— Entonces, podemos hacer que la chica llegue al instituto y se encuentre su pupitre lleno de insultos grabados.
— Sí.
Derek se había vuelto a sentar conmigo en la clase de Lengua y Literatura. Intentaba no hacerlo, pero yo no podía evitar mirar hacia Aitor de vez en cuando, pues llevaba toda la hora matándome con la mirada y empezaba a ponerme verdaderamente nerviosa. Se había tenido que sentar de nuevo con Nick y eso no le hacía gracia, pero menos gracia le hacía que Derek lo hubiera vuelto a dejar plantado por mí.
Sin embargo, lejos de ser como las miradas que normalmente me dedicaba, aquella vez parecía estar esperando algo, como si aquella mirada fuese el fruto de la impaciencia y del ansío resultados inmediatos que sentía. En circunstancias normales, me habría temido lo peor, pero aquella vez tenía a Derek a mi lado y me reconfortaba saber que fuese lo que fuese lo que Aitor estaba esperando que hiciese, no iba a suceder. O por lo menos eso quería pensar.
— Janet... ¡Janet!
— ¿Eh? Dime.
Mi paranoia y mi necesidad de intentar leer la mente de Aitor para predecir por dónde me iba a llegar el ataque esta vez, me habían hecho estar pendiente de él y de sus gestos durante casi toda la hora. En aquellos momentos estaba tan alerta que me era imposible concentrarme en el trabajo, ni en nada que no tuviese que ver en Aitor, sabía que estaba planeando un nuevo golpe, casi podía decir que le conocía.
— ¿Me estás escuchando?
— No... O sea... Sí, sí, claro que te escucho.
— No, estás distraída ¿Qué pasa?
— Nada.
Vi cómo Aitor, por primera vez en lo que llevábamos de mañana, ponía su atención en lo que Nick le estaba diciendo, seguramente intentando disimular para que si Derek miraba hacia atrás, no le pillase asesinándome con la mirada.
— ¿Qué pasa? —repitió.
Efectivamente, al notar que tenía la vista fija detrás de él, Derek se giró y miró a Aitor y a Nick sin entender qué pasaba. En ese momento Aitor levantó la cabeza y saludó inocentemente a su amigo, como si de verdad estuviese trabajando exhaustivamente y hubiese parado durante un segundo para saludar a su querido amigo.
— En fin... Sigamos. —murmuré.
Cogí de nuevo la libreta en la que estábamos apuntando las ideas que nos iban surgiendo y comencé a revisar las que Derek había anotado, intentando desterrar a Aitor de mi mente por unos minutos y de centrarme en lo realmente importante.
La verdad es que las ideas que Derek había aportado eran mucho más buenas de lo que en un principio había esperado. Muchas de las cosas que había propuesto me habían pasado en mayor o en menor medida, otras sin embargo, estaban basadas en lo que estaba viviendo su hermana y otras simplemente le habían salido solas.
— Janet... ¿Puedo hacerte una pregunta personal?
— Depende de a lo que te refieras con personal —contesté sin levantar la mirada de la libreta.
— Me han llegado rumores.
— ¿Sí? Qué raro, con lo poco que le gustan a este instituto...
— Es que no sé cómo preguntártelo, jobá.
— Pues preguntándolo.
— Gracias —rio.
— De nada. —sonreí.
— Me han llegado rumores de que te gusta Aitor.
Un escalofrío me recorrió la espalda y dejé la mirada clavada en un punto de la libreta que mis manos todavía sujetaban, como si mirando a aquel punto, lejos de la mirada de Derek y de las de los demás, estuviese a salvo.
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Ya es tarde para decir lo siento (versión 2018)
RomanceLa vida es una obra de teatro para Janet. Una obra de teatro en la que ella es el principal icono dramático y Aitor, el chico encargado de dirigir todo el bullying hacia ella, el cómico. De lo que unos se ríen, es lo mismo por lo que otros lloran. D...