Capítulo 12

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-¿Tengo que usar esto?- Jale el dobladillo de lo que mi hermana llamaba blusa pero esta ni siquiera podía cubrir mi ombligo.

-Claro que si.- respondió al instante inspeccionándome. Movió el dedo en señal de que me girara y así lo hice sintiendo vergüenza. El pantalón me oprimía tanto que apenas era capaz de respirar pero debía de admitir que me hacía muy buena forma.

-No creo que debamos exagerar.- Intente hacerla entrar en razón casi gimiendo con desagrado. La ropa era muy bonita pero simplemente no era algo que yo usaría para ir al instituto, era demasiado.

-Si James no te quiso como eras, tendrás que ser otra persona para gustarle. Así se tratan a los chicos. Tienes que ofrecerles algo que les guste, que sea apetecible a sus ojos. Y tú, querida hermana, como eres realmente no le apeteces ni a un vagabundo.- Rodee los ojos ante su estúpida lógica.

-Muchas gracias por el cumplido.- murmuré empezando a molestarme. Empecé a caminar hacia su espejo para darme un segundo vistazo pero ella me intercepto en el acto.

Meneo la cabeza inconforme.

-Camina como una dama, joder. Si vas a usar mi ropa tendrás que hacerlo con estilo.- Hizo hacia atrás su cabello de forma engreída y entrecerré mis ojos en su dirección.

-¿Estás insinuando que no tengo estilo?- Me cruce de brazos ladeando mi cadera como veía que ella hacia a veces.

-Tú no podrías diferenciar estilo de estupidez.

-Repite eso.- Entrecerré mis ojos en su dirección retándola con la mirada.

-Tu, no podrías...- Empezó a decir acentuando cada palabra pero corrí hacia ella agarrándola y ambas caímos sobre la cama. Sonreí victoriosa y trate de inmovilizarla pero antes de que pudiese prevenirlo, me rodeo quedándose encima de mi e hizo un movimiento ninja para ponerme boca abajo en el suelo. Mi nariz se aplasto contra la alfombra y me queje.

-Me rindo.- dije con la voz ahogada intentando que las hebras de la alfombra no entraran en mi boca, Jenn se quitó de encima con una mirada petulante y victoriosa en el rostro. Odiaba que mi hermana menor me ganara en cada maldita cosa.

-Vámonos, se hace tarde.- Me levante del suelo siguiéndola y bajamos a la cocina para despedirnos de nuestra madre, después nos montamos en Maxon.

Ajuste el espejo retrovisor viendo mi rostro libre de vello, la irritación se había ido y por fortuna había convencido a mi hermana de que no me maquillara. Ya era suficiente cambio con la ropa.

Trate de manejar lo más despacio posible, así tal vez llegaría cuando todo estuvieran en clases y nadie presenciaría mi radical transformación.

El nudo de nervios en mi estómago crecía cada vez pero me asegure de detenerme en cada luz amarilla y manejaba muy por abajo del límite.

-Deja de hacer eso, Lucía.- Me regañó Jenn que intentaba hacer malabares con su maquillaje para retocarse.

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