Tres meses después...
Mi embarazo está muy bien gracias a Dios, ayer sentí que se movió y me puse tan asombrada y feliz al sentirlo moverse cada vez que le hablaba, siempre me preguntaba que se siente sentir una vida moverse en tu vientre, es lo más increíble y asombroso que no se puede es explicar ni expresar con palabras. Mi vientre esta crecido como también he tenido que cambiar mi estilo de ropa por una más cómoda ya que aunque Eliot me lo niegue he subido un poco de peso y eso me molesta porque él no es sincero conmigo con ese tema, también he estado muy sensible, todo me hace llorar cualquier cosa a veces. Lo que me está haciendo difícil, es buscar una posición que me haga dormir de una vez, toda mi vida estuve acostumbrada a dormir boca abajo y si amanecía de lado era por que buscaba la forma de estar cómoda al lado de Eliot. Pero en esta ocasión ni siquiera con Eliot encuentro la posición correcta por mi vientre crecido. Lo que me encanta de Eliot es que el mismo me comprende y me ayuda a dormir cómoda, a veces tenemos que reírnos porque es increíble lo que ya estamos viviendo, hasta el mismo no puede dormir cuando empiezo a moverme mucho.
─Eliot quiero que recuerdes comprarme las fresas─ le digo mirándolo arreglarse para irse a la clínica, cuando digo que Eliot será un doctor caliente, es así.
─Te las traeré cuando venga en la noche─ me dice abotonándose la camisa, me acerco y paso mis manos por su pecho que aún está desnudo, baja sus manos a mis cintura para mirarme intenso, muerdo mi labio inferior sin dejar de acariciar su pecho hasta subir mis manos a sus hombros para mirarlo, tiene una sonrisa provocativa en los labios. Mi vientre nos divide un poco y una de las cosas que le encanta hacer Eliot es acariciarlo, parece una locura que cada vez que Eliot llega a la casa y me llama, el bebé se mueve o si el acaricia mi vientre mientras le habla.
─Te ves tan caliente─ digo sonando excitada sin dejar de mirarlo, arquea una de sus cejas─ Te aviso, que llegaras unos minutos tardes otra vez Donovan─ le digo bajando mis manos y desabotonar los pocos botones de su camisa que se había abotonado.
─Me volverás loco Ana, muy loco─ me dice encantado levantándome haciéndome enredar mis piernas alrededor de su cadera de tal modo que al sentir su erección hace que jadee sobre sus labios. Desde el transcurso de mi embarazo, he tenido mis hormonas alborotadas, gracias al cielo que tengo a Eliot para que me ayude cada vez que tengo esta necesidad de quererlo entre mis piernas, lo bueno es que no se queja. Pobre de las mujeres que estén embarazadas y no tengan a su pareja para que les ayude en el acto sexual, estoy que muchas veces Eliot entrando en la casa lo estoy esperando con ansias. Estamos como le suelo decir a Venus, como dos conejos que no se cansan de hacer el amor, pero como me resisto, Eliot no me ayuda, apenas se desnuda y ya estoy perdiendo la compostura, soy prácticamente bendecida de un hombre así.
─Tu eres el que me volverá loca─ admito uniendo mis labios a los suyos, lo beso apasionada, chupo, succiono y muerdo sus labios a mi antojo, lo escucho gemir sobre mis labios mientras mis manos juegan con sus cabello desordenado. Entreabro mis labios cuando su lengua entra en mi boca siendo una caricia con la mía robando todos mis suspiros, necesitada y buscando alivio me apego más a el de tal forma que busco fricción, el nota mi necesidad y de un momento a otro mi espalda da contra el corcho teniéndolo entre mis piernas. Nuestras respiraciones son un caos entre nosotros, el aire que respiramos es denso bajo la intensidad que emanamos, sus ojos no se apartan de los míos con ese brillo, mis manos acarician sus hombros casi desnudos y bajo la camisa blanca, se incorpora y la saca por completo, agradezco que solo lleve su bóxer, puedo apreciar su enorme erección.
Me baja el short junto con mis bragas estropeadas por la excitación, de forma tortuosa sin dejar de mirarme intenso, en el momento que lo saca por completo dejándome desnuda en la parte inferior de mi cuerpo, aprovecho rápido y me saco mi blusa y me quito el broche rápido del sostén negro quedando completamente desnuda frente a él, en el momento que lo lanzo fuera de la cama, sus ojos se oscurecen de placer mientras me mira maravillado. Al principio me sentía cohibida por el embarazo, porque sentía que mi cuerpo estaba cambiando tenía que acostumbrarme y a que Eliot me vea, pero siempre se mostró igual de encantado mirándome, me hizo tener esa confianza de mostrarme sin vergüenza con mi vientre crecido, eso hace que lo ame mucho más.
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Solo Tuya
RomanceAna Hamilton, una chica de diecisiete años rodeada de amor de madre y amigos, es reservada con sus sentimientos y la razón es por el miedo hacer abandonada o rechazada como lo hizo su padre cuando apenas era una niña, a pesar que tiene personas a su...