Capítulo 5

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Antes

-Entonces los visitaremos la semana que viene- explica Ben- La alianza se formara y cesarán los conflictos.

No le he prestado atención ni a la mitad de lo que dice, solo puedo ver a Olivia que está sentada en una alfombra especial jugando con su elefante rosado, realmente ama a ese animal, ella cumplió 1 año la semana pasada y es jodidamente hermosa.

Sus mejillas son gorditas, rosadas y totalmente besables, Ben siempre la muerde y ella le tiene un poco de miedo por eso. Bastardo. Sigue siendo pequeña para su edad, su cabello negro está más largo y Aida adora hacerle coletas que la hacen parecer una palmera. Se ríe por todo y le encanta lanzar besos con sonido, aunque yo me pongo celoso cuando lo hace, sus besos me pertenecen única y exclusivamente a mí.

El problema es que nunca ha hablado, ni balbuceado, tampoco camina, nadie se puede explicar el por qué si es una niña sana y traviesa. Olivia levanta su cabeza y su mirada se topa con la mía, se ríe con adorables carcajadas y me lanza un beso.

-Tristan ¿Me estás escuchando?- pregunta Ben mirándome mal.

-No- le respondo sin apartar la mirada de Libby.

-Nunca aceptaré que traigas a Olivia de nuevo, nadie me presta atención- se queja, volteo y veo que los demás de la manada hacen muecas para llamar su atención y hacerla reír, yo les gruño.

Centro mi atención en mi mate que extiende sus brazos hacia mí y mueve sus deditos, una señal clara de que quiere que la cargue, me levanto para hacerlo pero mi alfa se me adelanta y la sostiene entre sus brazos, ella voltea su cabecita hacia los lados para ver quien la cargó, sé en el momento exacto en que descubre que es Ben porque comienza a llorar y se retuerce en sus brazos

-Eres un idiota ¡La asustas!- trato de quitársela pero él huye de mi.

-Mira esas dulces mejillas, parecen un malvadisco- muerde su cachete con suavidad, ella llora más alto y extiende sus brazos hacia mi mientras hace un puchero

-Suelta a mi mate hijo de puta, porque sino...- amenazo

-Mira como tiem...- su frase es interrumpida por el chillido de mi ángel.

-Tri...Tri...Tri- me llama mientras llora.

-¿Habló? Habló ¡Habló!- grito y se la quito de los brazos a Ben.- Dilo de nuevo.

-Tri- suspira y acuesta su cabeza en mi hombro.

-Bueno dame las gracias- dice Ben con una sonrisa.

-Jódete.

Me transformo rápidamente, me pongo los primeros pantalones que encuentro sin importarme si son míos o de otra persona, corro hasta la casa de Aida, no he visto a Olivia en casi dos días, en un año y medio ese ha sido el tiempo más largo que hemos estado separados y eso ha sido enloquecedor tanto para mí como para mi lobo.

Estoy a unos pocos metros cuando escucho el llanto de mi Libby ¿Quién le está haciendo daño a mi bebé? Es el primer pensamiento que se me cruza por mi mente. Entro abruptamente a la casa, veo a Aida pasear con mi ángel que tiene su rostro enrojecido por el llanto.

-Ángel- susurro y se la arrebato de los brazos a Aida, ella suspira aliviada- Te extrañé mucho bebé, nunca, nunca te dejaré de nuevo- le digo y le doy muchos besos en sus regordetas mejillas, Oli inmediatamente se calma.

-Ha estado así desde que te fuiste, llora por todo y no quiere caminar ni hablar.

Desde que Libby dijo su primera palabra no ha parado de hablar, días después de que habló por primera vez, caminó y fue realmente gracioso.

Mi ángel estaba jugando con Rose y su inseparable amigo, el elefante rosado, tiene su chupete en su boca y ocasionalmente se ríe por las muecas de Rose, Ben entra en la habitación y Olivia se tensa y lo mira con desconfianza.

-¿Por qué me miras así?- le pregunta sentándose a su lado, Libby gatea alejándose de él. Me mira y lo señala con su dedo mientras balbucea.

-Ella te odia- digo con satisfacción.

-To...to...ton- balbucea Oli.

-No entiendo lo que dices- dice Ben y le quita su adorado chupete de la boca. Olivia lo mira con sus ojos llenándose de lágrimas, hace un puchero y mi corazón se rompe.

Entonces se levanta con ayuda del mueble y camina tambaleante hacia él, su chupete sale volando de su mano y cae en el suelo.

-¡Tonto!- gritó señalándolo.

Eso fue épico, creo que nunca me reí tanto en mi vida. Abrazo a Olivia contra mi pecho y me relajo.

-Tristan- sonríe ella.

-Sí bebé, estoy aquí.

El ángel del LoboDonde viven las historias. Descúbrelo ahora