Rumores

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A los tres días, me quité el vendaje. Había intentado posponer la desagradable sorpresa lo máximo posible.

Deseé no haberlo hecho.

Una segunda profunda sonrisa cosida se dibujaba irregularmente en mi barbilla, siguiendo la línea de la mandíbula.

Con un paño, me di con agua oxigenada. Escocía y dolía. Apreté tanto los dientes que sentí que me los clavaba en las encías.

Ahora que lo pensaba, podría haber sido peor. Podría haberme hasta roto la mandíbula, por ejemplo.

Suspiré y me tapé la herida, ya limpia, rápidamente. Era fea y dolorosa.

El día del hospital había sido muy caótico. Me quedé dormida nada más tocar la cama, y al día siguiente, todos se me quedaban mirando. Sin disimulo, descuidados murmullos circulaban a mi alrededor, y siguió así hasta el día actual. Tan raro no sería hacerse una herida en la mandíbula, ¿No?

Kintan, Gabriel y los demás se mostraron muy atentos y preocupados. Dijeron que el fin de semana saldríamos y me invitarían a un helado. Sonreí. Eran encantadores, a su manera.

A finales del segundo recreo, André me retuvo unos segundos; todos los demás ya iban a sus clases.

-Oye, Raquelle, ¿Puedo preguntarte algo un momento?-Aún me sorprendía oír su baja voz-¿Es verdad que estuviste saliendo con Adrien?

Mi columna vertebral se crispó.

-¿Cómo?

-Son...Rumores. No tengo por qué creerlos, pero quería saber si eran ciertos.

-¿Quién difunde esos rumores?-Pregunté, seria, con el ceño fruncido.

-No lo sabemos. Antoine, el capitán del equipo de baloncesto lo mencionó en las duchas. Está en tu clase de matemáticas, o eso me dijo. Adrien afirmó lo de que estabais saliendo pero...Antoine dijo otra cosa...

-¿Qué dijo? ¿Quién?-Pregunté, desesperada.

-¿Pero es cierto que saliste con él? ¿Qué ya os conocíais?

Yo asentí lentamente, algo dolida.

-Sí. Y ojalá no hubiese sido así. ¿Pero qué más dicen?

-Es algo malo...-André miró a su alrededor. El patio se iba vaciando poco a poco y todo el mundo se dirigía a sus últimas clases-¿Quieres saberlo?

-¡Claro que sí!-Exclamé.

-Dijo que estuviste con Adrien ese verano, pero que también le pusiste los cuernos y que te acostaste con otros tíos mientras tanto.

Yo arqueé una ceja. La rabia estaba empezando a removerse dentro de mí.

-¿Cómo? ¿Y Adrien afirmó eso?

-No, creo que eso no. No me quiero meter más, pero deberías llegar al fondo de esto. Nos vemos mañana, que tengo dibujo técnico, y muchísima suerte.

André me apretó el brazo mientras se iba. Yo permanecí unos segundos, rígida y pensativa en el patio.

Estaba siendo carcomida por la rabia e impotencia. Yo, que había intentado pasar lo más inadvertida posible durante el curso, estaba consiguiendo lo contrario. Sí. Hablaría con Adrien para llegar al fondo de esto.

Fui a clase de matemáticas. Me senté, sola.

Estaba tan en mi mundo que casi no me daba cuenta del comentario que hacía alguien, en medio del barullo. La profesora todavía no había llegado.

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