Capitulo 10.

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Las clases transcurrieron de forma tan lenta que a ambos los estaba matando y cuando por fin toco la campana de salida se dieron cuenta de que no habían quedado en donde se verían, a qué hora, ni nada, la espera había sido en vano, creyó Eliza, pero afortunadamente Alberto ni iba a esperar hasta el día siguiente para verla, cuando los alumnos salieron del aula en donde se encontraba dando clases el prácticamente corrió al estacionamiento y manejo hasta situarse frente a la entrada principal del colegio.

Un par de minutos después la vio salir y caminar por acera rumbo al estacionamiento, seguramente a buscarlo y no dudo en seguirla. Se estaciono a lado de ella y llamo su atención para que notara su presencia.

¿Me buscabas?- Le pregunto Alberto.

Oh sí, bueno… Es que no quedamos en nada y…- Trataba de explicar nerviosa.

Lose, yo también te estaba buscando, bueno, ¿vienes?- Le contesto. Ella asintió con la cabeza y antes de aproximarse al auto miro a los lados para asegurarse de que nadie la viera.

Y bien, ¿A dónde vamos?- Le cuestiono Eliza cuando el auto comenzó a avanzar.

No sé, pensaba llevarte a comer al restaurante de comida china que está cerca de aquí, pero ahora que lo pienso, varios alumnos van a comer ahí y… bueno no creo que sea prudente que nos vean juntos, ¿entiendes?- Le respondió preocupado.

Podemos ir a mi casa a comer ahí, pero tal vez llegue temprano mi hermano.- Propuso ella.

Entonces mejor vamos a mi departamento y pedimos algo de comida, ¿te parece?- Le dijo y Eliza no sabía que responder, le entro el pánico en pensar en estar a solas con él, en su departamento.

¿Estás bien? Te pusiste pálida.- Le pregunto extrañado.

Si, bien, muy bien, vayamos a su departamento.- Le contesto lo más segura que pudo con una sonrisa.

No haremos nada más que hablar y comer, si es eso lo que te preocupa.- Respondió mirándola a los ojos un momento para luego regresar la vista al frente.

Si, lose.- Dijo segura, pero con las mejillas levemente rojizas.

Unos minutos después el auto ya estaba entrando a un estacionamiento subterráneo debajo de un elegante edificio.

¿Vive en este edificio?- Pregunto curiosa.

Si, vivo en el último piso, espero te guste el lugar.- Le dijo después de salir del auto y encaminarla al elevador.

Debe ser divertido vivir solo, ¿no?- Hablo ella.

No, en realidad no vivo solo, vivo con Jenn.- Dicho eso Eliza sintió un ataque de celos.

¿Así? Y ¿Quién es esa?- Pregunto irritada.

Un husky siberiano de 4 meses.- Respondió tranquilo.

Ahh… Genial.- Dijo ella sintiéndose estúpida.

Llegamos.- Le dijo cuando las puertas del ascensor se abrieron quedando frente a una puerta con el numero 22 en ella. Caminaron y Alberto abrió la puerta con sus llaves y la invito a pasar.

¡Guau! Esto más que un apartamento con una casa, no puedo creer que tengas el piso de un edificio para ti y tu perro.- Dijo admirando lo grande que era el lugar.

De lado derecho estaba una sala con 3 sillones juntos a forma de medio circulo y frente a ellos una pequeña mesa y un mueble pegado a la pared con una televisión enorme de pantalla plana, detrás había una puerta de cristal que daba a un pequeño patio donde solo se veía una casa para perro y dos platos. Mas a la derecha se encontraba una barra que separaba la concina de la sala y del lado izquierdo había un librero y dos puertas, una era la habitación de Alberto y la otra el baño.

Me siento cómodo aquí, pero no quiero vivir en el mismo lugar toda la vida.- Dijo el invitándola a sentarse con él en el sofá.

¿Por qué? A mí me parece un lugar muy lindo y espacioso, supongo que es suficiente.- Le respondió queriendo sonar amable.

Pues yo pienso que es perfecto, para una persona…- Contesto diciendo lo último en voz baja.

¿Quieres vivir con alguien?- Pregunto Eliza viéndolo de frente.

Claro que si, algún día quiero tener una esposa e hijos, ya sabes, una familia.- Le dijo incomodo.

Ohh, entiendo.- Se basto a responder Eliza.

Y bueno, ¿Qué quieres comer?- Cambio drásticamente de tema.

Lo que sea, tu elige.- Respondió con una sonrisa.

¿Lo que sea? ¿Estás segura?- Le volvió a preguntar.

Sí, bueno no creo que me hagas comer tierra o algo peor.- Dijo riendo.

No, claro que no, pero no creo que puedas comer una hamburguesa doble con extra queso, ¿verdad?- Pregunto riendo también.

¿Bromea? Son mis favoritas, comamos eso.- Sorprendiéndolo con su respuesta.

Está bien, pero si no puedes terminarla toma la confianza de dármela.- Respondió el guiñándole el ojo y caminando hasta el teléfono.

Luego de pedir la comida un silencio incomodo se hizo presente entre ellos, no sabían de que hablar, la situación era irreal, están los dos sentados en el sofá, muy juntos viendo un programa de televisión que ninguno le prestaba atención. Alberto se canso, tomo el control de la televisión y la apago.

¿Podemos hablar?- Le pregunto a Eliza.

Sí, creo que debemos aclarar algo, ¿no?- Dijo señalando a él y luego a ella con el dedo índice repetidas veces.

Si, se que esta situación es rara e inusual, pero, bueno, creo que ya quedo claro que me gustas, y quiero intentar algo contigo.- Contesto calmado.

Algo como… ¿un noviazgo?- Pregunto ella.

Exacto.- Le dijo con una amplia sonrisa.

Usted me está pidiendo que.,.- Estaba diciendo nerviosa y el continuo por ella.

Que si ¿quieres ser mi novia?-  Le dijo mirándola a los ojos.- Aunque no tienes por que contestarme ahora, tomate tu tiempo, primero tendremos que salir más, conocernos mejor…

¡Si quiero!- Dijo Eliza interrumpiéndolo y abalanzándose sobre él para besarlo a lo que él respondió gustoso. 

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