Capitulo 27.

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Primero que nada, vengo a pedirte perdón, no debí ocultarte algo tan importante.- Daniel alza una ceja incrédulo.- Pero también quiero decirte que ya estoy grande y puedo salir con quien quiera y me gustaría que me apoyaras o por lo menos respetaras mis decisiones.

¿Eso es todo? - Pregunta desinteresado.

¡Eres un idiota! Yo soy la adolescente aquí y tu eres el inmaduro que no supera que su hermana ya no es una niña.- Dice desesperada.

¡No me importa que tengas novio, lo que me importa es que ese tipo solo se quiere aprovechar de ti! - Responde.

¿Cómo sabes que quiere aprovecharse de mí? ¡Ni siquiera lo conoces! - Su hermano la mira pensativo.

No sé, el simple hecho de que le gustes me parece mal, ¡Es tu maestro! - Contraataca.

Ya sé, pero olvida eso, solo quiero que respetes nuestra relación y me trates como antes.- Pidió forzando una sonrisa.

Pero te va a romper el corazón, solo juega contigo.- La expresión de su rostro se suavizo al decírselo.

Cualquier otro podría hacerlo.- Respondió.

Y también estaría enojado, pero este en especifico es el hermano de mi novia, siete años mayor que tu y te da clases en el colegio.- Eliza miro al piso pensativa, todo lo que su hermano decía tenia coherencia, pero Alberto no estaba jugando con ella.

¿Sabes qué? Piensa lo que quieras, no te voy a rogar, no vale la pena, tu eres el del problema y no te voy a obligar a apoyarme.- Enojada, se da la vuelta para aproximarse a la puerta, pero antes de salir, añade.- Cuando madurez y quieras volver a hablarme sabes dónde encontrarme y lo importante que seria para mi... Ah y mamá está de acuerdo, iremos a cenar el viernes con él, estas invitado, él quiere hablar contigo.

La vio salir de su habitación cerrando de un portazo, se dejo caer de nuevo en su cama aun mas enojado, no podía creer que su madre la dejara seguir con esa tontería, él sabía que su hermanita no podía salir con alguien como Alberto y si él quería que hablaran, hablaría con él...

Mientras tanto, Eliza entro a su habitación, se puso unos jeans arriba del short de la pijama, una sudadera gruesa, se puso unos tenis, tomo su celular, sus llaves y bajo en silencio las escaleras y salió apresurada de su casa, camino por las poco iluminas calles no transitadas hasta su destino.

Alberto se encontraba acostado en su cama viendo televisión con tranquilidad cuando el timbre de su departamento sonó, se levanto extrañado, era tarde como para recibir visitas, además no esperaba a nadie, abrió la puerta y se encontró con su pequeña novia pálida por el frio, ella le sonrió tímidamente y la hizo pasar sin dudar.

¿Qué haces aquí? ¿Estás bien? ¿Paso algo? - Cuestiono Alberto cuando entro.

No sé, solo quería despejarme un rato, hable con Daniel y quedamos igual, es desesperante y solo pensé en venir, pero si quieres me voy...- Explico rápidamente.

Claro que no, quédate, iré a prepararte un café, estas helada.- Respondió al acariciar su rostro, camino a la cocina y ella lo siguió.

Gracias.- Dijo ella cuando la bebida estuvo lista y le dio un sorbo con la mirada de su novio en ella.

No me gusta esa costumbre que tienes de caminar sola por la calle a esta hora, es peligroso, no quiero que lo hagas.- La regaño.

Lo siento, solo quería verte.- Se encogió de hombros apenada.

Está bien, pero la próxima vez llámame e iré por ti, ¿de acuerdo? - Asintió en modo de respuesta, la observo tomar el café hasta que lo termino y volvió a hablar.

Bajo La Lluvia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora