De nuevo volví a sentir aquella electricidad recorriendo mi cuerpo a toda velocidad. Era como estar sediento y por fin beber hasta saciarme. Mi cuerpo volvió a sentirse vivo y solamente la había besado, aquellos sentimientos reveladores hacían que me confundiera aún más. ¿Cómo podía sentirse tan bien besar sus labios?¿cómo no perderme en aquel beso?
Estaba ahí junto a ella tocando sus labios con los míos, enredando mis dedos en su cabello y se sentía como el lugar a donde quería permanecer. Pero temía que si me perdía en aquel beso, sería muy doloroso volver atrás y analizar bien las cosas. Debía concentrarme y dar un paso atrás, poner las cosas claras y averiguar si era capaz de ser el chico que Emma necesitaba sin tener que volver a herirla.
Me aparté de ella de la forma más gentil que pude y de inmediato, mis labios sintieron la necesidad de volver a por los de ella. Ella me miró con aquellos ojos de ángel que tenía y literalmente, me quedé sin habla. Era tan hermosa y en serio quería hacer las cosas bien para estar con ella.
— Yo... —¿por dónde empezar? El miedo se apoderaba de mi mente y mi cuerpo quería tocarla otra vez. Era como tener una guerra dentro de mi entre mi cuerpo y el sentido común—. Necesito que hablemos.
— ¡Sí, claro! —al parecer mi beso la había atontado de igual manera que a mí. Parecía que de pronto salió de un trance y me vi identificado con su expresión—. Siéntate.
Me señaló con la mano el lugar vacío del único sofá gris que había en la sala y se sentó junto a mí después de que yo lo hiciera. Se veía confundida e intrigada pero al menos no había tomado mal el brusco paso atrás que había dado. De lanzarme a sus brazos y besarla, a estar los dos sentados en el sofá como dos personas que no habían tenido un encuentro ardiente como el que tuvimos cuando llegué, era una gran diferencia. Pero ella no notó el cambio drástico que había tomado y ahora me miraba expectante.
— ¿De qué quieres hablar? —preguntó clavando su azul mirada en mí.
— De nosotros... Siento que la última vez que nos vimos —me detuve abruptamente. No sabía ni por dónde comenzar o qué decirle, estaba muy confundido.
— Fuiste el idiota más idiota de los idiotas... sí, ya lo sé.
— Yo sé lo que sientes por mí y... la verdad es que no sé qué hacer. Estoy confundido y un poco indeciso, lleno de dudas pero quiero que las cosas estén lo más claras posible de lo que lo están ahora. Yo —dudé y me recriminé por ser tan cobarde. Podía enfrentarme a un asesino para salvarla pero no podía estar allí a solas con ella y decirle todo lo que tenía que decir. Era patético—. Yo siento cosas por ti, Emma. Pero no estoy seguro de saber qué tipo de cosas. Me atraes y mucho, es tan natural estar contigo y al tocarte...
Alcé la mano y le acaricie la mejilla. Su piel era suave y tibia, quería seguir tocándola pero debía concentrarme y terminar lo que había venido a hacer.
— Todo parece que se desvanece—continúe—. Sin embargo, no quiero volver a lastimarte nunca más y es justo que sepas todo para que no pueda hacerlo de nuevo. Aún no estamos fuera de peligro, Leyla no ha sido capturada y tengo miedo de que venga a por ti de nuevo. No quiero que estés en peligro otra vez por mi culpa y siento que si estoy contigo, eso puede pasar.
— Eso es estúpido —soltó notoriamente molesta—. Siento que estas poniendo excusas para justificas tus acciones. Vienes a mi puerta y me besas luego das un paso atrás y me dices que no puedes estar conmigo por causa de Leyla... Es estúpido.
Emma subió las rodillas hasta pecho y las abrazó en una señal de protección. Y me sentí estancado sin saber qué hacer o qué decirle para que la situación entre ella h yo no estuviera así. Me gustaba estar con ella y no había sabido cuanto mi cuerpo la extrañaba hasta que estuve prácticamente frente a ella. Estábamos tan cerca que si hubiera querido, hubiera podido alargar mi mano y tocarla. Pero al mismo tiempo estábamos tan lejos, que no tenía ni la más remota idea de cómo volver a estar cerca otra vez.
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Segunda chance
AcciónLiteralmente mi vida había acabado. La chica que había amado se había casado con la persona que más me odiaba en el mundo y lo único que me ayudaba a soportar el dolor era el alcohol. Estaba destrozándome y no me importaba hasta que un incidente en...