Eran las nueve en punto de la mañana de ese miércoles de abril. El juicio ya iba en retraso con una hora completa.
Se encontraban en el Primeiro Tribunal de Julgamento Oral do Poder Judiciário do Estado, y Ashley deseaba estar en cualquier otro lugar menos ahí.
Podía sentir la tensión del momento, respirarla, casi tocarla, y la razón era porque no sólo ella estaba nerviosa, si no también todas las personas presentes.
Ashley deseó de nuevo que la tierra la tragara, o tan sólo que la hiciera desaparecer.
Había pasado la noche entera llorando, al igual que las demás noches desde aquella en especial... Estaba cansada, y harta ya de todo. Sentía la cabeza pesada, y los ojos le ardían ya de tanto y tanto.
Era horrible estar ahí. No podía soportarlo más, y lo peor de todo era que aquello todavía no comenzaba.
Cuando Jason Statham hizo su aparición arrogante junto a siete personas más, entre ellas su abogado Travolta, Ashley palideció todavía más, y ahogó un gemido de miedo que casi la atragantó. Sabía que él iba a estar ahí, ilógico sería que no lo hiciera, pero de cualquier manera seguía afectándole increíblemente su presencia, sobre todo después de su visita de la tarde anterior.
Ashley contuvo con gran esfuerzo las amargas lágrimas que pugnaban en su interior, pero no consiguió que su cuerpo dejara de temblar.
Tener frente a frente a su violador una vez más, con esa expresión burlona en el rostro no hacía sino desgarrarla por dentro, o por lo menos desgarrar lo que quedaba.
Se pegó entonces mucho más a Zac que se encontraba sentado junto a ella.
Zac miró con furia al imbécil de Statham, y deseó matarlo en ese preciso momento.
El muy hijo de puta caminaba como si el lugar le perteneciese, como si él fuese el amo y señor, como si supiera de antemano que saldría libre de aquel acontecimiento. ¡Maldita fuera!
Era un cabrón bastardo muy seguro de sí mismo, y a Zac se le quemaban las entrañas por las ganas que tenía de borrarle esa estúpida sonrisa.
Apretó los puños a pesar de que al hacerlo su mano vendada por la herida, sufrió las consecuencias.
Se contuvo y aspiró con fuerza.
Se pegó más a su esposa, y la miró para decirle que todo estaría bien, pero Ashley no lo miraba. Ella se encontraba con la cabeza baja y los ojos cerrados, como si fuese ella la que se sintiera avergonzada por algo, cuando el único y maldito culpable era aquel malnacido que tenían enfrente. Zac odiaba aquello, odiaba que su esposa sufriera, y que toda la carga cayera sobre ella.
Ashley exhaló y lo miró también.
Inseguridad, miedo y vulnerabilidad, todo estaba escrito en su preciosa carita, y... ¡Maldición! Esas emociones le rompían el corazón a Zac.
De pronto se dijo que no perdería los estribos. Iba a hacerse justicia, así fuera lo último que hicieran. Se lo prometió a Ashley con una densa mirada, y esperó que ella lo entendiera.
Sin embargo no podía negar que además de furioso, se sentía nervioso, y aquello era consecuencia de su frustración y temor, pues albergaba ese miedo de que Statham saliera victorioso, a pesar de que a ellos los respaldaba la verdad.
Miró en dirección a Statham.
Esa escoria se encontraba ahora sentado en la mesa de la defensa con un aire excesivamente contento y tranquilo, inclusive hasta bromeaba el muy cabrón.
Estarían juzgándolo por violación, y sin embargo se le veía muy confiado, cosa que aumentó la ansiedad de Zac.
Como si notara la mirada, Jason también lo miró, y le ofreció una sonrisa mientras sus dedos seguían tamborileando sobre los brazos de la silla como si llevara el ritmo de una canción pegadiza que sólo él alcanzaba a escuchar.
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Paz Robada® (Zashley)
RomanceRío de Janeiro... Todo un paraíso. Un lugar exótico y único, donde los días están llenos de color y vida, y las noches oscuras son iluminadas con la luz de la luna... Playas preciosas, clima tropical... Un lugar lleno de fantasías y emociones, ideal...