Parecía un nuevo día, y lo era. Había pasado ya más de una semana desde que pasara esa mañana en el hospital cuando les dieron los resultados negativos de todas las pruebas a las que Ashley se había sometido.
Habían tenido ya muchas mañanas para pensar en lo que aquello había significado para sus vidas.
Ambos se encontraban más tranquilos, aunque claro, muchas cosas seguían como antes.
Esa mañana Ashley se alistaba para comenzar con su jornada de trabajo en Tisdale Concepts, mientras que Zac se preparaba para ir al estadio Levi's e iniciar con un entrenamiento previo al partido amistoso que tendrían esa misma tarde contra los Raiders de Oakland, y en beneficio de diez casas hogar de niños huérfanos ahí en California.
Ashley se encontraba en su habitación, sentada en su tocador mientras terminaba de recogerse el cabello en una coleta alta. Todavía le afectaba bastante verse reflejada en cualquier espejo, porque sin duda recordaba la vista de su cuerpo desnudo después de la violación, pero se hacía fuerte e intentaba resistirlo. Debía hacerlo, porque aquello era sin duda de las cosas más fáciles con las que se toparía. Las demás serían mucho peor, y debía ser muy fuerte para poder afrontarlas.
Exhaló mientras miraba su rostro, y el delicado maquillaje que lo cubría, cuando de pronto escuchó que tocaban a su puerta. Sabía que debía ser Zac.
Se mantuvo en silencio durante unos cuantos segundos, hasta que finalmente habló.
–Adelante– dijo con voz cauta.
Zac abrió la puerta, y permaneció en el arco, mientras por su parte Browser, el juguetón perro entró corriendo hasta detenerse en las piernas de Ashley, y hacer que ella bajara la mano para acariciarle las orejas.
Ashley le sonrió al animalito, pero después regresó su mirada seria hacia su esposo.
Él se veía realmente atractivo esa mañana a pesar de que para cualquier otra persona podría parecerle desaliñado. Después de todo Ashley era la imagen viva de la elegancia con su falda tubo roja y su blusita de licra blanca, acompañado de un costoso collar de pedrería, y tacones altos, mientras que Zac pantalones cortos, y una camiseta sin mangas con tenis Nike, y una maleta deportiva en el hombro, porque a final de cuentas ella era una licenciada, y él un deportista profesional.
–Buenos días, sólo vengo a despedirme. Tengo que estar a las ocho en el estadio–
Ashley miró su reloj, faltaban veinte minutos, y ella también debía estar temprano en su oficina.
–Estaba por irme yo también. Apenas y tendré tiempo de llegar–
–¿No has desayunado?– cuestionó él.
Ashley negó con la cabeza haciendo un gesto despreciativo.
–No tengo apetito– A decir verdad, lo había perdido por completo desde aquella noche, aunque últimamente aquella falta se había manifestado con mayor intensidad. Sabía que estaba adelgazando mucho, pero de todos modos declinó.
–Ya es hora de que comiences a comer como normalmente–
Ashley asintió.
–Lo sé. Intentaré comer algo en la oficina–
–Bien– respondió. –Yo... eh... sólo quería preguntarte antes de irme si irás al partido– se llevó una mano al cabello, y se rascó.
Ella lo miró.
–Ahí estaré, Zac– le dijo quedamente. Después se puso en pie para terminar de guardar sus cosas, y tomar su bolso.
–¿Te pondrás la camiseta que te obsequié?– Zac se refería a la jersey local de los 49ers con el número 10, que decía en el nombre Mrs. Efron. Había sido uno de sus regalos de boda, y a Ashley le había fascinado.
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Paz Robada® (Zashley)
RomanceRío de Janeiro... Todo un paraíso. Un lugar exótico y único, donde los días están llenos de color y vida, y las noches oscuras son iluminadas con la luz de la luna... Playas preciosas, clima tropical... Un lugar lleno de fantasías y emociones, ideal...