpida y tampoco dijeron nada, no seas hipócrita hombre" y las palabras de ella vuelven a golpearme "Tú también te estás tirando a su hermana y no le has dicho nada" tiene razón, bueno no, porque no es simplemente tirar lo que hago yo con ella, mierda es que es todo lo que había deseado hace años y ahora soy un puto cabrón que por mi reacción estoy a punto de echarlo a perder todo.
Así que a correr se ha dicho, voy al ascensor el cual ya no está, y se encuentra en el primer piso, mierda que no llegará nunca, así que mejor bajar por las escaleras, no es nada el bajarlos en menos de cinco minutos me encuentro justo delante de ellos tres quienes me miran sorprendidos por mi estado.
Ella sigue molesta conmigo, lo siento, lo sé. Mi hermana me mira un poco asustada pero también molesta y Strato bueno él debe de tener la misma cara que yo, de no saber qué mierda decir.
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TÚ, MI ESPERANZA Y MI SALVACIÓN
De Todo¿Cómo contar mi historia en unas cuantas líneas? Sería un puto desastre. ¿Qué si hay una chica? ¡Pues claro! Siempre la hay. Vivía bien, la ayudaba en sus momentos más difíciles y como un estúpido me enamoré de ella y por el bien de ella me largué...