Río de Janeiro... Todo un paraíso. Un lugar exótico y único, donde los días están llenos de color y vida, y las noches oscuras son iluminadas con la luz de la luna... Playas preciosas, clima tropical... Un lugar lleno de fantasías y emociones, ideal...
>Es demasiado alto< Fue el primer pensamiento que pasó por la mente de Ashley en aquel momento en que lo conoció.
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Zac la había dejado realmente impresionada desde el primer instante.
Le había parecido que Zac debía medir más de un metro noventa, y a su parecer, la habitación parecía empequeñecerse con su presencia.
Efectivamente Zachary Efron medía un metro noventa, y poseía unos hombros anchos y un cuerpo lleno de músculos duros que se hacían evidentes bajo la camisa ceñida que lo hacía parecer una sólida e inquebrantable montaña.
Después de aquella impresión, Ashley había intentado relajarse, y se había concentrado en exponer su trabajo. Después de todo no era la primera vez que estaba frente a un hombre de aquel tamaño. Su padre también era enorme, Andrew era altísimo, y Tyler pintaba para serlo también en un futuro. Ella era una condenada enana, por no dejar de mencionar a su hermana Ariana que increíblemente era más bajita que ella.
En aquel momento Ashley dejó de lado aquel montón de pensamientos incoherentes, y prontamente se dedicó a la exposición.
Se alegró montones al ver que el jugador parecía aprobarlo todo, pues había sido un duro trabajo. ¡Tan sólo había contado con hora y media para cambiarlo todo! Y es que el actor famoso que habían contratado desde un principio los había dejado botados con todo el trabajo finalizado. Afortunadamente a Ashley le apasionaba su trabajo, y aquel reto había sido pan comido.
Casi quiso saltar de alegría en el momento en que el hombre exclamó que deseaba firmar en ese mismo instante. Entonces había compartido una sonrisa con su padre. Ambos estaban demasiado felices con el proyecto.
Cuando la junta terminó, Ashley se despidió de los ejecutivos, y de su padre, quien no dudó en felicitarla. No pudo despedirse del jugador de fútbol porque se encontraba en una charla privada con su abogada, la rubia que había estado la hora entera mirándola como si le hubiese arrebatado algo. Ashley le restó importancia tanto al acto de despedirse o no del sujeto en discordia, como a las miradas altivas de la rubia.
Salió de la oficina con sus carpetas en manos, tan contenta, y casi tarareando una canción, cuando para su sorpresa él, Zac Efron apareció junto a ella acortándole el paso.
–¿Perteneces a alguien?– fue lo único que salió de su boca antes de sorprenderla por la espalda.
Completamente fuera de onda, Ashley se giró para mirarlo, y de nuevo quedó impresionada con la presencia de ese hombre.
Si le había parecido un gigante, sentado, de pie lo parecía mucho más.
Ashley no le llegaba ni siquiera a la cabeza, y debía recalcar que llevaba tacones altos.
–¿Cómo dice?– le preguntó todavía desorbitada.
Entonces le vio sonreír, y sin poder evitarlo, vagó por su mente el pensamiento de que era una sonrisa muy linda que contrastaba tremendamente con su aspecto rudo y enorme.
