Capítulo 23

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Después de escuchar aquellas palabras, un nudo se formó en el pecho de Zac, mismo nudo que después estalló haciéndolo sentir una sensación de emoción que se le esparció por todo el cuerpo.

Ashley vaciló un momento, pero a pesar de la inquietud que la detenía, lo hizo.

Llevó ambas manos hasta su espalda para poder desabrochar el bonito sostén. Poco a poco se fue haciendo más flojo, hasta que las dos copas y los tirantes quedaron desprendidos de ella. De repente, llena de nervios, Ashley agarró el sujetador contra su pecho. Se miraron profundamente a los ojos. Ella notó que una vena en la frente de Zac sobresalía visiblemente y que su mandíbula permanecía cerrada. Finalmente Ashley lo hizo a un lado, y así, quedó desnuda frente a los ojos de su esposo.

El color azulado de los ojos de Zac pareció disolverse mientras la recorría lentamente de arriba abajo con la mirada.

–Joder...– sisearon sus labios en una expresión completamente de adoración.

Definitivamente Ashley tenía las redondeces adecuadas. Era una mujer extremadamente bella. Quizá más...

Era preciosa por todas partes, y él quería recorrer su cuerpo con la boca, hacerle el amor apasionadamente hasta que gimiera de placer.

Zac intentó dominarse.

>Tranquilo, amigo, tómatelo con calma, recuerda que cualquier movimiento en falso puede hacer que ella salga de esta habitación<

Inhaló y exhaló. Luego soltó más aire.

La miró y supo por la manera en que se movía que estaba conteniendo el deseo de cubrirse los pechos con sus manos, y sin embargo no lo hizo. Su respeto por ella creció... igual que crecía el ansia de tenerla completamente a su merced.

Él bajó la cabeza, y le cubrió la boca con sus labios en una demanda firme pero suave. Movió su boca hambrienta sobre la de ella, como si temiera que fuera a desaparecer de un momento a otro, y le dejara anhelante.

Ashley se entregó, quería demostrarle que no iba a echarse para atrás. Zac se dejó llevar con un gemido que la excitó y le hizo sentir calor incluso en la yema de los dedos. Sus lenguas se enroscaron y ella se convirtió en una cautiva entregada a la seducción.

De pronto Ashley sintió que las manos de Zac comenzaban a rondar por su cuerpo deteniéndose en la tela de sus braguitas. Dio un tirón, abriendo los ojos ante el deseo hambriento de las caricias mientras las manos de Zac se doblaban en sus muslos.

Zac la miró fijamente. Los ojos le brillaban de excitación.

–¿Deseas continuar?– le preguntó, y le seguiría preguntando para estar siempre seguro. No quería hacer nada que ella no quisiera.

Ashley se lo pensó unos instantes. Sí, sí quería. Ansiaba poder ser libre otra vez, y algo en el fondo de su alma le dijo que esta vez lo lograría.

–Sí, Zac–

–¿Hasta el final?–

Ella tomó aliento.

–Sí– respondió.

Zac sintió un hormigueo en su estómago. Tragó saliva.

–Bien. Avísame si cambias de opinión, ¿vale?–

Ella asintió temblorosa.

–Antes tienes que estar lista, ¿comprendes? Eres pequeña, y yo no–

Sí, Ashley comprendía, entonces sintió cuando él le quitaba las bragas, y luchó contra el impulso de cubrirse de pies a cabeza.

Zac se encontró de nuevo con una Ashley completamente depilada y perfecta.

Paz Robada® (Zashley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora