El lunes, llegué al instituto temiéndome lo peor, me había estado imaginando durante todo el camino a mis compañeros cuchicheando y riendo mientras me miraban y a Derek junto a Aitor riéndose a carcajadas tras contarle lo que había pasado. Zoe me había recomendado tener fe en Derek, era un buen chico y no me metería en problemas a propósito. Lo malo es que podía hacerlo sin saberlo, lo que le contase a Aitor como una simple anécdota extraña podía convertirse en un arma en la cabeza enferma de su amigo, del cual no veía la maldad. Como si de una pareja a la que el enamoramiento le impide ver la realidad se tratase.
Imaginaros mi sorpresa cuando en vez de la escena que me había imaginado con todo lujo de detalles, Derek me sonrió y me saludó al verme. Le saludé sin entender muy bien a qué venía aquello e iba a continuar mi camino cuando algo me detuvo, bueno más bien alguien.
Un grupo de populares cerraron un círculo humano a mi alrededor y me miraron con semblante serio. Una de ellas, la que parecía ser la cabecilla del grupo, se me acercó un poco más, mirándome por encima del hombro. No la conocía así que di por hecho que no eran de segundo de bachillerato, sin embargo parecía más mayor que las de mi curso y las otras chicas que me rodearon, por lo que imaginé que era una repetidora.
— ¿Eres Janet?
— Sí... —contesté con un hilo de voz, me incomodaba mucho la situación, no me gustaba estar rodeada de gente y menos de ese tipo de gente, iban a hacerme algo malo, lo sabía.
— ¿Es cierto que estuviste en casa de Derek?
No me lo podía creer ¿Cómo lo hace la gente para enterarse de la vida de todo el maldito instituto?
— Sí... ¿Cómo lo sabes?
— ¿Y a ti qué te importa? ¿Será que a diferencia de ti yo tengo amigos que me cuentan las cosas?
La tipa miró a las otras y soltó una risilla indignada.
— Y... En plan... ¿Fuiste tú o te llevó él?
— Me llevó él.
Las chicas se pusieron a gritarme a coro: Que si no me lo creía ni yo, que si era mentira, que me creía guay, que si bla, bla, bla... La jefecilla volvió a hablarme unos minutos después.
— No nos lo creemos.
— Genial... Es tu problema, no el mío —murmuré de la forma menos amenazante posible.
Iba a entrar en el instituto pero me detuvieron de nuevo.
— Sabemos que es mentira lo que dices, así que no tiene sentido que mientas, pero si lo necesitas para sentirte querida adelante, vaya mierda de persona tienes que ser —rio.
Apreté los dientes haciendo lo posible por no meterme en más líos, ojalá tuviera la facilidad de Aitor para poner fina a la gente, debía de ser una de las pocas virtudes que tenía el pobre.
Entré en el instituto escuchando que era una perra, una mentirosa, un deshecho social, una guarra y no sé qué más. Cómo odiaba a la gente, cada día más y más, estaba harta de todo y de todos.
Tuve la gran suerte (nótese la ironía) de que a primera hora teníamos lengua castellana y Kate nos dejó la clase para continuar el trabajo. Derek se sentó a mi lado y sacó una libreta con apuntes y garabatos.
— Hola, he estado pensando en tu idea ¿Qué te parece si en vez de una popular y una marginada, hacemos que una las chicas sea nueva en el instituto y al intentar integrarse se encuentre con que todos pertenecen a un grupo? Pueden estar los lectores, los cantantes...
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Ya es tarde para decir lo siento (versión 2018)
RomanceLa vida es una obra de teatro para Janet. Una obra de teatro en la que ella es el principal icono dramático y Aitor, el chico encargado de dirigir todo el bullying hacia ella, el cómico. De lo que unos se ríen, es lo mismo por lo que otros lloran. D...