Final

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–¡Joder, no puedo soportar eso!– Zac lanzó su teléfono lejos. Apenas y podía creerse que aquella llamada había sido cierta. Estaba volviéndose loco, el horror ante lo que Ashley estaba a punto de hacer amenazaba con terminar de enloquecerlo, destruirlo.

¡Santa mierda!

Aquello no estaba pasando. Aquello no podía estar ocurriendo. ¡Maldición! ¡No!

–Tengo que ir... ¡Tengo que ir a salvar a mi esposa, a su hermana y a mi hijo! ¡Maldita sea, tengo que salvarlos!–

–Zac, por el cielo, tranquilízate–

Él la miró con fuego en su mirada azul. La furia brilló en todo su esplendor.

–¡¿Cómo mierda me pides que me tranquilice si mi mujer está en manos de ese cabrón?!– la tomó de los brazos, y la sacudió. –¡Tengo que encontrarla! ¡¿No lo entiendes?! ¡Encontrarla!– pero entonces algo lo dejó enmudecido por un par de cortísimos segundos. –El parche– dijo sin aliento.

–¿Qué? ¿Qué parche?– cuestionó la rubia sin comprender.

Zac la soltó, y una sonrisa de esperanza apareció en sus labios.

–Ashley lleva en su nunca un parche microscópico que me dieron los Franco. Es un chip localizador. Te das cuenta, Alyson? ¡La encontraré! ¡Esa cosa me ayudará a encontrarla! ¡Tengo que llamar a Dave y a James!– prontamente buscó el celular que había lanzado. Se desesperó al no encontrarlo a la primera, pero cuando lo localizó su sonrisa se agrandó.

Cuando iba a comenzar a marcar, Alyson lo detuvo colocando sus manos encima.

–¿Estás segura de que ese parche funciona?– preguntó.

–¡Claro que funciona! Los Franco sólo trabajan con la más avanzada tecnología, y justamente les pedí esto para cualquier situación de este tipo–

El rostro de la representante cambió por completo.

–¿Zac, pero qué te asegura que está en ese viejo hotel? Tal vez Jason lo descubrió, se lo quitó y lo botó ahí. Seguro ya la llevó a otra parte–

Zac la miró con el ceño fruncido.

–Yo no he mencionado ningún hotel, Alyson– dijo en tono frío. –¡Mierda! Ni siquiera he hecho nada para saber su localización exacta. ¿Lo olvidas? No me he movido de aquí–

Los nervios habían jugado chueco con la rubia mujer, quien abrió sus ojos con gran sorpresa.

Los segundos transcurrieron, y entonces Zac lo comprendió. Lo comprendió absolutamente todo.

–Estás con él, ¿no?–

El pánico brilló en los ojos claros de Alyson.

–N...no, Zac. ¿Cómo puedes creer eso?–

–Me traicionaste–

–¡No! Yo... yo jamás haría algo así–

Zac no podía sentirse más enfurecido, más lleno de rabia, de desprecio y odio.

–¡Cállate!– exigió. –¡¿Por qué lo hiciste?! ¡¿Por qué me odias tanto?!–

Alyson intentó zafarse, pero sin lograrlo. Su agarre estaba lastimándola, así que comenzó a llorar.

–¡Yo no te odio! ¡Yo te amo, Zac, y nunca pudiste verlo!–

–¿Que me amas dices?– negó. –No. Me has hecho lo peor, y eso no es amor–

Paz Robada® (Zashley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora