Llegué a la boutique de novias. Había un pequeño escaparate con tres trajes sencillos y blancos, y arriba, en letras cursivas y rosas sobre un fondo azul oscuro, ponía 'Les mariées d'Émilie'.
Entré, abriendo la puerta con lentitud, mirando a mi alrededor. Una chica con una cinta métrica colgada al cuello vino a mi encuentro.
-Hola, ¿En qué puedo ayudarle?
-Buenas, soy la sobrina de Diane Blanchard, se está probando unos vestidos...
-Ah, Blanchard, sí, sígame.
La chica, bajita y nerviosa, me condujo por un estrecho pasillo hasta una habitación rectangular.
Allí estaba Diane, sobre un escalón circular. Una muchacha le estaba colocando unas pinzas para ajustarle el vestido. Tenía un escote en corazón recargado con encaje que se ajustaba a la cintura, y una falda larga y ancha, con un corte en la cintura que rompía la armonía del traje y no le favorecía. Me acerqué a saludar.
Todas mis tías y mi madre estaban sentadas en un gran sofá rosa chicle de cuero. Leo estaba en el regazo de Michelle, jugueteando con la cremallera de su chaqueta, inmerso en sus pensamientos. Me senté en el brazo izquierdo del sofá.
-No me gusta. No te hace una forma bonita de cuerpo-Intervine.
-Estoy de acuerdo-Dijo Camille-Necesitas algo que realce tu estupenda figura. ¿Por qué no probamos uno de corte sirena?
Diane dio un par de vueltas lentas sobre si misma, no del todo convencida.
-Tenéis razón. No es adecuado para mí.
La chica de detrás se alejó un poco para tener mejor perspectiva del vestido.
-¿Corte sirena? Sí...Creo que tengo algo que le vendrá mejor-Murmuró mientras le quitaba las pinzas-Acompáñame, corazón.
La muchacha y mi tía desaparecieron tras un gran telón rosado, donde imaginé que habría un gran pasillo con enormes cantidades de vestidos plastificados. O al menos así salían en los programas de novias que ponían todas las mañanas en la tele las vacaciones de verano.
-¿Qué tal el cole, cari?-Preguntó de repente Camille. Siempre lo preguntaba, pero no podía evitar imaginarme un tono distinto en su voz. Por la mente se me pasó que Flora podría haberle contado algo, pero preferí no pensar en eso.
-Muy bien. Hoy no tengo muchos deberes-Contesté, sin alargarme mucho.
Hablamos de que Michelle tenía esa semana muchos encargos, y de que los vecinos de arriba se mudaban, por lo que podríamos tener esa opción como nuevo hogar. A mi madre le habían contratado en el Burger en el que trabajó de joven, al mismo al que fui con Bel y los demás. Le serviría para pagar aquel nuevo solar mientras estudiaba para las oposiciones. A mí, me gustaba la idea. Además, a mi madre se la veía feliz.
Todo eran buenas noticias para las Blanchard.
En ese momento, Diane salió. Parecía una verdadera modelo.
El vestido se ajustaba a su figura, como un guante. Bajaba por las caderas y su cintura, y más o menos, antes de llegar a las rodillas, se abría, como un abanico de volantes inmaculados.
El escote era recto, sin tirantas, con unos detalles de pedrería fina aquí y allá. Estaba preciosa. El vestido la representaba. Era Diane. Elegante y moderno.
A mis tías se le abrió la boca sola nada más verla. Mamá abrió mucho los ojos.
-Bra-vo-Aplaudió Ella. Diane sonrió ampliamente.
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Fideos al Horno- #Wattys2017
Novela JuvenilRaquelle es una chica que pasa todos los veranos en Nantes para visitar a su familia. Ese año, sin embargo, debe ayudar a una de sus tías en su puesto del mercadillo, donde conoce a Dan, un chico de origen vietnamita que trabaja con su hermano y su...