Capitulo 7.

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En cuanto la puerta de la casa se abrió el hermano mayor de Eliza la llamo haciendo que ella y William bajaran rápidamente las escaleras, ya que conociendo a su hermano este podría pensar de mal si se enteraba que su hermanita y un completo extraño estaban encerrados en una habitación.

Eliza fue la primera en saludar seguida por Will quien le extendió la mano amistosamente a Daniel que su vez acepto por cortesía.

Y ¿tú eres...- Pregunto Daniel luego de estrechar su mano con William.

Es William, mi amigo del colegio, el que dijiste que invitara.- Contesto Eliza.

Ah si... y bien ¿Qué clase de relación tienes con mi hermanita?- Dijo Daniel completamente serio.

Yo... bueno, solo somos amigos.- Respondió William nervioso.

¿Solo amigos?- Insistió Daniel a lo que William asintió con la cabeza.

Entonces esta bien, un gusto conocerte.- Contesto con una actitud totalmente diferente a la de hace unos momentos.

Elizabeth no aguantaba la vergüenza, sentía que la cara le iba a explotar de lo rojo que estaba. ¿Quién se creía su hermano para hacerla pasar por un momento así?, definitivamente se vengaría de el, pero no ahora, tenia un invitado en casa. Tragándose la vergüenza finalmente hablo.

Si es todo lo que querías saber, ¿nos podemos ir?- Pregunto matando con la mirada a su hermano.

No, quiero conocer a William, cualquier amigo de mi hermana, es mi amigo. Así que vengan, siéntense ahí.- Apunto el sofá.

A lo que William no dudo en obedecer y con una gran sonrisa en su cara acompaño a Daniel, y sin más remedio Eliza los siguió.

Luego de más de dos horas de aguantar la conversación de su hermano y su amigo sobre autos, futbol, música, ente otras cosas, William se despidió, estaba anocheciendo y tenía que ir a casa.

Al día siguiente, luego de desayunar, Eliza salió de su casa y un par de calles antes del colegio de encontró con Martha.

Hola taradita, ¿Cómo amaneciste hoy?- Pregunto con el tono de amabilidad mas falso del mundo.

¿Acaso te importa?- Ironizo Eliza.

No, pero, ¿sabes quien si me importa?, Will, el me importa, así que es mejor que te alejes de el y no te hagas ilusiones, el es casi igual de imposible que tu amor, el profe que historia, ninguno de los dos se fijaría en alguien tan común como tu.- Escupió las palabras con desprecio.

Tú y tus discursos baratos...- Respondió Eliza

Tú y tus amores prohibidos...- Contraataco Martha alejándose de Eliza mientras reía con superioridad dejado el olor de su perfume en el viento.

Aunque Eliza muchas veces no demostrara lo triste que se sentía por ese tipo de comentarios realmente la herían, no soportaba el hecho de ser tan estúpida como para ilusionarse con personas que nunca la voltearían a ver, empezando con su maestro.

Ocultando su desdicha siguió su camino hasta el colegio y una vez ahí entro al salón, y como no tenia animo como para poner atención en clase y contestar las preguntas de sus maestros se fue hasta el fondo del aula y tomo asiento ahí. Pasaron las clases y William no llego a ninguna, Elizabeth se percato de su inasistencia en la hora del almuerzo y se preocupo por él, pensó en llamarle, pero al parecer había olvidado su celular en casa, así que decidió esperar hasta salir del colegio para llamarlo.

Camino entre las mesas repletas de alumnos hasta llegar a una de las vacía al fondo de la cafetería, como no tenia apetito solo se sentó y acomodo su cabeza y brazos sobre la mesa, pensó en lo que le había dicho Martha y por alguna razón recordó a su padre, en unos días se cumplirían 4 años de su muerte, realmente lo extrañaba y se sintió peor al darse cuenta de que ya casi no lo recordaba y sin querer las lagrimas empezaron a brotar de sus ojos, se limpio la cara rápidamente y se levanto de la silla. Casi corriendo salió de la cafetería rumbo al baño, necesitaba lavarse la cara y relajarse un poco, al menos hasta llegar casa. Al dar la vuelta en un pasillo un golpe la saco de sus pensamientos

Lo sien...- Se quedo muda al ver con quien había chocado.

¿Estás bien? Te noto... algo pálido.- Dijo Alberto.

Si, es solo que... me tengo que ir.- Respondió y camino rápidamente limpiándose de nuevo las lagrimas de su rostro.

De todas las personas en el colegio el me tuvo que ver llorando, este no es mi día, pensó furiosa. Cuando por fin llego al baño se lavo la cara mejor que pudo y salió asía su próxima clase.

El resto de las clases se le pasaron muy rápido, ya que no había hecho nada más que tomar unas cuantas notas, así que cuando al fin toco el timbre de salida recogió rápidamente sus cosas y las guardo en su mochila, salió del colegio y se dio cuenta de que está lloviendo, genial, pensó. Corrió mojada por las calles hasta que llego al parque por donde siempre pasaba y cansada se sentó en una banca techada bajo la parada del autobús.

Sin saber porque el clima la entristeció aun mas y las lagrimas mojaron sus mejillas por segunda vez en el día, subió sus piernas y las abrazo ocultando su rostro entre sus rodillas, gracias al sonido de las gotas de lluvia cayendo en el frio suelo y los autos pasando en la calle no escucho cuando alguien se sentó junto a ella, percatándose de su presencia solo al escuchar su voz.

Sabía que no estabas bien.- Dijo Alberto haciendo que Eliza levantara la cabeza y le dirigiera su triste mirada.

Yo... no se que decir.- Contesto bajando la cabeza rápidamente mientras intentaba dejar de llorar.

Entonces no digas nada.- Le respondió el levantándole el rostro con la mano izquierda y atrayéndola con el brazo derecho asía el, Elizabeth dudo un momento, pero ya no lo resistía mas, quería desahogarse, así que con timidez correspondió a ese abrazo hundiendo su rosto en el pecho de el profesor, lo sentía tan cálido que no quería separarse nunca. Alberto sentía una comodidad extraña al tenerla entre sus brazos, le hacía feliz consolarla por lo que sea que estuviera llorando.

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Y perdon por no subir tan seguido.

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