Epílogo

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Puse un poco de brillo sabor durazno sobre mis labios y los oprimí para que se esparciera.

James amaba este sabor de labial, así que lo usaba con regularidad. Pase mis manos por mi pelo repetidas veces para que no se esponjara tanto, ya que estaba lloviendo afuera y era muy probable que mi cabello terminase viéndose igual que un nido de pájaros.

Estaba ansiosa por ver a James. No sabía si el nudo en mi estómago era causado por eso, pero no importara lo que hiciera, seguía ahí.

Desconocía si era un mal presentimiento pero ahí estaba, alertándome y poniéndome los pelos de punta. Me talle los brazos haciendo todo lo posible por ignorar ese sentimiento y en su lugar, preste atención a mi atuendo una vez más y después salí de mi habitación.

En los últimos dos años había pasado de ser completamente ajena a mi apariencia a preocuparme por ella. Quizá había influido mucho Lex en eso, con la ayuda de mi hermana, claro.

Baje las escaleras rápidamente, queriendo llegar lo más pronto a la casa de James. Apenas lo había visto en las últimas semanas gracias a nuestras universidades.

Mientras que yo había logrado entrar en la Universidad de Cultura y Arte, James estaba estudiando administración de empresas para poder heredar la de su padre, que no hacía más que presionarlo.

Sabía que solo lo hacía porque quería lo mejor para su hijo, pero me preguntaba constantemente si el padre de James se había detenido a preguntarle a su hijo que era lo que él creía mejor para sí mismo.

Suspiré cuando recordé que tenía que conseguir un trabajo, lo cual me quitaría aún más tiempo, pero era necesario. Las cuotas eran muy altas y había pedido la beca al no obtener sobresalientes.

No podía dejarle la carga tan pesada a mi madre.

Iba a abrir la puerta principal pero escuche unos sollozos que me hicieron detenerme. Fruncí el ceño y quite la mano de la perilla para dar media vuelta y caminar hacia el sonido.

Encontré a mi madre llorando. El nudo en mi estómago se intensifico y me acerque a ella con cautela.

-¿Mamá? ¿Estás bien?- Ella se enderezó y rápidamente se limpió las lágrimas intentando detenerlas pero estas seguían saliendo una duras de otra.

Me asuste, hacía años que mamá no lloraba, o al menos no delante de mi o de Jenn.

Se suponía que ahora ella tendría que estar con Darrell, no en el comedor llorando.

Abrí la silla frente a ella y me senté. Pase las manos por encima para tomar las suyas, que estaban heladas. Un escalofrió me recorrió el cuerpo y sentí como se me partió el corazón cuando ella sollozo nuevamente.

-Estoy bien, no es nada. Solo un pequeño dolor de cabeza.- Estaba mintiendo. Mamá no era de las personas que se enfermaban, era como si fuese inmune a todas las enfermedades y si lo hacía solo se tomaba una pastilla y listo. Como nueva. Nunca lloraba por algo así.

Usual EnfermedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora