Me desperté un poco confundida en cuanto al lugar donde estaba. Me talle los ojos y mire a mí alrededor encandilada por la luz. Gemí comenzando a levantarme.
Estire los brazos por encima de mi cabeza para despertar a mis músculos y camine hasta el baño.
Me lave la cara y los dientes. Mi reflejo me devolvió la mirada con gran decepción.
Chasquee la lengua y me puse las botas. Solo quería irme de aquí lo antes posible, no quería toparme con Evelyn y que descubriera lo mal que estaba, probablemente me haría hablar de ello y no quería ser la portadora de malas noticias. No era mi deber decirle que todo entre su hijo y yo todo había terminado, eso era asunto de James.
Abrí la puerta lista para salir, despedirme e irme lo más rápido que me sea posible pero choque contra un pequeño cuerpo. De inmediato note su rubia cabellera y esos ojos azules como el hielo.
Avanzo hacia mí haciendo que retrocediera, adentrándonos a ambas de vuelta a la habitación.
-¿Cómo te atreves a venir aquí? ¿No puedes simplemente dejarnos en paz?- Me empujo y caí sentada sobre la cama.
No tenía ganas de armar un escándalo y mucho menos darle la satisfacción de pelearme con ella. Apreté las manos tensando mi cuerpo, intentando contenerme.
-Él fue quien me busco.
Algo cruzo su rostro, pero rápidamente se recompuso. Había tanta rabia en ella que parecía temblar.
-¿Y no puedes negarte? ¿Tan fácil eres que al primer comentario dices; si? Esto se estaba saliendo de control demasiado rápido.
Antes de que me diera cuenta de lo que hacía, mi mano impacto contra su cara y su rostro giro por el impacto.
Se sentía tan bien.
Me levante de la cama y esta vez fue mi turno de empujarla.
-¡¿Y tú?! ¡Deja ya de fingir, ni siquiera lo quieres, deja de hacerte la victima!
-¿Victima? ¡Por supuesto que soy la víctima en esto!- Sus ojos rápidamente se llenaron de lágrimas y me obligue a no sentir compasión por ella. -¿Qué pasaría si de un día a otro te quitaran al amor de tu vida?- Se acercó a mí. – ¿Cómo te sentirías si perdieras a quien más amas?
-Se lo que se siente.- le respondí pensando en mi padre. –Pero el que él haya muerto, no significa que tú también.
-¡No tienes ni idea de lo que se siente!- grito golpeándose el pecho. Parecía una desquiciada.
-Kyle no quisiera verte de esta„
Su pequeña mano golpeo mi torso empujándome hacia la cama.
-No te atrevas a decir su nombre. Una parte del sigue aquí y él es mío.- Me levante lista para sacar la mierda fuera de ella. –No me conoces, no sabes de lo que soy capaz.
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Usual Enfermedad
Teen Fiction"El amor es una enfermedad" Me he estado repitiendo eso desde que mi madre decidió que quería que viviera un amor juvenil. Aparte de lo vergonzoso que es que tu madre haga de casamentera, ¿cómo puedo hacerle entender que no quiero el sufrimiento que...