No había pasado tanto como parecía. Sólo me sentía avergonzada, porque el nombre que más había aparecido en mi mente al besar a Dan era el de Adrien. Porque no había sabido pararnos y era yo quien lo había empezado, habiendo dicho días antes que no le correspondía.
Pero eso pretendía.
No tardé en irme, ya que mi madre me necesitaba para rellenar la matrícula. Suspiré, mientras me apoyaba pesadamente en la ventana del tranvía. No había acabado de levantarme temprano por el mercadillo y en dos días empezaría un instituto.
Demasiado cambio en tan poco tiempo. Y pensar que a principios de verano estaba segura de que todo sería monótono, sin emoción.
Ojalá en Francia empezasen las clases como en España; El quince, dieciséis...Pero no, tenían que empezar el tres.
Me ponía nerviosa tan sólo pensar que tendría que escribir en francés. Que convertiría mi primer idioma en el francés. Me dio un escalofrío y bajé del tranvía.
Dos días, y comenzaría una nueva rutina.
Rellenamos la matrícula. Si bien era cierto que no sabía exactamente qué estudiar, lo que tenía claro era que ciencias, no. Tampoco era yo muy artística, así que no me quedaba más remedio que elegir letras.
Sostuve los papeles entre mis manos, mirando con ambigüedad y extrañeza. Me fijé en el hueco en el que mi madre había aclarado que éramos familia monoparental.
Hacía nada que mis padres se habían separado y todavía no terminaba de asimilarlo. También hacía nada que mi madre decidía que nos quedábamos aquí, y hoy, ya estaba rellenando la matrícula y en dos días empezaría el instituto.
Camille me llevó de compras el día siguiente, ya que Diane trabajaba a pesar de ser domingo. Me compraron hasta unas zapatillas de deporte, un par de vaqueros largos y unas sudaderas. Cuadernos, lápices, rotuladores... Lo tenía todo listo.
Me habían inscrito en el Lycée Nelson Mandela, al que iba Dan, por petición mía. Un gran edificio que parecía una casa gigante color chocolate, con muchos ventanales. Lo habían construído hace poco.
A pesar de solo tener los puntos de familia monoparental, me garantizaron la entrada sin problemas al ser el mío un caso especial.
Tres de septiembre.
Tenía que coger el tranvía todas las mañanas, pero para mí no era problema.
Aquello era enorme. Me recordaba a los institutos estadounidenses de las películas, con filas y filas de taquillas asignadas. Era enorme, con una cúpula triangular en el centro de un gran pasillo que dividía el centro.
Llevaba un bolso grande a modo de bandolera como mochila, que había sido de Michelle y de Diane anteriormente. Color crema, con muchas tiras y parches de colores cosidas y muchas cremalleras y bolsillos pequeños. Habían descendido las temperaturas considerablemente, y llevaba unas mallas con una camisa a rayas y una chaqueta vaquera.
Lo primero que había que hacer era ver las listas. Había un cúmulo de gente enorme, parloteando y murmurando, a lo largo del pasillo buscando sus respectivas clases.
Dan me había dicho la noche anterior que le esperase en las escaleras de la entrada, y allí estaba, mirando el móvil nerviosa. No despegaba la mirada de la pantalla y marcaba un ritmo desacompasado con los pies. Noté una mano en mi hombro derecho y me di la vuelta para ver allí a Dan. Le sonreí y le abracé.
-¿Cómo lo ves? ¿Te gusta?-Dijo, refiriéndose al sitio.
-Sí, mucho-Dije, asintiendo.
-Bueno-Murmuró-Tenemos cinco minutos para mirar las listas e ir a nuestras clases. No te preocupes, lo miro yo y ahora vuelvo.
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Fideos al Horno- #Wattys2017
Genç KurguRaquelle es una chica que pasa todos los veranos en Nantes para visitar a su familia. Ese año, sin embargo, debe ayudar a una de sus tías en su puesto del mercadillo, donde conoce a Dan, un chico de origen vietnamita que trabaja con su hermano y su...