Capitulo 8.

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No sabían cuanto tiempo habían permanecido abrazados ni cuantas personas los habían visto, lo único que les importaba era seguir así, juntos el más tiempo posible, pero claro, nada dura para siempre y tenían que separarse en algún momento.

Sin ganas de hacerlo Eliza poco a poco se fue separando de él, se sentía avergonzada, en lo único en lo que pensaba era en pedir disculpas y salir corriendo lo más rápido hasta su casa e implorar para que el olvidara ese abrazo, pero antes de que ella pudiera pronunciar alguna palabra para llevar a cabo el plan que tenía en mente, el hablo rompiendo sus pensamientos.

¿Ya estas mejor pequeña?- Le pregunto con tanta dulzura que a ella le dieron más ganas de llorar, pero ahora de la emoción.

Eso creo, gra...- Alberto había puesto su dedo índice en la boca de ella para impedirle hablar por el momento.

Shhh. No digas nada, no sé porque estabas llorando y creo que no me lo vas a decir, pero no quiero volver a verte así, ¿okay? -Dijo Alberto a lo que Eliza asintió y el siguió hablando.- Bien, ahora vamos, levántate, te llevare a tu casa.- Le dijo mientras se ponía de pie.

No iré... No voy rumbo a mi casa, yo... bueno, iré a visitar a alguien.- Respondió levantándose también.

Está bien, también puedo llevarte a casa ¿de...?- Contesto tomándola levemente del brazo para guiarla hasta su auto, pero ella se negó a caminar.

Visitare a mi padre, en cementerio.- Dijo rápidamente.

Ohh bueno, igual puedo llevarte.- Se ofreció de nuevo.

Gracias, pero preferiría ir sola.- Se excuso.

Insisto, yo te puedo llevar y acompañar un rato en lo que...- Y ahora fue ella quien lo interrumpió.

Enserio, no quiero ser grosera, pero en realidad me gustaría estar sola, creo que es un tema demasiado personal que a usted no le concierne, lo siento.- Dijo de pronto tratando de soltarse del agarre de su maestro, pero él era más fuerte y se lo impidió,

Tal vez si me concierne, tú me importas... Somos amigos, ¿no?- Dijo ofendido.

Amigos... ¿¡AMIGOS!? ¿Usted que sabe de la amistad? Primero se comporta jodidamente amable conmigo, después me ignora ¡Por días! Y luego viene y me dice que le importo, ¿Cuál es su maldito problema?, ¿está jugando conmigo?, ¿¡Que es lo que quiere!?- Soltó totalmente alterada y aunque todo lo que dijo era verdad se sentía un poco arrepentida por la forma en la que se expreso, pero lo dicho, dicho estaba y no podía hacer nada.

Alberto estaba de acuerdo con lo que ella le acababa de decir, se sentía un completo idiota por la forma tan inmadura en la que la trato, pero aunque merecía esas palabras no dejaban de hacerlo sentir mal e inconscientemente la tomo de ambos brazos y la apretó levemente contra el viéndola directamente a los ojos mientras lentamente acercaba su rostro al de ella.

¿Qué esta haciendo?- Pregunto ella asustada.

Yo...- No termino de hablar cuando ya había acortado la distancia entre sus rostros y la besaba, primero fue un beso tierno y lento, disfrutando las sensaciones que le brindaban esos pequeños labios, pero luego volvió aquel beso indefenso en uno lleno de pasión, bajo sus brazos hasta su delgada cintura y la rodeo con ellos atrayéndola aun mas a el a lo que ella respondió tímidamente poniendo sus brazos en el cuello de él y correspondiéndole el beso lo mejor que pudo, hasta que algo en su cabeza le recordó que estaba haciendo y con quien lo estaba haciendo y se separo de el bruscamente y antes de que él pudiera reaccionar a lo que acababa de pasar ella salió corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían, se alejo del parque sin rumbo fijo, su respiración era agitada, sentía como su pecho ardía por falta de oxigeno, las personas la miraban como si estuviera loca y tal vez lo parecía, estaba completamente mojada por la lluvia, su rostro parecía que iba a explotar de lo rojo que estaba y sus ojos estaban un poco hinchados.

Comenzó a bajar la velocidad de su recorrido hasta detenerse por completo frente a una construcción, se arrodillo en la tierra y se quedo así por unos minutos, la calle estaba prácticamente vacía por la lluvia y pocas personas que caminaban cerca de ella parecían no percatarse de su presencia o simplemente la ignoraban.

Cuando por fin recupero el aliento y se sintió más calmada medito lo que acababa de pasar y no lo podía creer, era como si su mente le estuviera haciendo pasar por una mala jugada, o como si uno de sus más grandes sueños, (o peores pesadillas) se estuviera volviendo realidad y eso la inquietaba, la asustaba y la hacía muy, muy feliz. Definitivamente se había vuelto loca o eso pensaba ella, estaba sumamente confundida en ese momento.

Luego de pensar las cosas y no tener una idea clara de lo que acababa de pasar pensó que lo mejor era ir a casa, darse un baño y relajarse, se levanto y camino un poco antes de percatarse de que estaba lejos, muy lejos de su casa y no llevaba consigo su mochila, lo que significaba que tampoco tenía dinero para irse en autobús, así que apresuro su paso y se dirigió a su casa lo más rápido que pudo ya que estaba en un barrio desprestigiado y en un par de horas obscurecería y no quería que el día que comenzó mal, terminara mucho peor de lo que iba.

Cuando llego a su casa vio su mochila junto con una nota frente a su puerta y por curiosidad se apresuro a leerla;

"Eliza.

Siento mucho lo que paso hace unos momentos, no lo pensé bien y no digo que este arrepentido, pero en realidad me gustaría hablar contigo antes de que hagas conclusiones equivocadas, pensé en seguirte, pero no quería presionarte ni hacerte sentir presionada o incomoda así que deje que te fueras para que estuvieras un tiempo a solas y te clamaras. Espero me des la oportunidad de explicarte.

Atte. A.G."

Su cabeza iba a explotar de lo confundida que estaba sobre las emociones que estaba sintiendo. Tomo su mochila y entro a su casa, ni siquiera noto que su hermano ya estaba en casa y la estaba llamando, fue directo a su habitación, se encerró y se tiro en su cama a pensar en lo que vivio unos momentos atrás.

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