CAPITULO 13

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ELPIDA

Ha sido el peor viaje que he tenido nunca, doy gracias a Dios por tener a Mijaíl y Ari a mi lado, no me han dejado en ningún momento.

Gabriela también ha venido, no nos quiso dejar solos a ninguno de los tres, la chica se ha comportado de una forma maravillosa todas estas horas, hasta Hans quiso venir, pero después que su madre le explicara que nuestro viaje nada de diversión tenia tuvimos que prometerle que pronto haríamos un viaje para que conociera nuestro país. Se quedó tranquilo pero no sin antes pedirle que quería hablar conmigo era la única luz que me daba un poco de esperanza de que las cosas podrían ir bien.

―Tía. ―me dice y una sonrisa débil se dibujó en mis labios― todo estará bien ―asegura― cuando vuelvan nos vamos al estadio, ¿Vale?

―Si cariño. ―trataba de sostener las lágrimas y de que no se me escuchara en la voz que estaba a punto de llorar―. Todo irá bien y nos iremos al estadio. ―a mí alrededor todos me miraban sorprendidos por lo que decía al teléfono―. Ahora te dejo que debemos irnos un beso y pórtate bien.

―Bien, hasta pronto. ―dice y le entrego el móvil a Gaby quien le dice unas cuantas cosas y cuelga.

― ¿Qué estadio pregunta Ari?

―Pues que me dice que todo irá bien y que cuando volvamos iremos todos al estadio.

―Este niño – dice Gaby.

Mijaíl me abraza por detrás y pone su mentón en mi hombro.

―Todo irá bien, ―asegura― estoy aquí no te olvides.

―Lo sé. ―le digo y lo beso en la mejilla.

―Mi cielo vamos que aterrizamos, tienes que abrocharte el cinturón. ―dice Mijaíl sacándome de mi ensoñación.

Siento que no tengo fuerzas, mis pies no me sostienen, tengo miedo a lo que me encontraré en el hospital, ¿Estarán....? No, no puedo ni siquiera pensarlo, menos mal que en todo camino, mi ángel guardián es el que me sostiene.

Al salir nos espera Kyriako el hermano mayor de Mijaíl, quién se ve verdaderamente sorprendido al verme en brazos de mi chico.

―Hola pequeña. ―me saluda.

― ¿Cómo están? ―le pregunto pero justo ahí Ari le dice que vayamos al hospital y él no responde a mi pregunta, algo que hace sentirme peor.

―Ya verás que todo saldrá bien. ―vuelve a decirme mi chico. Sé que trata de tenerme tranquila, pero algo me dice que nada está bien, que algo me esconden y no sé lo que es ¿Estarán los dos...? No, no puede ser, no otra vez, no puedo estar viviendo lo mismo otra vez.

No me doy cuenta cuando llegamos al hospital, Mijaíl pregunta por mi hermano mientras que Ari no deja de abrazarme en ningún momento.

La señora que se encuentra en recepción nos indica que ya ha salido de la operación y que lo han trasladado a una habitación del cuarto piso, pero no nos dicen nada de Sofi, y estoy segura que conozco la razón.

Al salir de los ascensores nos encontramos con Ria quien viene de inmediato a mi encuentro, me envuelve en sus brazos y antes de dejarme ir a ver a mi hermano me sienta en una de las silla del pasillo y a mi otro lado se instala Mijaíl y por detrás Ari, estoy rodeada por todos y sé que nada bueno me espera.

―Cariño. ―dice y yo niego con la cabeza, no quiero escuchar―. Escúchame por favor.

―No, no quiero escuchar nada quiero ir a ver a mi hermano y a Sofi.

TÚ, MI ESPERANZA Y MI SALVACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora