-Y...Yo...-Balbuceé, incapaz de asimilar la presencia que tenía frente a mí.
-Ella es Raquelle, es nueva. ¡Y española! Por fin tengo a alguien que me haga las redacciones de español-Rió. Él también. Una risa cantarina y aguda.
No había cambiado nada en absoluto. Seguía igual de rubio. Tal vez un poco más alto. Sus ojos seguían irradiando luces verdes.
Era Adrien.
-Guau, qué bien. Yo vengo de Toulouse-Dijo, mientras sacaba unas probetas.
Estuve a punto de gritarle '¡Ya lo sé, idiota!'
¿Por qué hacía cómo si no me conociera? Estaba furiosa, pero me contuve.
-El plan es fabricar una pequeña bomba de humo para meterla en su taquilla, pero como no tenía ni idea y Adrien es de ciencias, le he pedido ayuda. Será perfecto.
-Y como todo un caballero que soy, se la voy a prestar, obviamente-Dijo mientras hacía una reverencia. Me entraron ganas de escupirle en la cara. ¿Pero cómo no lo había visto venir? Era cierto que las probabilidades de caer en el mismo instituto eran altas, pero realmente nunca había contemplado esa opción.
-¿Te sabes el código de su taquilla? Porque, si no, estamos jodidos-Dije, intentando integrarme. Era verdad que me encantaba hacer experimentos, y por ende, participar en el plan, aunque tuviese que estar con Adrien.
-Por supuesto. Número cuatro uno dos código quinientos ochenta y seis.
-Está bien. Empecemos entonces- Dijo Adrien.
Adrien sacó una mezcla de nitrato de potasio y azúcar que él ya había preparado. Nos explicó que si lo mezclábamos bien y derretíamos, crearíamos una sustancia inflamable.
Bel sacó un sobre con bicarbonato de sodio, que servía para que la llama tardase más en llegar a la mezcla, y me pidió que recubriese una pequeña caja de cartón con papel de aluminio.
Calentamos la mezcla. Observando cómo el azúcar se iba derritiendo y caramelizando, hasta juntarse con el salitre y formando una sustancia pegajosa y marrón. Añadimos una cucharada de bicarbonato de sodio y lo vertimos todo en la cajita cubierta por aluminio.
Introducimos la mecha.
-Ahora habría que esperar a que se secase, pero hay poco tiempo-Informó Adrien, algo frustrado.
-No creo que pase nada si lo metemos ya en la taquilla. Falta relativamente poco para que empiecen las clases y esto ya se está solidificando un poco-Apremió Bel.
Corrimos escaleras abajo. Los demás chicos del grupo también estaban informados de lo que iban a hacer, pero sólo aparecieron Gabriel y André, que se unieron a nosotros mientras abríamos su taquilla.
Esperamos a que faltasen dos minutos justos, cuando empezaba a llegar la gente. Tuvimos tiempo de encender la mecha y cerrar la taquilla sin ser vistos y escondernos.
Nos separamos; Bel y André se escondieron detrás de la columna oblicua a la taquilla y fingieron hablar de un tema bastante interesante. Gabriel, Adrien y yo, por otra parte, nos quedamos muy cerca, justo detrás de la fila de taquillas. Pensé en Dan. ¿Qué pensaría si me viese haciendo esto?
Ahora sólo quedaba esperar apenas un minuto para que la larga mecha llegase a la mezcla y empezase a echar humo.
Y no supe por qué, pero sabía que no sería en el único lío en el que me metería con Bel a mi lado.
Bueno, no era un lío puesto que no nos habían pillado. Ni siquiera había explotado la pequeña bomba.
Gabriel estaba apoyado entre los dos. Adrien vigilaba.
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Fideos al Horno- #Wattys2017
Novela JuvenilRaquelle es una chica que pasa todos los veranos en Nantes para visitar a su familia. Ese año, sin embargo, debe ayudar a una de sus tías en su puesto del mercadillo, donde conoce a Dan, un chico de origen vietnamita que trabaja con su hermano y su...