–¡Ashley!–
Todos estaban estupefactos. Nadie se había esperado el desmayo de Ashley.
Zac seguía sujetándola con sus brazos, hasta que finalmente la alzó y la cargó.
Con rapidez pidió que despejaran el área, y prontamente la colocó en uno de los sillones de la sala.
–¡Ashley, preciosa, reacciona!– Zac de inmediato se arrodilló junto a ella, y comenzó a ventilarla con su mano. La miró, se veía enferma, las mejillas pálidas, los labios casi morados, la expresión desolada... Luego volteó el rostro hacia todos los presentes. –¡Maldita sea! ¡Llamen a un doctor!– exclamó furioso, casi fuera de control.
El oficial y el abogado parecían impresionados pero ante el grito de Zac volvieron en sí y ambos se dedicaron a sacar sus celulares.
Los policías también se miraban sorprendidos. Todos estaban en silencio, incluyendo el montón de empleados que aún no terminaban de retirarse para despejar el área.
Zac no los miró. Sólo le importaba su esposa. Estuvo a punto de gritar desesperado, y tomar a Ashley en sus brazos para llevarla él mismo hasta algún lugar donde pudieran atenderla, pero entonces en esos instantes Ashley comenzó a moverse.
Zac acarició su rostro con ternura y alivio.
–Tranquila, tranquila, mi amor... Vas a estar bien–
Ashley hacía el intentó de abrir los ojos y volver en sí, y cuando lo logró, recordó también la razón de su desmayo.
–¡Zac!– gritó horrorizada. Entonces se incorporó de inmediato y clavó la mirada en él, ese hombre...
Zac sintió una opresión muy grande en el pecho sin siquiera saber el motivo exacto.
Ashley estaba a punto de morir o de entrar en un ataque de histeria. No podía moverse, pero tampoco paraba de temblar.
–¿Ashley, qué pasa?– escuchó la voz de Zac que se había sentado a su lado en el sofá, pero no fue capaz de responder, sino que se quedó petrificada.
–¿Está encontrado você bem, senhora?–el misterioso sujeto seguía ahí, y se mantenía con expresión afligida y humanitaria.
(¿Se encuentra bien, señora?)
Ashley palideció al escucharlo hablarle, volvió a ahogar un gemido de sollozo. Pronto miró a Zac. No supo de dónde sacó el valor, o si fue valor lo que la impulsó a hacerlo, pero entonces lo dijo...
–Él...– murmuraron sus labios. –¡Es él!– para sorpresa de todos, Ashley volvió a caer desmayada, pero la sorpresa mayor fue aquella confesión.
Todos miraron al sujeto, principalmente Zac.
--------------------------------------------------------------------------------------------
–¡Maldita sea! ¡Voy a matarlo! ¡Suéltenme y déjenme ir a buscarlo!– Zac Efron nunca había estado tan alterado en toda su vida. Nunca había sentido la sangre correr por sus venas de aquella manera tan caliente y voraz. Nunca había tenido tantas ganas de matar... ¡Y ahora ansiaba con todas sus fuerzas destrozar a aquel cabrón hijo de puta! –¡Juro que voy amatarlo! ¡Ese malnacido va a pagar con su vida lo que le hizo a mi mujer! ¡Se va arrepentir!–
Zac sentía el infierno en su sangre, en su alma. El demonio interno había hecho explosión dentro de él después de todo ese devastador día.
Y es que esas palabras de su esposa le habían desgarrado las entrañas, seguía recordándolas y seguían atormentándolo al igual a como lo hacía la identificación del maldito violador.
ESTÁS LEYENDO
Paz Robada® (Zashley)
RomanceRío de Janeiro... Todo un paraíso. Un lugar exótico y único, donde los días están llenos de color y vida, y las noches oscuras son iluminadas con la luz de la luna... Playas preciosas, clima tropical... Un lugar lleno de fantasías y emociones, ideal...