Capitulo Doce: Recuperando recuerdos

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Un boom me despertó y me senté sobresaltada, pero solo había sido Chris que se había tropezado con la cama. Exclamó una maldición y se sentó en el borde masajeando su pie lastimado. Era temprano en la mañana y apenas había dormido algo. Desperté varias veces en la madrugada a causa de las pesadillas que provocaron los encuentros con Gregor y habían traumatizado todos mis pensamientos.

- Debemos irnos -informó Chris mirándome con curiosidad.

- Lo sé -me levanté de la cama y me fui directo al baño. Había sido una suerte que no hubiera sacado mis cosas del bolso cuando estuvimos en aquella casa, hubiera olvidado mi cepillo de dientes y unas cuantas ropas que quedaban limpias de las que me había comprado Chris.

Me aseé lo más rápido que pude y salí a encontrarme con Chris en la habitación, pero al volver descubrí que ya se había marchado. ¿No pudo esperarme? Supongo que así era mejor, los sentimientos hacia Chris hacían las cosas más difíciles de manejar.

Cerré la puerta tras de mí y me dirigí hacia la pequeña recepción. Allí estaba él. Con su porte relajado, su cabello negro alborotado y su atractivo rostro inexpresivo.  Me reuní con él y alcancé a escuchar que ya había puesto todo en orden para que pudiéramos irnos.

— ¿Hacia dónde nos dirigimos? —le pregunté una vez que estuvimos dentro del auto.

— Encontraremos un lugar donde no puedan encontrarnos —dije quedamente.

— Podemos regresar a casa, es el último lugar en donde nos buscarían. Pensarán que somos muy listos para volver allí y ni siquiera lo intentarán.

— ¡Olvídalo, Emma! Leyla ya debe saber dónde vives y debe de estar vigilando la casa de alguna manera, ella tiene contemplada todas las opciones, es lista y sabe que pensaremos en eso. Así que no insistas en volver porque no lo haremos y fin a este tema — exclamé enojado. ¿Acaso no se daba cuenta de la magnitud de nuestro problema? Nuestra cabeza tenía precio y ella sólo pensaba en volver a las garras del enemigo.

Tenía que sacar a como de lugar, aquella loca idea de su cabeza o terminaría pensando en huir.

Ella no protestó ni agregó nada durante un largo rato. Yo estaba bastante concentrado mirando las indicaciones en el camino como para pensar siquiera en decirle algo. Podía sentir que estaba enojada y por mucho que no me agradara la idea de que estuviera así, debíamos encontrar un lugar seguro donde planear nuestro siguiente movimiento.

Era una guerra que estaba librando contra un aliado que se volvió mi enemigo. Jamás pensé que aquella diminuta persona que una vez creí estaba de mi lado, me haría pasar por tantos malos rato y decidiera acabar con mi vida. ¡Esa mujer estaba loca de atar!

De repente, sin ningún aviso, vino a mí un recuerdo. Un pequeño apartamento en la ciudad, mi padre siendo un perro desgraciado, mi madre en el suelo llorando y un pequeño Chris que salía de aquel lugar aterrado. Volví a sentir el dolor y la angustia de no poder hacer nada, de ser muy pequeño para defender a mi madre de mi padre. Tuve que hacerme a un lado en la autopista para poder manejar aquella ola de sentimientos que me golpearon de repente. 

Emma se sobresaltó en su asiento y me preguntó varias veces qué era lo que me ocurría. Sin embargo, mi mente estaba vagando en aquel recuerdo. Miré a Emma sin observarla en realidad y recordé una niña de enorme ojos azules que me abrazaba fuertemente mientras lloraba a todo pulmón.

¡Era ella! ¡Era Emma la que me abrazaba fuertemente para calmar mi llanto! 

El recuerdo se esfumó de la misma manera que había llegado y me dejó a la vista el rostro preocupado de Emma que tenía entre sus manos mi rostro e intentaba desesperadamente obtener respuestas.

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