Amor Inesperado. Jelsa.

Capítulo 8

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¡Gracias por leer!

***Elsa***

Llegamos en unos pocos minutos, Jack de nuevo bajó del auto para abrir mi puerta y tratar de ayudarme.

-Jack.... –Murmuré antes de que éste me tomara en brazos – Mis....piernas, no pu-puedo dejar que se separen.

Jack asintió leve, rosó sus manos por debajo de mis piernas y me tomó entre sus brazos.

Cuando entramos por la puerta, observé cómo una enfermera traía con velocidad una silla de ruedas.

-Por aquí joven – La chica de baja edad se plantó frente a nosotros.

Jack me iba a bajar pero chillé de dolor al calambre que reaccionó, haciendo que Jack me levantara de nuevo.

-¿Dónde está su habitación?

-Joven, es mejor que la coloq.....

-¡Rápido! – Desesperó Jack cuando sentía cómo temblaba de dolor entre sus brazos.

Sentía cómo Jackson avanzaba con velocidad entre un pasillo, hasta que por fin me colocó en una camilla apartada.

La enfermera corría de un lado a otro mientras que Jack se encontraba inquieto por la habitación sin saber qué hacer.

El doctor tardó 5 minutos después, justo cuando toda la sangre se había detenido, haciendo que mis piernas quedaran pegajosas de nuevo.

-Es muy delicado la plática señorita – El doctor se sentó a lado de mi camilla, mientras yo continuaba erguida. Jack estaba parado a lado de la ventana, con su mirada al exterior del vidrio – Hay mujeres que no pueden tener hijos, que abortar ya sea por su cuerpo o malos hábitos alimenticios.....

-¿Lo he perdido?

-Mire, esto es difícil de decir –El doctor tomó aire – No lo ha perdido, pero no le aseguro que viva lo suficiente.

Alcé ambas cejas sorprendida, mi mirada se plantó en la de Jackson para ver su reacción, pero él y el doctor ya habían hablado y es obvio que ya lo sabía.

-¿Qué le ha pasado?

-Mientras reposaba, dimo una rápida revisión a su vientre desde la máquina, tiene dos meses el bebé y lo que me dijo Jackson es que no era del mismo tamaño que la última vez que lo vieron.

-¿Creció?

-No, al contrario, a disminuido – Parpadeé intentando contener las lágrimas, no podía creer lo que estaba escuchando. Fui una irresponsable completamente, fui una idiota –Tiene dos opciones señorita, la opción de evitar una lesión futura y abortar desde ahora o arriesgarse a seguir con el bebé en su vientre.

-Lo quiero aún –Dije tragando el gran nudo de la garganta – Sé que puedo darle la vida.

-Y la apoyo señorita, no siempre se cumplen nuestro cálculos, el detalle que quiero explicar es que debe dar su mejor esfuerzo por cuidarse al máximo para sacarlo adelante.

-Y así será, se lo aseguro doctor.

El día transcurrió, Merida y Anna llegaron horas después al hospital, no fue de mucha ayuda ya que nos habíamos retirado en ese momento.