Extra 1

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Había cuerpos sudados bailando por todas partes. Estaba desorientado y había pedido a Kyle. Buscaba a mi amigo mientras empujaba a las personas tambaleándome resistiendo las ganas de vaciar mi estómago en la primera planta artificial que se me cruzara.

Una chica aún más ebria que yo sé me abalanzó y me agarro por el cuello, casi haciendo que perdiera el equilibrio. Trastabille y me sostuve de la pared con una mano mientras que con la otra agarraba a la chica para que no se cayese.

-¿Quién eres?- Creo que le pregunte. No lo sabía, sentía la lengua pesada y los ojos nublados por el alcohol. La chica sonrió mostrando todos sus dientes y pude notar brillo para labios en ellos. Fuera de eso, lucia candente.

-No lo sé.- Me contestó con voz ebria, lo que me confirmo que si le había hablado. Agarre sus manos apartándola de mí y la empareje con otro chico que iba pasando.

Seguí caminando por la casa sin ver por ningún lado a Kyle. Subí las escaleras tambaleantes y fui de habitación en habitación buscándolo.

Interrumpí a varias parejas y seguí con la siguiente sin importarme sus gritos de furiosos.

Me detuve frente a la última habitación y abrí la puerta de una patada cuando mis manos no pudieron agarrar la perilla que se movía en círculos. Otra pareja recién se vestía. Aun con mis cinco sentidos nubosos pude detectar el habitual olor a sexo. Yo mismo olía así. No recordaba nada más que un par de pechos gigantescos y una cabellera castaña. Tenía una debilidad por las castañas.

La chica de la habitación se quedó helada al verme y pude ver que tampoco se podía mantener en pie sin balancearse y sobre todo con esos enormes tacones.

No me cabían en la cabeza como las chicas usaban esas cosas, sus piernas se veían más largas, sí, pero según Lex, mi prima, eran una tortura la mayoría del tiempo.

Lex.

Ella iba saliendo de la habitación y se detuvo de golpe al verme. Abrió mucho los ojos y antes de que pudiese decirle nada, se fue casi corriendo, tropezando con los cuerpos de gente más ebrios que nosotros.

Kyle salió poniéndose la camisa y con un condón usado en la mano. Hice una mueca.

-¿Te tiraste a mi prima, idiota?- Le pregunte recargándome en la pared. La casa daba vueltas y oía todo como un eco.

-Jodida vida. Vámonos antes de que venga mi novia.- Me agarro del hombro pero lo golpee alejando su condón de mí.

-Aleja tus espermatozoides de mi.- Sacudió su mano y su condón cayo en el cabello de una chica que estaba vomitando a un metro de nosotros sobre un jarrón que parecía caro.

El dueño de esta casa estaba en muchos problemas.

Ambos bajamos las escaleras empujándonos entre nosotros hasta que llegamos a la puerta donde estaba Lex hablando por teléfono mientras lloraba.

Usual EnfermedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora